Cristina no pasa por su mejor momento. Las negociaciones con Irán la han arrojado al abismo de la impopularidad y el referéndum que hoy se hará en las Islas Malvinas promete ser un nuevo revés para los planes de la Presidenta.
Ello no es todo: Daniel Scioli inició hace semanas extensas conversaciones con Eduardo Duhalde y algunos referentes del sector más duro del PJ de la provincia de Buenos Aires. En esas charlas —de las cuales no es ajena la propia Cristina— se destacan los ruegos reiterados para que el gobernador bonaerense deje de una vez y por todas de estar alineado al kirchnerismo.
Scioli no se siente seguro de hacerlo. Sin embargo, hay dos datos que preocupan hoy a Cristina: primero, que el mandatario no diga definitivamente que “no”; segundo, la calidad de las extensas conversaciones con Duhalde. ¿Qué pasará si antes de octubre Scioli decide romper con el PJ tradicional? ¿Quién podría reemplazar al siempre bien ponderado Gobernador?
El único “plan B” del oficialismo en caso de que ello ocurriera, es utilizar la figura de la desgastada Alicia Kirchner, lo cual es sinónimo de derrota segura. Por eso, Cristina ha ordenado cerrar el grifo de dinero a la provincia de Buenos Aires a efectos de ahogar a Scioli.
Al mismo tiempo, Gabriel Mariotto se encuentra presionando a este último para que se comprometa a ser cabeza de lista de Diputados bonaerenses. Un detalle a ese respecto: esta vez no sería de manera testimonial.
Quien escribe estas líneas lo anticipó a principios de 2012, en una nota que reveló la estrategia del Gobierno de cara a las legislativas de este año. “Ha trascendido que a Scioli se le pedirá que encabece la lista de diputados bonaerenses del entrante 2013 (esta vez no será de manera testimonial). De esa manera, el mandatario tendría que asumir su banca y dejar su cargo al frente del Ejecutivo comunal”, se publicó entonces.
Esa estrategia está más fuerte que nunca, aunque con un condimento adicional: no sería Mariotto quien quedaría al frente del Ejecutivo bonaerense, sino el siempre inefable Sergio Berni, tercero en línea de sucesión por ser vicepresidente primero del Senado.
El plan es interesante —jamás brillante— pero nunca funcionará. Es imposible pensar que Scioli deje su cómo cargo al frente de la gobernación de Buenos Aires para “descender” a la función de mero legislador. ¿Quién sería tan imbécil teniendo intenciones de ser Presidente de la Nación en el cercano 2015?
Cristina insistirá en su presión de todos modos. Lo hará, como se dijo, a través de la extorsión financiera. No será el único tópico: la mandataria se enfocará en dos de los talones de Aquiles del gobernador. Uno tiene que ver con los datos de la publicidad oficial de la provincia; el otro, con las denuncias por violaciones a los derechos humanos que se dan en el mismo territorio. ¿Tolerará Scioli tamaña presión? Imposible saberlo.
En estas horas, de todos modos, Cristina está enfocada a otras cuestiones, aunque de manera meramente temporal. La muerte de Hugo Chávez la sumió en una especie de depresión de la cual no termina de salir.
Quienes la frecuentan aseguran que la mandataria no pudo evitar revivir lo sucedido al momento de fallecer su marido, Néstor Kirchner.
Lo único “positivo” de la desaparición del bolivariano podría ser la posibilidad que se le abre a Cristina de ocupar el lugar que este dejó vacío en la región, pero eso tampoco podrá ser. La siempre moderada Dilma Rousseff ya se encargó de ocupar ese sitio. Mala suerte para Cristina.
Como sea, con un escenario político similar al de 2009 y una economía que hace agua por todos lados, la Presidenta vive uno de los momentos más complicados de su vida. 2013 será una suerte de prueba de fuego para su gestión.
En tal sentido, Cristina no es nada optimista. Sabe lo que vendrá y, por eso, ya les reiteró a sus hombres más cercanos: “No cuenten conmigo para 2015”.
Más claro echarle agua… Evián.
Christian Sanz
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