Alberto y Cristina. Cristina y Alberto. El orden de los factores no altera el producto. Finalmente, el lanzamiento de la principal fórmula del kirchnerismo se hizo carne este sábado en el Departamento de Merlo.
El acto opacó otro acto: la inauguración del predio Néstor Kirchner, allí mismo, donde la historia volvió a regalar una añeja postal. Una suerte de retorno a los idus del año 2003.
De hecho, las referencias de Alberto fueron en ese mismo sentido, como si la situación del país fuera similar a la de esos días.
“El 25 de mayo de 2003 se parece mucho a hoy, fue el día que Néstor llegó para cambiar la historia”, puntualizó el otrora jefe de Gabinete K, poco después de abrazarse con Cristina en un gesto que tuvo más de compromiso que de convencimiento.
En primera persona del plural, Fernández insistió en el concepto al plantear que “se puede resolver” la situación del país “entre todos y con todos como lo hicimos con Néstor en 2003 para sacar del pozo a todos los argentinos”.
Acto seguido, prometió: “A los 4 millones y medio de pobres que dejo (Mauricio) Macri, le vamos a tender la mano y los vamos a traer adentro del sistema”. Lo que no dijo es cómo obraría el milagro.
A su turno, Cristina se diferenció de Alberto al hablar en primera persona del singular: “El último año que fui enteramente feliz fue el 2010”, sostuvo. Se trata del año en el que murió Néstor.
Luego, volvió a diferenciarse de su exjefe de Gabinete al puntualizar: “Tampoco esperen que solo dos dirigentes puedan hacer todo porque esto va a exigir que cada uno de nosotros podamos celebrar un reencuentro y un contrato social que nos permita entender que no hay triunfos individuales”.
Alberto y Cristina ostentaron una escenografía similar a la que había mostrado la expresidenta en la presentación de su libro “Sinceramente” en la Feria de Libro. De hecho, ambos estuvieron sentados, algo inusual en lo que refiere a actos políticos.
Tampoco hubo banderías o carteles relacionados al peronismo, una costumbre que los Kirchner inauguraron también en 2003. En esos días, solían denostar los símbolos del PJ, los mismos que luego abrigarían por cuestiones de necesidad.
Habrá que ver si, como solía decir Karl Marx, la historia vuelve a repetirse, ya no en forma de “tragedia”, sino de “farsa”.