"Redireccionamiento". Así optó definir el ministro de Economía, Amado Boudou, a la quita de subsidios de los servicios públicos en una improvisada conferencia de prensa que ofreció este mediodía junto a su par de Planificación Federal, Julio De Vido.
No es la primera vez que se intenta tapar con el discurso el problema de fondo que representa la evaporación de ese beneficio, presentada insistentemente como una medida que intenta corregir las "desigualdades" del modelo en lugar de mostrarla como lo que es: un ajuste encubierto para tapar el creciente déficit que viene ostentando el oficialismo en los últimos tiempos.
Con un tono de evidente malhumor, ambos ministros ocuparon más tiempo en denostar a los diarios Clarín y La Nación —por supuestas incongruencias a la hora de informar sobre el tema— que a dar cuentas sobre las novedades de marras. "Estamos sufriendo un fuerte intento de desinformación", dijo Boudou, al tiempo que De Vido cuestionó a ambos diarios porque, según él, "fragmentan las acciones como si fueran partes de un plan diferente".
"Estos dos diarios (Clarín y La Nación) buscan desvirtuar este sistema de personalización y redireccionamiento de ingresos y presentarlo como si fuera un problema fiscal. Hay un cuidado proceso de redireccionamiento que busca mantener la equidad y la competitividad", insistió Boudou.
Lo único que ha quedado claro es que la quita de subsidios ahora alcanza al alumbrado público, edificios públicos y autopistas porteñas, además de otros barrios de la Ciudad de Buenos Aires como Belgrano R, corredor Libertador, Retiro zona Plaza San Martín, Alto Recoleta y la zona de las Torres Catalinas. ¿Hacía falta una conferencia de prensa para anunciarlo? ¿Cada nueva zona que se incluya en el cronograma será mostrada públicamente con bombos y platillos?
Como sea, pareciera más sencillo anunciar cuáles serán los pocos sitios geográficos que conservarán el subsidio antes de seguir mostrando cuáles se quedarán sin el beneficio estatal. Finalmente, parece una suerte de juego macabro donde cada familia espera con los dedos cruzados que su área de residencia no aparezca en boca de los referidos funcionarios.
En tal sentido, da la sensación de que el cuestionario que permite la posibilidad de conservar la ayuda oficial es solo una mascarada para intentar tapar el malhumor que hubiera generado el mismo anuncio "a secas". Esas sospechas se hacen carne cuando se escucha al ministro Boudou anticipar con total seguridad que la quita de beneficios le generará al Estado un ahorro de $3.468 millones. ¿Cómo lo sabe siendo que son muy pocos los que renunciaron al subsidio y es impreciso quiénes pedirán conservar la ayuda? Todo indica, como puede verse, que se trata de una decisión ya tomada.
Finalmente, no puede dejar de criticarse la manera en que el kirchnerismo ha despilfarrado el superávit que generó la economía argentina durante los años de descomunal crecimiento que se dio a partir de 2003. En esos días, en lugar de invertir en infraestructura y generar un "colchón" que permitiera escapar a la penuria actual, se dilapidaron los recursos de manera discrecional y polémica.
De Vido asegura que parte del dinero que ahorre el Estado con esta nueva medida será utilizado para avanzar en obras que permitan mejorar la situación de millones de argentinos que no tienen acceso a recursos básicos. ¿Hubo que esperar más de ocho años para darse cuenta de esa realidad? ¿Por qué el oficialismo insiste en hablar como si recién llegara al poder?
Por lo visto, en los últimos años hubo una fiesta que disfrutaron unos pocos. Hoy esa factura la pagamos los mismos de siempre, aún cuando nunca participamos en ella.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1