En las últimos días ocurrió algo extraño: los principales medios de comunicación contaron que Manuel Ángel Mosca, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires por el frente Cambiemos, había decidido pedir licencia acusando una supuesta extorsión contra su persona.
La información dejó un sabor extraño en la boca: ¿Qué es lo que no se está contando? ¿Por qué se revela el final de la historia y no el principio?
Ciertamente, los señalamientos contra Mosca vienen desde allá lejos y hace tiempo, pero los medios prefirieron no hablar al respecto. Principalmente, por el temor a quedar mal con María Eugenia Vidal, una de las principales aportantes de "pauta" oficial a gran prensa.
Mosca -a quien muchos comparan con el actor de los 70 Lando Buzzanca por su parecido- es un hombre muy cercano a la gobernadora, he allí el quid de la cuestión. De hecho, ha sido el gran "armador" de Cambiemos en el terruño bonaerense durante las elecciones de 2015. Ello explica todo.
Debió estallar el escándalo para que recién ahora se empezara a hablar del tema, siempre de manera tímida y tibia. Nada más alejado del concepto de lo que es el periodismo.
Para los menos avispados, las denuncias contra Mosca arrancaron en el año 2015. El siguiente tuit es irrefutable a ese respecto:
RT POR FAVOR. Si alguna vez lo padeciste, escribime.#NiUnaMenos @manu_mosca pic.twitter.com/U8491II6M3
— ana lopez (@analopezpro) 31 de julio de 2015
Se trata del pedido desesperado de una mujer afectada por la situación de acoso del "armador" bonaerense, a la cual se sumaron a través de los años otras tantas víctimas.
Una de ellas, a la cual refiere la periodista Mariana Iglesias, aseguró que el funcionario la pasó a buscar en un auto y al subir, él tenía los pantalones bajos, se estaba masturbando y la habría obligado a tocarlo.
Otra mujer contó lo que le sucedió en la habitación de un hotel, a la cual Mosca se metió "a la fuerza" a efectos de manosearla. Ello a pesar de sus gritos para que se fuera.
La tercera escena que jaquea al diputado, ocurrió en una cena partidaria: Mosca pidió sentarse al lado de una de las víctimas y la habría tocado por debajo de la mesa.
Ese es el contexto de la situación que los medios describen como "pedido de licencia" por parte del legislador. Sin contar el "por qué" ni el "cómo".
Si algo le faltaba a Cambiemos era una situación como la aquí referida, en medio de un año político que se avecina complicado para el oficialismo de turno.
Ello explica por qué Mosca insiste en decir que todo es mentira y que en realidad se trata de una oscura maniobra política en su contra. Nada original, por cierto.