Es un hecho: la muerte de Mariano Benedit se encamina directo a ser caratulada como "suicidio".

Ello, según las señales explícitas e implícitas que viene manifestando la titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°19, Graciela Alicia Bugeiro, a cargo de ese expediente.

En ese sentido, fue decisivo el “hallazgo” de la vaina servida que salió del arma que mató al asesor financiero, justo en el centro de la escena donde apareció el cuerpo, entre pastizales de la Costanera Sur.

La aparición del casquillo fue más que oportuna y se sumó a la prueba supuestamente positiva del barrido electrónico sobre la mano derecha de Benedit.

Lo curioso es que durante todo el día jueves se rastreó el mismo lugar y nada se halló, a pesar del enorme despliegue de la policía y hasta el uso de un infalible detector de metales.

Muchos se preguntan entonces, incluida la familia del financista asesinado: ¿Fue casual que apareciera en escena el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni? ¿Es coincidencia que llegara justo antes del hallazgo?

Para el perito balístico Jorge Locles, uno de los más prestigiosos del país, no es claro lo que pasó con el casquillo; tampoco la posición en la que fue encontrado el cuerpo de Benedit.

"No puede ser suicidio porque en los primeros rastros vieron un arrastre de cuatro metros, tenía el cuerpo estirado con los pies juntos. Cuando alguien se suicida no cae como un tronco para atrás, cae despatarrado. No se encontraba la vaina, que la buscaron tres días, tiene que estar como máximo a un metro y medio del cadáver. No había rastro de que alguien más estuviese con él, pero tampoco había huellas de él", afirmó a este medio y aseguro sin dudar: "Berni exigió que apareciera la vaina y eso ocurrió".

Locles jura que para él se trató de un asesinato. Al mismo tiempo, cuestionó la manera en que la Justicia lleva adelante la investigación: "Ante una muerte incierta, primero se investiga el homicidio, después el suicidio, después el accidente. Para mí es homicidio. ¿Por qué no había masa encefálica en el lugar?".

La familia del financista opina igual: están seguros de que Mariano Benedit fue asesinado y que se intentó hacer pasar esa muerte como un hecho provocado por voluntad propia.

Una de las que parece querer alimentar esa teoría es la fiscal Bugeiro, quien no deja de aportar comentarios a los medios de prensa. Todos, curiosamente, alejados de la posibilidad de un homicidio.

Por caso, la funcionaria dejó trascender este viernes que el financista enfrentaba una "situación financiera comprometida".¿Qué necesidad tenía de hacerlo? ¿Cuánto colabora que ese dato se haga público para echar luz a esta cuestión?

En el mismo contexto, apareció un oportuno testigo que juró haber visto a Benedit en el Casino Flotante. La mentira duró poco: cayó por completo cuando se conocieron los registros de las cámaras del lugar.

Dicho sea de paso, ¿por qué se demora tanto el análisis el contenido de la treintena de cámaras de seguridad de la zona donde apareció el cuerpo del financista? ¿Por qué Berni exigió ser el primero en observar lo que allí se ha registrado?

Más allá de las especulaciones, lo que se sabe con certeza es que Benedit había retirado cerca de 150 mil dólares de una caja de seguridad familiar poco antes de ser asesinado, algo atípico para alguien que está pensando seriamente en quitarse la vida.

Lo mismo debe decirse del arma que portaba consigo, la cual contaba con un cargador que tenía 14 balas. Es lo más alejado a la conducta de un suicida, casi de manual.

Por otro lado, llama la atención que sigan sin aparecer, ni el dinero, ni la moto Honda Tornado 250 color blanca que pertenecían a Benedit. Tampoco hubo hasta ahora rastro alguno de la pick up Toyota Hilux que también era de su propiedad.

Todo lo antedicho mueve a la más básica sospecha, sobre todo si se tiene en cuenta que “alguien” se encargó de vaciar por completo las computadoras del financista y que, al mismo tiempo, se trató de tapar que este manejaba una cueva financiera en la zona más granada del microcentro (imposible que esta operara sin complicidades de alto nivel).

En ese mar de suspicacias, es llamativo que el socio de Benedit haya sido tan errático a la hora de aportar información. Asimismo, mueve a la sospecha que se focalizara en insistir que este ostentaba el “triple de deudas” que el dinero que realmente tenía en su haber.

Como sea, la verdad saldrá a la luz cuando se dejen de lado todas las versiones interesadas y la familia del financista revele aquellas cuestiones que hasta ahora ha callado por aparente temor.

Cuando se crucen los llamados telefónicos que Benedit acopió en su celular los días previos a que lo mataran, se entenderá el miedo que muestra el clan.

Allí, aparece la sombra del lavado de dinero de actividades ilícitas, la compra venta de dólares falsos y una trama que culmina con la venta de drogas de foráneos "inversores".