Distendido y movedizo. Así se lo pudo a ver a Mauricio Macri en su visita a Mendoza, donde no se privó de dar una arenga política a la juventud del PRO al tiempo que daba puntuales entrevistas a los principales medios de la provincia.
Vestido con una camisa azul que caía por fuera de su pantalón blanco, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires respondió a todas las preguntas efectuadas por este cronista en el imponente complejo Arena Maipú de Mendoza.
Por momentos se mostró incómodo y en ocasiones —breves— se permitió un lugar para el humor. Se mostró molesto cuando debió referirse a las causas judiciales que lo aquejan, aunque finalmente se distendió. Fue cuando vaticinó el resultado del partido Boca-River que se llevará a cabo esta noche.
-¿Puede decirse que su visita a Mendoza tiene que ver con forjar acuerdos para una construcción política de cara a 2015?
-El día que gané en la Capital Federal me comprometí a seguir trabajando para la unidad de todos los argentinos, la Ciudad de Buenos Aires es la capital de todos los habitantes y hay una demanda histórica de que la Ciudad se acerque al resto del país. Esto puede derivar en que haya propuestas políticas comunes, pero como mínimo tiene que terminar en que haya trabajos comunes.
-Sin embargo, hace instantes Emilio Monzó, que es de alguna manera el cerebro de su campaña, me comentó que su visita tiene que ver solo con acuerdos de cooperación y que la construcción política pasa por otro lado.
-Exacto, es como dice Emilio. Se trata de demostrarle a los argentinos que sus dirigentes podemos hacer cosas juntos por más que pertenezcamos a distintos partidos. Para 2015 falta mucho, y como siempre digo son más las cosas que a los argentinos nos unen que las que nos separan. Hay que dejar a poner el acento en la diferencias y marcar la nota en las coincidencias.
-Usted se ha “mezclado” con gente partidos como el radical y el demócrata, ¿hay algún límite en el armado de poder?
-Esta todo mezclado en la política, más allá de que las etiquetas ideológicas como “izquierda” y “derecha” son medio viejas. Sí, en los partidos tradicionales está todo muy mezclado; mi límite es el clientelismo. No creo en un Estado que anule a los ciudadanos, sino en aquel que los estimula y les da los instrumentos para progresar. Nuestro límite es una Argentina aislada, sino con una Argentina dinámica de cooperación y trabajo intenso con Brasil, con Chile, abierta al Pacífico. Un Estado que tenga como objetivo invertir, y no despilfarrar y gastar. Esos son mis límites, después, si alguien militó en el radicalismo, peronismo o si nunca hizo política no es relevante, lo importante es coincidir a futuro y no en el pasado.
-Pero usted no debe estar ajeno a que en el propio radicalismo se ha generado un debate y una especie de división por aquellos dirigentes que se han acercado a usted.
-Siempre he sido respetuoso con todos los partidos, el PRO siempre ha estado abierto a dirigentes de todos los partidos a todos los ciudadanos que se han dado cuenta —como Miguel Del Sel, por ejemplo— de que si no tenés participación política, no te podés quejar del país que tenés. Eso desde la política se puede mejorar. Analicemos: Daniel Angelici, presidente de Boca, es militante del PRO y radical de toda la vida, al igual que Pinky o Laura Alonso. Este es un espacio que suma en base a un proyecto común.
-Usted es una de las tres personas con más relevancia nacional de cara al 2015: Cristina Fernández en una eventual re-reelección, Daniel Scioli y usted. ¿Cómo gravita en esa imagen positiva que usted enfrente el escándalo del caso Martins y el de las escuchas telefónicas que hoy reposa en el juzgado de Oyarbide?
-Partiendo del tema de las escuchas, causa por la cual estoy procesado, los jueces deberían preocuparse mucho, porque la mayoría de los porteños me votó a pesar de haber mantenido esta ridícula acusación. Esa es la mejor demostración de cómo resultó esa operación kirchnerista.
-¿Usted insiste con que eso fue una operación del kirchnerismo?
-No tengo duda, y no es la primera vez que lo digo.
-¿Y en cuanto al caso Martins?
-No sé quién estará detrás, pero seguramente alguno de ellos. Es otro disparate, no conozco ni a Lorena Martins, ni a su papá y jamás hemos recibido aportes de campaña a nuestro partido por parte de estas personas.
-Sin embargo, su demora en aclarar la cuestión ha sido llamativa.
-La verdad, es que no fue tomada con seriedad. El delito que se denuncia es un delito federal: proxenetismo y trata de personas; donde está involucrada la Policía Federal, dependiente por esa fecha de Aníbal Fernández. Lo tomamos como algo anecdótico y un intento de desviar la atención frente a un delito grave.
-¿Cómo es su relación con el Gobierno nacional, siendo que en un momento parecía haber cierta sintonía y ahora se ha perdido?
-Nosotros mantuvimos la misma vocación desde el primer día: ayudar a que a la Presidenta le vaya bien, si le va bien a ella nos va bien a todos. En la medida a que a nosotros nos dejen ayudar, estaremos ahí y resolver los temas que tenemos en conjunto, seguridad, transporte educación…
-Pero se ve que lo están dejando solo…
-Y sí, pero el tema económico como inflación y relaciones comerciales es tema de ellos y parece que tienen una línea muy definida del tema.
-Si usted debiera definir su campaña de acá al 2015, ¿cuáles serían esos ejes principales para llegar a toda la Argentina, teniendo en cuenta que en muchos lugares no lo conocen?
-Creo que la gente ya me conoce, pero la idea es difundir este optimismo que tengo en cuanto a nuestro futuro, que depende de todos nosotros y de lo que creían nuestros abuelos: esfuerzo, trabajo y participación activa. No creer que todo pueda venir de arriba.
-¿Qué pasa con Gabriela Michetti? Se la ve distanciado de ella y ha trascendido un supuesto acercamiento al gobierno nacional por parte de su ex vicejefa de Gobierno.
-(Risas) ¡Ah! Eso sí que es original, nunca escuché nada parecido. No, está todo perfectamente bien y tengo contacto con ella frecuentemente. Hace poco vino a comer a casa con su novio.