¿Año bravo, eh? Parecía que todo iba a estallar por los aires, pero no. Somos argentinos. Siempre zafamos.
Rodrigazo, hiperinflación, diciembre de 2001, un par de defaults, y mucho más. Siempre caemos y volvemos a levantarnos. Una condición que habla tan “bien” como “mal” de nosotros como sociedad.
¿Por qué tropezamos una y otra vez con las mismas piedras? ¿Por qué no aprendemos de nuestros errores, como hacen otras naciones?
No insistiremos con aquello de que a principios del siglo pasado éramos uno de los países más promisorios del mundo, con indicadores que envidiaba hasta Japón.
Tampoco diremos que la culpa es de peronistas, militares, radicales u otra agrupación ad hoc. No.
La responsabilidad es de todos los argentinos, porque básicamente somos como somos, autodestructivos.
No tiene que ver con algún partido político o ideología, sino en algo intrínseco del ser argento.
Por eso, seguiremos cayendo en una crisis tras otra, y saliendo de la misma manera.
Por eso, no cambiaremos nunca. Es un círculo vicioso del que no saldremos jamás.
Como periodistas, la Argentina se ha vuelto un lugar tan único como inquietante para trabajar. Pero no podemos quedarnos solo de este lado, también somos parte de lo que ocurre.
Lo tenemos claro, y es por eso que desde Tribuna de Periodistas intentamos cambiar la realidad desde el preciso momento que nacimos, en 2003.
Lo logramos por momentos, pero la mayoría de las veces no. Por eso insistimos e insistimos. Somos unos idealistas natos.
Y ustedes lo saben, por eso nos acompañan desde siempre. Saben que, aunque no siempre logremos nuestros objetivos, al menos lo intentamos.
Por eso, sin más perorata, solo queremos decirles… gracias. El año nuevo es solo una excusa. Brindamos por ustedes, por muchos años más.