Mauricio Macri está exultante. Desborda optimismo hasta por los poros. Las cámaras lo reflejan tal cual se siente por dentro en estas horas: tranquilo y confiado.
Y entonces, aparecen las preguntas, los interrogantes ciudadanos: ¿Qué es lo que le genera esa seguridad? ¿De dónde surge el inesperado optimismo? ¿Es que acaso nadie le cuenta lo que pasa en el país, siquiera los esquivos índices del INDEC de las últimas horas?
El presidente no solo le sonríe a los flashes, sino también al destino. "Estoy listo para competir", dijo públicamente, dejando claro que buscará la reelección en 2019.
¿Es un chiste? Se pregunta más de uno. Y no… no hay humor en las palabras del jefe de Estado. Serio y adusto, el primer mandatario puntualiza: "Estamos construyendo un nuevo país, una nueva sociedad basada en la cultura del trabajo, en la cultura de que tenemos que mejorar sin trucos ni atajos".
Pero la Argentina está estancada, en plena y persistente recesión, sin poder escapar de ello. Quienes saben, preguntan: ¿Cuál es el plan económico de Macri? ¿Qué hizo aparte de esperar que lleguen ingentes inversiones foráneas? ¿Hay algún rubro de la industria que tenga impulso oficial, de cualquier tipo?
El mandatario tiene una percepción de la realidad muy particular, totalmente alejada de aquella que vive a diario millones de ciudadanos. “Es culpa de lo que nos dejaron”, suele sostener en relación a la herencia recibida por parte del kirchnerismo.
Es cierto, pero solo parcialmente. El lesivo legado de Néstor y Cristina ya no sirve como excusa. Gran parte de lo hoy se vive es parte de las erráticas políticas —si se pueden denominar así— del propio macrismo.
No obstante, como se dijo, Macri quiere ser presidente de nuevo en 2019. Las encuestas, al menos algunas de ellas, lo favorecen. Pero no porque haya hecho un gran gobierno, sino por el pavor al kirchnerato. ¿El regreso del populismo? No, gracias. La sociedad no quiere nada de eso.
"Yo no sé si está fuera de la realidad o es cínico, pero debe ser alguna de las dos cosas. Es una tomada de pelo. Nos está reventando a impuestos y dice que los impuestos son altos.", me dijo el economista José Luis Espert esta misma semana, cuando lo entrevisté en Mendoza. Obviamente hablaba del presidente de la Nación.
¿Qué hará Macri si es reelecto? Esa es la gran duda. Porque, ¿quién tolerará otros cuatro años más políticas de ajuste, tarifazos, inflación y licuación de salarios?
Acaso el único capital del oficialismo es la lucha contra la corrupción —y hasta ahí—, pero… ¿eso alcanza? ¿Se come con eso? ¿Se pagan impuestos?
El 2019 está más cerca de lo que parece. En cuanto pestañeemos, estaremos votando nuevamente a aquel que conducirá los destinos del país.
La alternativa siempre parece ser la misma, sin terceras opciones: o el populismo o el neoliberalismo. Una y otra vez. Sin solución de continuidad.
Somos Argenzuela, hay que reconocerlo. Y no tiene sentido ya preguntarnos por qué estamos como estamos. La respuesta está en un objeto tan simple como el espejo.