Ya lo he dicho un par de veces, pero lo reiteraré una vez más: mi último libro, Trimarco SA, ha sido uno de los que más complicaciones me trajo a la hora de elaborarlo.
No solo por la complejidad de meterme en un tópico tan espinoso, sino además por las presiones recibidas.
Desde el preciso momento en que decidí investigar el tema e hice pública la idea de plasmarla en un libro, allá por el año 2012, debí enfrentarme a las presiones de los que rodeaban a la mismísima Susana Trimarco.
Por suerte, los años pasaron y el libro logró ver la luz. La verdad, como siempre, logró imponerse finalmente.
El esfuerzo ayudó, pero también el azar y, por qué no, el aliento de algunas personas que me sostuvieron todo el tiempo: mi mujer Eliana, mis hijos e incluso mi editor Luis Mazzarelo.
A ellos debo agregar un nombre, de una colega que me dio una gran mano cuando debí presentar mi libro en Tucumán. Su nombre es Laura Trejo.
Yo junto a Laura Trejo y Julio César Ruiz, titular de la Fundación Adoptar de Tucumán
Fue un gran motor para que lograra contar mi relato en los principales medios de comunicación de esa provincia y pudiera presentar mi obra ante el selecto público tucumano. Su trabajo ha sido formidable, no cabe otra palabra. Le puso un esmero que pocas veces vi en mi vida.
Hace tiempo que quería mencionarlo, pero nunca tenía tiempo de ponerme a escribir. Hoy es un día oportuno para hacerlo, porque es su cumpleaños, el de Laura.
Vayan estas palabras como regalo hacia ella. Es lo mínimo que puedo regalarle luego de todo lo que hizo por mí. ¡Feliz cumple, colega!
Christian gracias por todos tus conceptos, pero, verdaderamente vos sos el que merece todos los elogios frente a un trabajo arduo, difícil en el cual prácticamente Latinoamérica, Europa y EEUU creían e incautos destinaron y aún continúan enviando dinero público a una estafa del tamaño de la República Argentina.