“Todo concluye al fin”, dice una vieja canción que sabía cantar Vox Dei. Bien podría dedicársele en estas horas a Amado Boudou, quien terminó con sus huesos tras las rejas luego de que se demostrara que estuvo involucrado en el intento de compra de la “fábrica de billetes” Ciccone Calcográfica.
Su errática suerte me provoca un doble sentimiento: por un lado, tristeza, porque denota el grado de corrupción por metro cuadrado que ostentan los funcionarios vernáculos. Por el otro, me aporta satisfacción, por haber sido el primer denunciante del exvicepresidente.
Es que, lo ocurrido ayer, demuestra que lo que he publicado en su momento —incluida mi denuncia judicial— era 100% real.
A partir de 2012, cuando empezaron mis artículos periodísticos referidos a la corrupción de Boudou, debí tolerar los más duros ataques por parte de la prensa K, con 678 a la cabeza.
Por eso, quiero dedicar estas líneas a los periodistas forros, los que defendieron a Boudou en su momento y me injuriaron gravemente, acusándome de todo tipo de infamias.
Vaya mi homenaje para todos ellos, los que cobraron suculentos sobres bajo mesa provenientes de la misma corrupción que llevó ahora a Boudou tras las rejas.
Se trata de: Víctor Hugo Morales, Gustavo Sylvestre, Roberto Navarro, Horacio Verbitsky, Mauro Viale, Rolando Graña, Raúl Kollmann, Daniel Tognetti, Cynthia García, Carla Czudnowsky, Eduardo Javier “Cabito” Massa Alcántara, Luciano Galende, Carlos Barragán, Mariana Moyano, Edgardo Mocca, Jorge Dorio, Sandra Russo, Nora Veiras, Dante Palma, Roberto Caballero, Juan José Salinas y Orlando Barone, entre otros.
¡Ah! No quiero olvidarme de los medios que operaron entonces: revista Veintitrés, canal C5N, Crónica, la vieja Agencia Télam, y demás.
A todos ellos les dedico la frase mencionada al principio de estas líneas: “Todo concluye al fin”… incluso los sobres con dinero de la corrupción.