Desde hace unas semanas, se me ocurrió incursionar en la experiencia que brinda la aplicación Periscope, donde se puede hacer transmisiones en vivo y en directo.
La lógica es similar a la de Twitter —de hecho, pertenece a esa misma firma—, donde uno tiene una cuenta personal que puede ser seguida por otros usuarios. A su vez, al igual que en esa red social, se puede seguir a otros.
Es un canal de video que no tiene intermediarios y donde las personas que miran las transmisiones que uno realiza pueden interactuar mientras dura el evento de marras.
Por ahora, se trata de una app con severas limitaciones —por caso, no hay manera de embeber la transmisión que uno efectúa para subirla a la web—, pero que ostenta puntuales beneficios, muchos de los cuales deberían ser tenidos en cuenta por aquellos que se dedican —nos dedicamos— al periodismo. Por ejemplo:
-A diferencia de la TV, Periscope permite una interacción única con aquellos que siguen nuestra transmisión. Los nuevos “televidentes” 2.0 pueden enviarnos mensajes mientras nosotros nos filmamos.
-Al mismo tiempo, se puede saber cuánta gente está siguiendo lo que estamos emitiendo, sin necesidad de contratar empresas que miden el rating. También podemos conocer cuántos de ellos reprodujeron nuestra transmisión una vez que esta finalizó.
-Uno puede dosificar los tiempos como le plazca. Se puede transmitir unos segundos, puntuales minutos o incluso varias horas.
En síntesis... en un futuro no tan lejano, serán los usuarios los que tomen la batuta e impongan los temas que les interesan. La “agenda Setting” ya no será de dominio de los grandes medios, sino de los que hoy simplificamos como meros “televidentes”.
Es sencillo: si ustedes pudieran elegir, ¿qué preferirían? ¿Escuchar a un periodista que nos exige un formato y horario determinados para verlo, sin posibilidad de explicarle nuestras propias preocupaciones coyunturales? ¿O alguien con mayor versatilidad y posibilidad de interacción, que responda de manera directa nuestras dudas más básicas? La respuesta es obvia.
Ese es el contexto en el que hay que entender Periscope. Aquellos que no lo hagan, tendrán los mismos problemas que ostentan en estos días los empresarios de medios frente al avance feroz de las redes sociales, especialmente Facebook.
Como digo siempre, el periodismo tal y como lo conocimos durante siglos, está muriendo. Y lo hace con una rapidez que abruma.
Los dueños de los medios tendrán que adaptarse con la misma rapidez. Como dice una vieja y conocida frase, es cuestión de mutar o perecer.
Y, antes de que me olvide, les muestro cómo es una transmisión en Periscope. Es la última que hice, en mi casa, de manera improvisada, analizando un tema espinoso: el eventual lavado de dinero en la campaña de Cristina Kirchner de 2007.
Si la emisión se viera a través del celular, podrían observarse todas las interacciones que hubo con los que participaron (casi 200 personas). Sin embargo, al ser una versión “web”, solo podrán verme a mí en medio de mi catarata interminable de palabras.
Espero que les guste y, principalmente, les sirva para tomar la decisión de sacar su propia cuenta en esta grandiosa aplicación llamada Periscope.
http://twitcam.livestream.com/ Periscope no es inclusivo.
Me parece una gran herramienta. Yo ya llevó tres días viendo tus transmisiones. La última la tuve que ver luego de que finalizara, ya que internet en mi ciudad esta monopolizada por Speedy y su servicio deja mucho que desear. Es muy gratificante poder comentar y emitir opinión en tiempo real. Muchas gracias y ... Seguí así! Un abrazo.
El problema es que se necesita un celular de ultima generación con androi , tengo uno inteligente con androi de hace 2a y me dice q no es versión para mi celu.
Realmente me parece bien esa nueva herramienta. Delante!!!-Para los que tienen Tel. de punta. Por otro lado me imagino la cataráta de mensajes con faltas de hortografía.