"Los intensos llamados del presidente; del ministro de Economía, y del jefe de Gabinete, a los gobernadores del PJ terminaron ayer con una respuesta positiva: el peronismo dará hoy, en la residencia de Olivos, un apoyo institucional ante la gravedad de la crisis. El Gobierno espera que ese respaldo del justicialismo calme los mercados, que ayer alcanzaron su máxima tensión".

"Rechazan la rebaja de salarios, pero estarían dispuestos a acordar con la Nación la reducción del gasto público porque varias provincias tienen comprometidas sus finanzas. Sin embargo, la decisión final depende, en parte, de la decisión del Gobierno de enviar las partidas atrasadas para los fondos sociales".

La crónica bien podría ser de las últimas horas, pero no: corresponde a una nota de diario La Nación del 13 de julio de 2001.

Ciertamente, sería de una hijaputez enorme comparar estas duras jornadas con las de 2001. Hay un abismo descomunal entre esos días y lo que ocurre hoy con el macrismo.

Sin embargo, no dejan de llamar la atención puntuales similitudes que se dan entre ese momento histórico y el que se vive en estas horas.

Como se sabe, este mismo viernes los gobernadores del peronismo decidieron respaldar a Macri, en el marco de una discusión que se parece, peligrosamente, a la de aquellos idus de julio.

Nuevamente aparecen en el léxico de los argentinos palabras como “gasto público”, “riesgo país”, “ajuste”, “déficits gemelos”, etcétera. 

De nuevo: no significa que el país se esté incendiando como entonces, pero sí es un llamado de alerta para el gobierno. Un mensaje concreto y contundente, en el cual coinciden todos los economistas, de todas las extracciones: la falta de confianza en el país, en mayor o menor medida. 

Es bien cierto que hay factores externos que conspiran para que la economía no repunte, pero también hay cuestiones de cabotaje que erosionan el eventual apoyo de los inversores, foráneos y locales.

“El ruido internacional siempre genera algún movimiento en la bolsa. Pero nosotros tenemos que preocuparnos por despejar los nubarrones internos que tenemos. Macri tiene que ser muy prudente y muy fino a la hora de hacer el ajuste fiscal de manera tal de convencer a los mercados internacionales de que esta vez sí estamos enfocando el nudo del problema”, dijo a este cronista hace apenas unas horas el economista Sebastián Laza.

Es que, como se sabe, la economía depende en gran parte, de la confianza. Si ello se pierde, todo empieza a derrumbarse.

El foco del problema del año 2001 fue precisamente ese. ¿Por qué la gente corría a sacar sus ahorros de los bancos, sino era justamente porque empezó a desconfiar del plan económico del delarruismo?

Se insiste por tercera vez: se está a años luz de lo que pasó hace 17 años. No obstante, no hay que dejar de prestar atención a la coyuntura de estas horas.

Jamás debe olvidarse que, como dijo Carlos Marx, “la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa”.