El oeste del conurbano bonaerense es una verdadera caja de sorpresas, no sólo a nivel político, sino a nivel general. Allí se dan muchos de los escándalos de los que se hacen eco los diarios cada día y muchos de los negociados "político-mafiosos" vernáculos más importantes son potestad de esa zona.

Baste ver, de lo contrario, quiénes son los caudillos que gobiernan esos lares: intendentes de la talla de Raul Otacehe, Alberto Descalzo y Andrés Arregui -políticos de "prontuario"- que muchas veces son "partícipes necesarios" de los desmanes que ocurren en sus pagos.

Sin embargo, hace unos días, la zona oeste fue parte de un curioso incidente casi despojado de la política, aunque íntimamente relacionado con el mundo de la noche.

En este caso la noticia tuvo que ver con una persona muy particular llamada Rodolfo Yafar, alias Turco, quien se fugó de la comisaría séptima de Castelar, aparentemente después de ir a visitar a su novia, lo que provocó que el comisario de dicha dependencia y dos agentes encargados de su traslado quedaran detenidos.

Yafar es un conocido personaje del Oeste que está lejos de ser lo que algunos medios de comunicación aseguraron: un "empresario de la noche". El Turco es un hombre de buenos contactos: mientras algunos lo sindican como “buchón” de la Policía Federal, se sabe que tiene algún que otro contacto político. Por caso, es dable recordar que en su momento obtuvo la habilitación de un negocio gracias a los buenos oficios de la diputada nacional del justicialismo, Marina Cassese, quien llevó el expediente oficina por oficina, pero también contó con la complicidad del actual funcionario de Sabbatella, Walter Juara. La habilitación a Yafar le fue entregada por este último.

El escape

Rodolfo EduardoYafar es argentino. Nació el 29 de Julio de 1961, su CUIT es 20-14462406-9 y se ha domiciliado oportunamente en la calle Azcuenaga Nº 2292 de la Localidad de Olivos, Vicente López. Estuvo casado en primeras nupcias con Noemí Gladys Sellera y otro de los domicilios que posee está ubicado en la Calle Juan de Garay Nº 2685 de la Localidad de Olivos, Partido de Vicente López.

Los detalles de su escape de las manos de los policías de Castelar es una historia que no termina de cerrar por la improbabilidad intrínsica de su relato. Según comentaron algunos medios de comunicación -que reprodujeron las declaraciones de los policías que trasladaban a Yafar-, el Turco "escapó cuando pararon a cargar nafta".

Sin embargo, según testimonios recogidos por quien escribe estas líneas, la realidad se escondería en el hecho de que los policías le daban tratamiento especial a pesar de estar detenido: recibía visitas, usaba su teléfono celular y podía mirar películas.

"Yafar siempre fue buche de la policía, por eso lo dejaban salir cuando quería. Fijate que hasta los medios cuentan que le permitían visitar a su novia en un country de Escobar. Nosotros lo sabíamos de antes y te puedo asegurar que no es verdad que los canas se quedaron dormidos después de tomar vino. Lo dejaron ir nomás", dijo a este periodista un empresario cuyo socio fue estafado oportunamente por Yafar.

Otra persona que supo hacer negocios con el Turco coincidió con la fuente anterior: "Yafar es un hijo de puta. Deja un tendal de deudas por donde pasa y estafa a toda persona que puede. ¿Sabés cómo opera? Se presenta ante personas que tienen guita o algún inmueble que puede ser de interés para hacer negocios y les vende 'espejos de colores'. Les asegura que les hará hacer el negocio de sus vidas y otra sarta de boludeces y convence a la gente para que de alguna manera le den 'crédito'. Después los caga y encima los termina amenazando para que no hagan nada, preguntá si no me crees a la gente de la galería comercial de Castelar".

Yafar supo regentear, entre otros emprendimientos, el célebre Complejo Castelar, donde los fines de semana solían acudir cerca de siete mil personas. Allí inventó una nueva forma de hacer negocios: "El tipo concesionaba las barras del Complejo y después aparecía con una escribana que 'inventaba' que allí se vendía alcohol, lo cual provocaba que te echaran del boliche. Eso sí, jamás te devolvía un mango y todas las cosas que vos pusiste (bebidas, vasos, etc) se las quedaba Yafar", definió con temor un nuevo interlocutor que fue perjudicado por el modus operandi mencionado.

Todas las fuentes consultadas para este artículo coinciden en señalar que Yafar es una persona que no tiene códigos. "Nada lo detiene en su ambición desmedida. El tipo es capáz hasta de hacer denuncias falsas de todo tipo, y con la policía de su lado te puede hacer mierda como si nada", agregó una de ellas. La prueba de lo antedicho puede verse en muchas de las batallas que libra con sus competidores de la noche (1).

Si bien gusta darse aires de empresario y hombre del "Jet Set" (Ver foto al pie), Yafar es -según quienes lo conocen- sólo un "charlatán recurrente" que está deshauciado por un pernicioso vicio que lo ha llevado a la ruina. Una de las personas entrevistadas por este periodista ha definido esa afección llevando su dedo índice a la naríz. "Yafar solía cancherear que había sido gerente de la sucursal Monte Castro del Banco Provincia, pero no pudo ni siquiera regentear el restaurant Mutunbaa (2), el cual llevó a la ruina en pocos meses. Yo creo que tiene que ver con su terrible adicción", aseguró el interlocutor.

Más allá de sus propios vicios personales, Yafar ha perjudicado a no pocas personas, dejando un tendal de deudas y estafas por donde ha posado sus pies. De hecho, ha sabido decir de sí mismo que no era "una carmelita descalza” y lo ha demostrado con creces. Baste ver la cantidad de procesos penales que tiene en su contra (alguno de ellos por venta de estupefacientes) y se entenderá de qué hablamos.

"Algunos de esos antecedentes han sido borrados, ya que el Turco cambió su verdadero nombre por el de Yafar, que no es el de nacimiento. Pocas personas lo saben, pero es así", insistió una de las personas antes mencionadas.(3)

Concluyendo

Es sabido que, cuando existe real voluntad para encontrar a alguna persona, las dependencias del Estado que se ocupan de esto funcionan de manera más que eficiente. No parece ser el caso de Yafar, a quien algunos testigos oculares han visto en los últimos días caminando por esta Capital Federal sin que ninguna fuerza de seguridad se percatara de ello.

Es probable que esto se deba a los aceitados contactos que el Turco posee en esas mismas fuerzas. Contactos que le permiten circular libremente sin que la policía lo detenga por haberse profugado.

Contactos que puerilmente intentan ayudar a hacer creer a la opinión pública que un preso pudo escaparse ante las narices de sendos policías sin que nadie se percatara de ello.

Christian Sanz

(1) Uno de ellos, Daniel Bellini (señalado alguna vez por este periódico) fue consultado para opinar sobre Yafar, pero no aceptó la entrevista. Lo mismo sucedió con otros dos "empresarios", que solicitaron no ser mencionados de manera alguna por temor a las represalias del Turco.

(2) Ubicado en la avenida Callao Nº 1033 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

(3) Este periodista intentó hablar de este tema con el abogado de Yafar, Fernando Osvaldo Berot, pero no tuvo éxito.