Las declaraciones judiciales de Susana Trimarco son sorprendentes. Pocos saben que son diametralmente opuestas a lo que dice en público. Allí abundan los “no sé” y los “no recuerdo”.
Por caso, cuando le preguntaron con qué imputados relaciona a Patricia Soria, a quien acusa por ser la “entregadora” de su hija a un grupo de proxenetas, la mujer asevera: “No lo sé”.
Luego la interrogaron para contrastar los dichos de una de las testigos que vio a su hija: “¿Ropa y calzado coincidía con la que llevaba el día de la desaparición?”.
Trimarco vuelve a sorprender: “Ya lo aclaré, no le voy a contestar”.
Incluso en temas triviales escapa Trimarco a la indagación judicial: “¿Cómo hizo para vender la casa de Gráfico II siendo de Marita Verón?”, le es preguntado.
¿Su respuesta? “No le voy a responder”.
Estos son algunos otros ejemplos, todos textuales del expediente judicial, que muestran la poca consistencia del relato de Trimarco:
-¿Usted tiene información cuando Adrián Catalán (el cuñado de Marita) visitaba a su hija? “Ya lo dije y no lo voy a repetir”.
-¿Usted aporto datos? “No recuerdo”.
-¿En qué bar se encontraban las habitaciones (de la whiskería Desafío, donde supuestamente estuvo su hija y ella jura que investigó)? “No recuerdo”.
-¿Usted Sra. participó de los allanamientos? “Sí, algunos y no recuerdo”.
-¿Tiene conocimiento qué juez la autorizó? “No recuerdo”.
-¿Quién era el jefe de los procedimientos? “No recuerdo”.
-¿Cuántos allanamientos más o menos se hicieron? “No recuerdo, eran muchos”.
-¿Las fechas? ¿El primero y el último? “No recuerdo”.
-¿En qué fecha precisa habría sido llevada supuestamente Marita de Tucumán a La Rioja? “No lo sé, no le puedo dar (sic)”.
-¿Desde y hasta qué periodo de tiempo permaneció su hija en La Rioja y en qué lugar? “No sé”.
-¿Brindó contención a otras chicas? “Sí, pero no le puedo decir más detalles”.
Incluso, al momento de hablar sobre un supuesto episodio vivido por Marita en un prostíbulo de La Rioja, donde la habrían herido con un arma blanca, Trimarco hace agua.
“Mi hija con un hijo en los brazos, a mi hija la golpearon y la puñalada en la espalda, eso me dijo Andrea Romero. En la causa nula (sic) pueden ver”, sostuvo la mamá de Verón. Sin embargo, cuando le preguntan precisiones, no tiene respuesta:
-¿En qué fecha?
-No recuerdo precisa (sic).
-¿Qué día del episodio del cuchillo?
-No me lo dijo.
-¿Le contó cuántos puntos le hicieron?
-No.
-¿Usted hizo gestión en el hospital para corroborar estos datos?
-La policía se encargó.
Como ya se ha dicho, sorprende que nadie haya contrastado los dichos de Trimarco, sobre todo sus contradicciones y silencios.
Ella misma tendría que haber sido investigada junto a otros integrantes de su familia e incluso el comisario Jorge Tobar, uno de los que pergeñó, junto a la mujer, la falaz historia de que a Marita la habían llevado a La Rioja.
El otrora secretario de la Fiscalía Ernesto Baaclini lo dijo claramente cuando declaró en 2012: “Nos llamaba la atención, y también la actitud investigativa de Tobar”.
Ciertamente, hay secretos familiares que persisten en no ver la luz. Tampoco hay periodistas que se animen a preguntar al respecto.
Por caso, ¿nadie se preguntó por qué Marita, un día antes de evaporarse, se declaró “soltera” en la ficha de la maternidad donde se atendió cuando había sendos casilleros que decían “en pareja estable” y “casada”? El dato aparece en el cuerpo 1 del expediente, a fojas 5.355.
Más aún: ¿Por qué Trimarco jamás pidió que se llame a declarar al médico Tomás Rojas, el último que vio a su hija antes de desaparecer de la faz de la Tierra?
Como puede verse, son preguntas sin respuesta.
(*) Extracto del libro "Trimarco SA, mentiras, negocios millonarios y política K". Se puede adquirir acá.