La noticia podría parecer menor: un narcotraficante salteño que era buscado desde hace ocho años por homicidio, comercio de estupefacientes —entre otros delitos—, fue detenido esta tarde en la localidad bonaerense de Parque Leloir por Gendarmería Nacional.
Se trata de Reynaldo Delfín Castedo, apresado a bordo de una camioneta Toyota Hilux cuando circulaba por esa localidad del partido de Ituzaingó, en el oeste del conurbano.
El hombre está acusado de ser el autor intelectual del crimen de Liliana Ledesma, asesinada el 21 de septiembre de 2006 en Salvador Mazza por resistirse junto a otros pequeños productores a ser desalojados de los caminos vecinales por donde se traficaban toneladas de cocaína.
Quien escribe estas líneas, investigó —y desnudó— la trama hace diez años en este mismo portal a través de una nota que no careció de detalles escabrosos. Entre otras cosas, este periodista reveló que Ledesma también era informante de algunas fuerzas de seguridad en temas de narcotráfico.
El artículo referido produjo un verdadero tembladeral político en Salta y provocó algunas reacciones en cadena: desde la renuncia de un diputado llamado Ernesto Aparicio hasta el enroque de media docena de funcionarios de esa provincia por parte del entonces gobernador Juan Carlos Romero.
De a poco, los medios de comunicación —nacionales y extranjeros— fueron sumándose a la denuncia de lo sucedido y apareció en el candelero la figura de Castedo y su hermano, también acusado de ser instigador del homicidio de la informante Ledesma.
En este marco, Romero intensificó en esos días su estrategia para despegarse del escándalo: luego de soltarle la mano al diputado (y presumiblemente narco) Ernesto Aparicio, lo eyectó de su cargo al exintendente de Salvador Mazza, Francisco Ibáñez a través de la resolución 069/06.
Drogas y poder
La idea de que Salta es una de las provincias donde el poder político está vinculado por excelencia a la venta de drogas no es antojadiza. Hay un largo historial de hechos acaecidos en los últimos años que dan cuenta de ello. Primeramente, hay que tener en cuenta que es una provincia ubicada de manera estratégica para ingresar narcóticos al país, lo cual fue aprovechado históricamente por grandes barones de la droga utilizando como reaseguro el financiamiento a ciertos gobernantes y políticos salteños de turno.
El primer indicio fuerte se dio a mediados de los años 80, cuando se estrelló un avión perteneciente al entonces gobernador de Salta, Roberto Romero —padre del exmandatario provincial—, en la zona de San Antonio de los cobres con 200 kg de cocaína. Todas las miradas se dirigieron al mandatario, quien jamás pudo quitarse el mote de "narco", ni siquiera después de fallecer en un sospechoso accidente.
Los días de gloria de Romero coincidieron con el período en que nuestro país pasaba a ser "productor" de narcóticos y dejaba de ser lugar de "tránsito".
Fueron los días en los que se hicieron fuertes los grandes capos del tráfico de estupefacientes como los hermanos Castedo, quienes comenzaron a "bancar" algunas campañas políticas a cambio de poder moverse con tranquilidad en su negocio.
"Tanto la candidatura de Ernesto Aparicio como la de (el exintendente de Salvador Mazza) Francisco 'Pancho' Ibañez fueron financiadas por los narcos, aunque este último ahora haya tomado distancia del clan de Castedo (...) Otra de las personas vinculadas a ellos es el ex diputado salteño Juan Carlos Outes, quien más de una vez se reunió en Salta con Aparicio y Castedo. Te cuento ahora esto porque la causa ya está ventilada, es más, creo que ya no se podrá arribar a nada", confesó un investigador salteño a este periodista con gran escepticismo en 2006.
Horas antes, otro informante había aportado su cuota de certeza: "Aparicio siempre fue pichón del PJ en Salvador Mazza y no se descarta que haya solventado alguna campaña al poder, no te olvides que cuando agarraron al comisario (Jorge) Montoya con 50 kilos en Tartgal, se bajaron de la candidatura (Juan Carlos) Romero y (Carlos) Menem. También cayeron otros 50 kg en manos de un funcionario judicial de tartagal y ex concejal (Luis) Nezis. Un refrán criollo que dice cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, de la noche a la mañana Aparicio, auspiciado por Castedo, fue asesor del gobernador de Salta (Romero)."
¿Casualidad? Pareciera que no. Sobre todo si recordamos que Romero (padre e hijo) aparecen desde hace años en los archivos de la DEA norteamericana por sus vínculos con el mundo de las drogas.
En el mismo sentido, a fines de los años 70, apareció el nombre de Romero padre vinculado al mundo de los narcóticos en la página 103 del libro Mamá Coca del periodista Anthony Henman: "(…) Es, no obstante, de la vecina Argentina de donde han provenido las más asombrosas revelaciones de implicaciones a alto nivel en el negocio de la cocaína, indudablemente, no con respecto a los actuales gobernantes militares, altamente paranoicos y ultra reservados, sino con relación a personajes que predominaron en el último periodo de la presidencia de Isabel Perón. La historia fue revelada por el servicio de informaciones del ejército en las vísperas del golpe de 1976 e incluía a una serie de prominentes figuras del ala derechista del movimiento peronista, entre los que figuraban el ignominioso Ministro de Bienestar Social, López Rega; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Vignes, y una corte de figuras secundarias como el Ministro Raúl Lastiri, el senador Cornejo Linares, el director del diario 'El Tribuno', Roberto Romero (...) Operando una serie de bien equipados laboratorios de cocaína cerca de Salta, en la frontera con Bolivia, estas figuras controlaban una red de gran alcance que utilizaba la Policía Federal para la distribución interna en el país y la cobertura del servicio diplomático para la consolidación de una ruta segura para las exportaciones."
Demasiadas coincidencias.
Desarmadero salteño
En los últimos años, al tiempo que el narcotráfico se ha ido incrementando en la provincia de Salta (y, por qué no, en el país) se han ido desarticulando los controles de las fuerzas de seguridad y se ha separado de su cargo a aquellos que han demostrado sobradamente tener intención de acabar con el flagelo de los narcóticos.
Uno de ello es el comandante de Gendarmería Eduardo Aníbal Maiztegui, quien fue separado de la fuerza luego de haber desempeñado un destacado trabajo de investigación en las célebres operaciones "Carbón Blanco" I y II. Lo mismo le sucedió al comandante Jorge Horacio Jalley, jefe de la Region III en Córdoba.
"Ambos hombres estaban para ser directores de la fuerza, pero alguna influencia del poder motivó su alejamiento, creo que le han pagado muy mal a esos hombres. A la persona que dirigió las investigaciones también lo sacaron de escena. Lo enviaron a uno de los países de América Latina donde se fabrican toneladas de cocaína por día", confesó una de las fuentes consultadas por este medio en consonancia con media docena de testimonios recabados para el presente artículo.
Otro de los informantes fue más directo: "Yo estaba investigando a Castedo y me sacaron de circulación sistemáticamente", aseguró a este periodista.
A pesar de la protección del exgobernador Romero, los Castedo siempre han mantenido perfil bajo, pero una investigación italiana los puso en el máximo nivel de exposición. Se trata de un artículo publicado por el diario romano Il Giornale, sobre una red de tráfico internacional desbaratada hace pocas semanas en Europa. Allí se dan detalles del envío de cocaína desde nuestro país hacia el viejo mundo a través de una organización denominada "el cartel de los Losano". Quien aparentemente recibía la droga era un tal Morgan Marco Ulivieri, hijo de una condesa italiana.
"El propietario del cartel es la familia Losano, que gestiona sus actividades comerciales como el holding Losano Corporation (...) Se utilizaba la red comercial del carbón vegetal para el tráfico desde Sudamérica. El jefe oculto de la droga es Reinaldo Delfín Castedo, quien pasaba los fines de semana en Milán con Ulivieri", señala la nota.
La pata argentina de la cuestión ya fue extensamente revelada por este periódico a través de tres artículos donde abundan datos y nombres concretos. A lo ya publicado habría que agregar lo comentado por un investigador que se encuentra en Salta desde hace varios años investigando a Castedo y su gente.
"Te comento que el testaferro de Delfín Castedo, Alberto Yudi, juntamente con Ajaloni, están comprando tierras en lado boliviano, sobre el Río Itaú y Tarija para formar su area protegida tal como Ipaguazú, que le costó la vida a Liliana Ledesma, entre otras personas. Ajaloni tiene una panadería en calle San Martín en el mismo edificio donde funciona el supermercado San Jorge, sucursal Tartagal de Alberto Yudi, atendido por su mujer llamada Blanca Aguilera. A las cuentas de estas personas ingresa el dinero de la droga de Castedo y Aparicio", aseguró el privilegiado informante.
En el contexto de los bolsos, la droga y los vínculos de los narcos con la política kirchnerista, no hay nada que deba sorprender.