Todo empezó cuando el Poder Ejecutivo dio de baja puntuales pensiones a personas con discapacidad, a través del Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Carolina Stanley.
Ello a través de la apelación a un decreto de 1997 que reglamenta el artículo 9 de la ley 13.478 a la Convención de los Derechos de Personas con Discapacidad.
Rápidamente, la discusión escaló a las redes sociales, donde la grieta se mostró a full: por un lado, aquellos que criticaron la decisión del macrismo por “insensible”; por el otro, los que acusaron al kirchnerismo de haber “regalado” pensiones por doquier a quienes no las merecían.
Valga mencionar que una cosa no quita la otra: si bien es cierto que los Kirchner otorgaron cientos de beneficios “flojos de papeles”, el gobierno nacional no estuvo a la altura de las circunstancias.
¿No se tendría que haber hecho una especie de censo para saber quién debe cobrar y quién no? ¿No era acaso lo más prolijo?
Me constan una veintena de casos —debe haber muchos más— de personas a las que les quitaron sus pensiones aún cuando cumplen los requisitos pertinentes (Para colmo, ni siquiera les avisaron que habían quedado fuera del sistema).
El macrismo se suele quejar cuando lo acusan de insensible, pero es lo que demuestra con este tipo de medidas.
Insisto: no niego que pueda haber casos de pensiones por discapacidad mal otorgadas, pero el método para detectarlas debe ser cuidado y puntilloso.
El gobierno abunda en desaciertos de este tenor, y ya empieza a preocupar. Los jubilados pueden dar cuenta de ello a través de las medidas del PAMI.
¿Qué nos enteraremos la próxima vez? ¿Con qué nueva “mala nueva” saldrá el oficialismo en el mediano plazo?
Sorprende que alguien como Macri pueda equivocarse una y otra vez y se tome estos temas con tanta liviandad. Lo grave es que los perjudicados siempre son los más débiles, los necesitados. Jamás se pone en aprietos a los poderosos: todo lo contrario, se los beneficia con quita de retenciones y otras cuestiones.
¿Qué más puede agregarse? Como dijo alguna vez el poeta y rapero Pablo Hasél, “normal que no me entiendan los insensibles, con vidas fáciles, creyéndose triunfadores, por el materialismo que exhiben.”