En la madrugada del 20 de abril de 1994, Poli Armentano, el rey de la noche, caminaba con paso firme hacia su domicilio. Nada se escuchaba en el silencio cerrado que lo envolvía, hasta que una voz conocida pronunció su nombre... El estruendo del disparo y el impacto de una bala en la cabeza de Poli hicieron que este se desplomase en medio de la calle.
Una hora más tarde, débil y aferrado al hilo de vida que lo sostenía, logró llegar hasta su edificio. Pero el camino sin regreso ya había comenzado. Dos días después fallecía en el hospital Fernández.
La causa Armentano presenta una explosiva mezcla de drogas, política y poder que no podrá ser descubierta fácilmente, ya que involucra a personas muy importantes de diferentes ámbitos y tal vez sea esta la razón por la cual, en el silencio de la complicidad, muchos boguen para que nada se descubra, para que todo siga igual.
Recordemos que, horas antes de que lo balearan, Poli había compartido una cena en el restaurante El Mirasol con Guillermo Cóppola y Ramón Hernández. El propio ex presidente Menem estuvo a punto de participar de la reunión. Venía con Hernández de un día de fútbol en la quinta de Alejandro Granados en Ezeiza y llegó a entrar al restaurante, pero se retiró cuando vio que había demasiada gente.
La oportuna investigación realizada por quien escribe estas líneas, demostró que el autor del disparo contra el empresario bailable fue un sicario del mediático Guillermo Cóppola, llamado Diego Emiliano Corzo (1).
Corzo, alias Cheto, es un personaje por demás conocido en el mundillo policial. Estuvo detenido varias veces y registra antecedentes en más de una decena de causas durante los últimos 15 años, cuando estuvo acusado de hurtos de automotor, contrabando, narcotráfico, asociación ilícita y falsificación de documentos. Así lo define Jorge Enrique Guzmán, comisario inspector de la policía de Buenos Aires: “El 'cheto' es una persona que resulta totalmente engañosa, ya que tiene una apariencia correcta, rasgos delicados, buena presencia y un trato socialmente apreciable. Ello no obstante es persona de armas llevar y lo considero en extremo peligroso ya que carece de escrúpulo. Se ha enfrentado reiteradamente a mano armada con aguerridas comisiones policiales. Luego de quedar herido en una pierna corrió no obstante varios kilómetros a campo traviesa empeñado en defender su libertad a cualquier costa”.
Drogas en Europa
Esta semana, el nombre de Corzo volvió a ser noticia, al aparecer involucrado en un operativo antidrogas en España. Así lo contó diario La Nación el miércoles 12 de octubre: "Cuatro meses después de que se secuestraron en Valencia 1500 kilos de cocaína que llegaron a España por barco desde la Argentina, ocultas en bolsas de carbón, la policía italiana detuvo ayer a 31 personas acusadas de integrar la red internacional de narcotráfico que se encargaba de distribuir esa droga en Francia y España.
Entre los detenidos se encuentra el argentino Diego Emilio Corzo, de 34 años, quien fue arrestado hace dos días en un sótano de Ibiza, España, donde fueron encontrados unos 1000 litros de precursores químicos utilizados para refinar la pasta base y convertirla en clorhidrato de cocaína (...) Este procedimiento se realizó sobe la base de una investigación de la fiscalía de Trento, en el norte de Italia, que terminó con el arresto de 25 personas en ese país y 35 en los restantes. En total fueron incautados 2,5 millones de euros y unas 110.000 pastillas de éxtasis. Todo el proceso de investigación se realizó durante un año y medio.
La investigación de la fiscalía permitió descubrir un importante tráfico de estupefacientes procedente de la Argentina y Holanda, que a través de España y Francia llegaban a Italia, dijeron los policías italianos. La droga se distribuía preferentemente en las regiones de Lombardía, Piamonte y el Trivéneto, que abarca las regiones de Trentino-Alto Adigio, Friuli-Venecia-Julia y el Véneto.
Los agentes arrestaron a uno de los presuntos abastecedores de la droga, supuestamente vinculado a la Ndragheta, la temida mafia calabresa.
(...) La droga que comercializaba esta red provenía de la Argentina. Había salido oculta en bolsas de carbón vegetal, que viajaban por barco en contenedores que llegaron al puerto de Valencia.
En la Argentina fueron detenidas, acusadas de integrar esta organización, 21 personas, 17 de las cuales quedaron procesadas, dijeron fuentes allegadas al caso. La droga provenía de Perú, aunque se sospecha que fue producida en Colombia.
Los policías italianos dijeron que la investigación permitió descubrir una cocina de cocaína en la zona de Morón, pero el hallazgo que se efectuó aquí ocurrió el año pasado y en la zona de Moreno, sin relación con estas investigaciones".
A las pocas horas de que ocurriera la detención del Cheto, una fuente calificada de España se comunicó con este periodista y le comentó que "Diego Corzo en Ibiza se publicitaba como hijo de importante familia argentina, hijo de terratenientes con descomunal patrimonio".
La duda se hizo inevitable ¿De dónde provendría ese dinero "descomunal"?
Corzo que no es carnaval
Roberto Polito no parece abogado. La primera vez que lo vi estaba vestido con una camisa floreada y sus ademanes se asemejaban más a los de un adolescente que a los de un letrado.
Fue imprevistamente, en medio de una charla muy cordial, cuando Polito me confesó que “una vez en el despacho del (ex) juez Trovato pude leer parte de la desgrabación de una conversación telefónica entre Cóppola y Ramón Hernández en la que Cóppola le dice al secretario de Menem: ‘mirá que si yo caigo, te hago caer conmigo’”. No era un secreto para mí. Sabía que existía más de una grabación que vinculaba a Cóppola y Hernández en particulares “fiestas”.
Quien escribe estas líneas estaba en esa etapa más interesado en saber sobre el autor material que sobre el autor intelectual de la muerte de Armentano. Fue entonces que pregunté al mediático abogado sobre dicha cuestión. Sin dejarme concluir la pregunta me aseguró que para él “el asesino (de Armentano) es Diego Corzo, un chico que vendía drogas en uno de sus boliches y que Poli echó en más de una oportunidad. Le dijo: ‘si querés vender droga andá a hacerlo al estacionamiento”.
Luego de aquella vez escuché nombrar a Corzo en más de una oportunidad. Seguir su rastro no fue nada fácil, pero más de una fuente del ámbito de la farándula me ha confirmado la realidad de que el citado vendía drogas en El Cielo. “(Corzo) solía estar en una de las mesas del fondo del boliche”, me asegura un conocido conductor televisivo, en perfecta coincidencia con otras fuentes.
Prosigue Polito: “el nombre de Diego Corzo fue brindado en principio por un detenido en la provincia de Buenos Aires: Carlos Hugo Kolosko quien dio algunos datos precisos al juez Trovato”.
Era cierto. Kolosko había asegurado en sede judicial que Armentano era solo “un lavador de poca monta” y que había comenzado a “buchonear” para la DEA, motivo por el cual Cóppola había contratado a Diego Corzo y a un tal Hector Tabi Fernández con el propósito de liquidarlo.
“Es una causa que llega arriba seguro”, me comenta una persona que conoce muy bien el expediente, agregando que “Corzo era amante de Zulemita (…) y Tabi Fernández era guardaespaldas de Carlitos (Menem). Imaginate que esto llega arriba seguro y, aunque los Menem no tengan nada que ver, tienen que salir a tapar todo”.
Vino entonces a mi cabeza un dossier de los servicios de Inteligencia que me había llegado al principio de mi investigación sobre Corzo. El “paper” decía textualmente:
“Diego Emiliano Corzo, más conocido como el ‘Cheto’ ha sido considerado por la policía como un delincuente muy peligroso y con espíritu de liderazgo suficiente como para comandar una banda de narcotraficantes desbaratada en 1991 que se dedicaba al robo de automotores que luego eran canjeados por droga en Bolivia y Paraguay. Cuando el grupo liderado por Corzo fue desarticulado por la policía, se estableció que una de las motos en poder de la banda pertenecía a Guillermo Cóppola.
En ese mismo operativo fueron detenidas otras diez personas y se secuestraron más de 10 kilogramos de cocaína, 26 autos, otras cinco motos de alta cilindrada, 9 ciclomotores y una veintena de armas de grueso calibre.
Luego de un tiempo pasó a formar parte de un grupo de ‘colaboradores’ de Guillermo Cóppola, quien lo habría dedicado a ‘tareas especiales’. Una de ellas habría sido, justamente, la desaparición de Armentano”.
La luz comenzaba a vislumbrarse al final del túnel, era momento de seguir el "Hilo de Ariadna".
Kolosko, yo te conozco
“¿No te parece llamativo cómo tantas personas cercanas a Cóppola terminaron salpicadas por escándalos relacionados con la droga?”, me pregunta, sin esperar respuesta de mi parte.
“Te diría que profundices en esa línea de investigación y que prestes atención a lo dicho por ‘Kolosko’ en la causa”, insiste en decirme.
Yo ya tenía el dato en mi cabeza. El listado de las personas cercanas al manager de Maradona que habían sido rozadas por temas de droga era bien extenso:
-Omar Clavijo y Gustavo Palmer Mustoni –socios en Punta del Este y muy cercanos a Cóppola- estuvieron procesados y detenidos por tenencia y tráfico de drogas.
-A Diego Rabufetti, uno de los socios de la disco Rainbow, en enero de 1988 le allanaron su casa por tema drogas.
-Carlos Randazzo, uno de los primeros representados por Cóppola, fue detenido con drogas en el año 1.985.
-Alberto Tarantini, confeso amigo de Cóppola, fue detenido a la salida de Hipopótamus en febrero de 1996.
-Charlie Alberti -ex baterista de Soda Stereo-, en los mismos días en los que empezaba a aparecer fotografiado con Cóppola, fue detenido en Punta del Este en posesión de “éxtasis”.
Mientras me despido del acreditado periodista –finalizada mi entrevista-, el nombre sugerido por él empieza a dar vueltas en mi cabeza: “Kolosko”.
Kolosko era aquel preso que me había nombrado Polito y que había involucrado a Cóppola y a Corzo en la muerte de Armentano.
Carlos Hugo Kolosko, preso en la Unidad Nº 1 del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires por adulteración de chapa de motor y encubrimiento, declaró ante Trovato el 30 de diciembre de 1994. Aseguró que su hijo le había comprado un auto a Hugo Manuel Giménez, que resultó ser robado. Kolosko buscó a Giménez para que le diera explicaciones, lo cual relata de la siguiente manera: “cuando lo encontré me dijo que no podía ir a declarar a mi favor. Explicó que tenía un pedido de captura por orden del juez Marquevich en una causa donde estaba involucrado con un tal Diego Corzo por tráfico de setenta u ochenta kilos de cocaína. Como Giménez sabía que yo era buen investigador, ya que colaboré con la investigación en el caso Caserta y hasta me ofrecieron trabajar para la DEA, me pide ayuda para salir del problema”.
Concluyendo
“(En el tema drogas) Cóppola es un puntero”, me asegura el Sub Comisario (RA) Luis Augusto Weckesser, mientras apunta su desconfiada mirada a las anotaciones que tomo en mi arquetípica libreta de periodista.
La seguridad con la que me habla Weckesser me incita a preguntarle acerca del tema Armentano. Su respuesta no se hace esperar: “Ramón Hernández -secretario y promotor de negocios extraños de Menem- es el mismo que con Cóppola y Maradona cayeron a Trumps y pretendieron convertirlo en el lugar de lanzamiento de la droga ‘éxtasis’ junto con El cielo (…) Poli se negó tenazmente y le costó la vida”.
De lo que habla el Sub Comisario es de la propuesta que le hicieron a Armentano la misma noche en que lo mataron: necesitaban que vendiera estupefacientes en sus concurridos boliches bailables. Lo interesante es que se trataba de droga proveída por el Gobierno menemista y cuya comercialización sería protegida por los mismísimos hombres de la Casa Rosada.
Poli no podía decir que no, lo que había escuchado en la última cena de su vida configuraba un gran secreto que no podía llevarse consigo, sobre todo luego de su negativa a aceptar el "trato". Eso le costó la vida. Cóppola fue el que hizo la llamada y Corzo fue el que disparó contra Armentano. La orden provino de lo más alto de la cúpula de la Casa de Gobierno. Y ese es el motivo por el que jamás se resolvió este crimen.
Un crimen que está a punto de prescribir por la injustificable inacción judicial.
Christan Sanz
(1) Ver libro "Poli Armentano, un crimen imperfecto". Se puede bajar gratuitamente en: https://periodicotribuna.com.ar/libropoli.asp
(2) Esa extraña relación entre Kolosko y Giménez tal vez ayude a entender el territorio movedizo en que la policía de la provincia de Buenos Aires, los ladrones de autos y los comerciantes de drogas parecen separados o unidos por una frontera tan imprecisa como la de la lealtad y la traición.
Hola, soy periodista de Diario de Ibiza (España). Yo he escrito sobre la condena por narcotráfico de Diego Corzo. Me gustaría hablar con Christian Sanz para poder escribir un reportaje sobre los antecedentes de Corzo, aunque creo que la de Ibiza es la primera vez que le condenan en su vida. Pueden escribir un e-mail a diariodeibiza@epi.es o llamar al (0034) 971190000. Gracias y un saludo.
Un sicario que mínimamente conoce su oficio, no pega un tiro en la cabeza y deja a su víctima con vida, porque un alto porcentaje de heridos de bala en la cabeza de un sólo tiro sobreviven, el sicario que se precie de tal pega 2 tiros en la cabeza ante lo cual la sobrevivencia es casi imposible, y tampoco un sicario profesional usa el calibre 22, sino el 9 milímetro de pistola o el 38 de revolver, que es munición mucho más letal, Ergo, parece poco probable que Armentano haya sido víctima de un crimen de sicario,. además de que el crimen de un personaje casi público como Armentano, tendría que traerle a los que lo instigaron y ejecutaron más problemas eventuales que los que podrían haberles causado Armentano vivo, como para desalentarlos a hacerlo. Por el contrario, para mi lo más probable que haya sido el crimen de una mujer despechada. "Cherchez la femme" dicen los franchutes. Cuando "la política" mete las uñas en una investigación esta agarra para cualquier lado, menos para el de la Verdad, así hemos tenido suicidios y accidentes convertidos en abstrusas conspiraciones criminales, vg.: caso Nisman y caso Lourdes Di Natale, respectivamente.