Mauricio Macri lo tiene decidido: hará campaña confrontando al kirchnerismo. Sin grandes logros que mostrar, el presidente recurrirá a lo poco que le queda para llegar con oxígeno a octubre.
Así se lo han aconsejado, porque no alcanza con las estadísticas referidas a la inseguridad que le regala Patricia Bullrich. La ciudadanía lo valora, ciertamente, pero no alcanza.
Entonces, el jefe de Estado va decidido a utilizar como eje de campaña la diferenciación de su gobierno respecto del de Néstor y Cristina. Pero no en lo ateniente a lo económico, sino más bien en lo que se relaciona con el tópico de la corrupción.
Habrá también alguna referencia a la transparencia y el republicanismo, materias en las cuales el kirchnerato ha sido reprobado.
Parte de lo que se viene ya se vio el viernes pasado, en la apertura de sesiones ordinarias. Donde Macri se mostró encendido como nunca antes en los últimos años.
"Nuestro tiempo es hoy. No dejemos que los predicadores de la resignación y el miedo le ganen a la esperanza porque nuestra esperanza es fuerte, está basada en lo que sabemos que podemos hacer", sostuvo el jefe de Estado, con una elocuencia pocas veces vista.
De más está decir que los "predicadores de la resignación y el miedo"son aquellos que abrevan en las aguas del kirchnerismo. Contra ellos fue dirigido su discurso.
Es lo que explica la furia de los legisladores K, con Agustín Rossi a la cabeza. Sus explosivas reacciones en medio del Congreso de la Nación nacieron de la chispa generada por Macri.
Es lo que se verá a partir de ahora, no solo por parte del presidente de la Nación, sino también de sus funcionarios más cercanos. Todos apuntarán sus cañones hacia la corrupción de Néstor y Cristina.
Dicho sea de paso, habrá durante la semana que comienza un inusual reimpulso de la causa judicial de los cuadernos de Centeno. Aquellas anotaciones que han registrado las coimas en la obra pública. Se dejarán ver más llamados a indagatoria y, consecuentemente, más detenciones.
Quien comandará la movida será Claudio Bonadio. ¿En consonancia con la Casa Rosada? No se sabe. Acaso podría ser solo una coincidencia.
Entretanto, la última encuesta que ha sido encargada por la Casa Rosada permanece guardada bajo siete llaves. Los resultados que allí aparecen, lesivos respecto de la figura de Macri, son los que explican la decisión de que la medición permanezca oculta.
Allí Cristina ostenta un crecimiento inusual y Roberto Lavagna alcanza una gravitación inesperada.
Esos números, entre otras cuestiones, explican el giro discursivo del presidente.