Cristina Kirchner coquetea con su eventual candidatura. No la niega... pero tampoco la confirma.
Contrata encuestas, las lee profusamente... y ríe. Sabe que su imagen crece sin cesar en las mediciones y, en relación inversamente proporcional, la valoración de Mauricio Macri decrece sin solución de continuidad.
En estas horas, en los principales despachos oficiales aparecen tres estudios de reputados encuestadores que reflejan esa diferencia. Allí, Cristina le gana con comodidad al hoy presidente de la Nación.
Eso la envalentona, la pone en el lugar en el que le gusta estar, aquel en el que se siente más cómoda. Y desde allí se mueve como pez en el agua.
Habla con unos y con otros, no le niega el oído a nadie. A todos y cada uno los escucha, y les hace creer que le importa lo que le dicen. Pero, finalmente, se maneja de acuerdo a lo que le sugieren sus propias conclusiones.
Entretanto, gana tiempo. Ciertamente, es una estrategia brillante, que claramente la beneficia. Cuanto más demore en lanzarse, mejor le irá. Al mismo tiempo, ello le permite negociar otras cuestiones, principalmente aquellas que la aquejan judicialmente.
¿Desistirá de su candidatura a cambio de que su hija Florenciazafe de la Justicia? Eso se dice de manera persistente en los corrillos kirchneristas.
Entretanto, la exmandataria ha decidido no decir nada. Su estrategia es el silencio total. El mutismo más profundo. Es otra de las claves de su éxito.
Sabe que irritan sus comentarios, que erosionan su valoración. Ergo, permanecerá muda por un tiempo. Solo hasta el momento en que lo crea conveniente.
Entretanto, Macri maldice, porque necesita polarizar con ella para que la ciudadanía olvide temporalmente los duros avatares de la economía. Pero ello, como se dijo, no ocurrirá.
Cristina solo hará alguna que otra referencia, siempre moderada, través de su cuenta de Twitter. Desde allí solo hablará de lo que más le molesta al jefe de Estado: la economía. Nada más.
La confirmación de su candidatura aún no llegará. Tomará algunas semanas más.
"Tiempismo", que le dicen. Es justo el terreno en el que Cristina mejor se mueve. Mal que les pese a muchos.