Hace algunas semanas me encontré en una confitería con una fuente de información que tuvo intensa participación en la investigación del atentado a la AMIA desde la SIDE. En ese encuentro, el informante me aseguró que se venía una dura embestida contra aquellos que "plantaron" pistas falsas y desviaron la indagación y anticipó que el golpe llegaría hasta los escalones más altos: desde Patricio Pfinnen y Alejandro Brousson -altos agentes de la SIDE, pertenecientes a la tristemente célebre "Sala Patria"-, hasta el ex jefe de esa dependencia, Hugo Anzorreguy. "Se viene una movida contra todos los que plantaron pistas falsas en el tema AMIA y esto puede llegar hasta el turco (Carlos) Menem, acordate", me dijo en ese momento el ex agente.
Cuando leí los diarios en el día de ayer supe que las palabras del informante empezaban a hacerse probables. Y es que la Justicia, salvo a Menem, comenzó a indagar a todos los personajes que este último nombró en esa reunión, uno tras otro.
Por caso, Anzorreguy fue llamado a responder ante el juez federal Ariel Lijo sobre el pago de 400.000 dólares a Carlos Telleldín -provenientes de la SIDE- para que declarase contra ex policías bonaerenses que luego fueron absueltos en juicio oral y público. Conciendo el origen de la movida, el ex jefe de la SIDE finalmente desistió y solicitó que le "prorrogaran" el encuentro.
Probablemente Anzorreguy tema enfrentar a la justicia sabiendo que el pago a Telleldín no fue el único que se hizo: hubo otros "Telleldín" que cobraron dinero de la SIDE y cuyo testimonio fue tomado por un pseudojuzgado "armado" en la calle Av de los Incas. Esas declaraciones están debidamente grabadas y es probable que se hagan públicas de un momento a otro.
Así lo dijo un ex informante a quien escribe estas líneas: "Hubo más pagos, no de tanta importancia pero sí de magnitud. En Av de los Incas se constituyó el juzgado de Galeano para tomar declaracion a un brasilero (1) que aportó datos y la plata salió de la SIDE, fueron 70 mil dólares. Se lo buscó al informante en Puerto Iguazú en vuelo privado y se lo trasladó a Buenos Aires. En la operación estaban Broussón y Alberto Ruisdia, entre otros".
Mentiras verdaderas
Aunque los medios más importantes comienzan a despegarse de lo que fue la "historia oficial" respecto a la investigación del atentado a la AMIA y fustigan la actuación del juez Juan José Galeano, no puede ignorarse que fueron ellos quienes "sostuvieron" periodísticamente los oscuros procedimientos efectuados por el magistrado. Es más, muchos de los periodistas involucrados están sospechados de haber cobrado por parte de la SIDE interesantes sumas de dinero para hacer oportunas operaciones de prensa al respecto. Y no hablamos de cronistas ignotos, sino de hombres de prensa de medios como Clarín, La Nación y Página/12.
Hoy en día es sencillo criticar a diestra y siniestra: Galeano ya está jugado. Lo que vale son las críticas hechas al juez y su investigación cuando estaba protegido por todos los poderes del Estado.
En tal sentido, Tribuna de periodistas, desde su creación en el año 2003, viene denunciando lo mismo que los medios descubren en estos días. Ya en octubre de ese año, este periodista alertó: "creemos que es el momento de terminar de quitar la venda a la sociedad sobre el último eslabón de la cadena de encubrimiento para que se entienda de qué va la cosa. Hablamos de nuestros propios colegas: los (pseudo) periodistas que hicieron juego a la desinformación y las pistas falsas como voceros de la historia oficial armada por el corruptísimo juez Galeano, algunos organismos de inteligencia y gran parte del menemismo.
La trama comienza cuando los tres diarios más leídos del país –los oficialistas Clarín, La Nación y Página/12- aceptan adherir a la teoría de la inexistente Traffic-Bomba y la culpabilidad de Irán en el atentado.
Y no lo han hecho por desconocimiento. Clarín, por ejemplo, bajo la pluma del 'inefable' Daniel Santoro habló -desde un primer momento- no sólo de la fantasmal camioneta explosiva, sino del 'detonador usado luego para hacer estallar los 300 kilos de amonal'.
Pero Santoro llegó más lejos aún al hablar puntualmente del 'comando suicida que se inmoló en la Trafic que se incrustó contra la AMIA (que) era el libanés Ibrahim Hussein Berro'. De más está decir que la Traffic nunca ha sido vista por ningún testigo, sólo por Santoro".(2)
Por si no fuera suficiente la denuncia periodística, junto a otro colega de este periódico, quien escribe estas líneas envió dos cartas al presidente Néstor Kirchner (ambas fueron recibidas y selladas en Casa de Gobierno), alertando lo peligroso de la desinformación que se estaba llevando a cabo en una causa tan sensible como la del atentado a la AMIA (3). En esa misma misiva se ofrecieron pruebas concretas para avanzar en la investigación y se detallaron algunas de las irregularidades cometidas por el juez Galeano en su indagación. Parte de ellas pudieron leerse meses antes bajo la pluma brillante del colega Fernando Paolella: "Cuando la AMIA voló por los aires y se consumaba la masacre de la calle Pasteur el 18 de julio de 1994, a Galeano le tocó en suerte investigar esto. Pocas horas después del atentado, mostraría la hilacha. A las 20 hrs de ese lunes funesto, todavía conmocionados por el pasmo, los policías de la Federal realizan los primeros allanamientos en la búsqueda de culpables.
Al llegar al sitio en cuestión, Lavalle 397, 4°, el oficial Gabriel Prado se encontró con la empresa Nordland Sa. Los federicos fueron recibidos por el apoderado de la firma, Julio Argentino Yahia. Sospechosamente, Oubed había dado como dirección legal la sede de Nordland, pero luego de investigaciones se pudo detectar que el mismo estaba relacionado con el hijo del dueño de la empresa y con Hassan Sabai.
Oubed resultó ser uno de los ciudadanos sirios a los que el embajador argentino en Arabia Saudita, Julio Uriburu French, entregó el DNI a cambio de una generosa suma. Esto para Galeano no resultó ser digno de investigación, como tampoco la empresa fantasma de Yahia.
(...) Siguiendo el papel de Tartufo hasta el final, Galeano partió días después a Caracas en el Tango 01, para entrevistar al arrepentido trucho plantado por la CIA Moatamer. Antes de eso, su mandante Menem despotricaba a los cuatro vientos que se poseía de 'semiplena prueba' de la participación de Irán en el atentado, mientras su mandado Galeano aseguraba al pie del avión que a su vuelta 'se caerían de espaldas'.
Al final, nadie se cayó y las espaldas siguieron erguidas. Pero el espectáculo circense montado por el menemismo siguió usando los buenos ofrecidos por Galeano, y la causa entraba de esta forma en una nebulosa.
Como la investigación espuria no poseía ni pies ni cabeza, los personeros del poder elucubraron una idea genial. Para destrabar el mutismo de Telleldín, se resolvió pagarle una cometa de 400.000 verdes como se señaló oportunamente en este sitio.
Así las cosas, el espurio juez hoy arrojado al basurero de la historia se aferraba a su cargo aguantando viento y marea. Y como iceberg esperando al Titanic, Galeano confiaba en los apoyos aparentemente inamovibles de ciertos personeros de peso del poder político. Anzorreguy, Toma, y otros, juntamente con dilectas plumas de la corporación mediática nacional, fue ufanaban para que el juez del sandwichito no se hundiera en las borrascosas aguas del reclamo de justicia permanente".(4)
Abogados del diablo
La citación a funcionarios de la talla de los espías Hugo Anzorreguy o Alejandro Brousson es un hecho que muestra la aparente voluntad de comenzar a hacer justicia en una causa que nunca fue bien investigada. Si esto no fuera suficiente indicio de ello, también se ha avanzado contra algunos de los abogados que se movieron en la periferia y que ayudaron a desviar la atención en el tema AMIA.
Por caso, Víctor Stinfale, abogado de Telleldín, y Marta Nercellas, representante legal de la DAIA, fueron sancionados por el Comité de Disciplina del Colegio Público de Abogados, quien suspendió la matrícula de sendos letrados ¿El motivo? Ambos están imputados en la causa que conduce el juez federal Ariel Lijo por la presunta "fabricación de pruebas".
Nercellas ha sido extensamente denunciada por este periódico, por su relación con el oscuro Alfredo Yabrán, uno de los sospechados en el atentado a la AMIA. Recordemos que la noche anterior a la explosión, una empresa de Yabrán -La Royal- se encargó de la limpieza de la mutual judía.
Así fue contado en un artículo publicado hace más de un año (5) por este medio: "La Dra. Nercellas defendió a empresas de Yabrán por evasión impositiva (algunos de sus directivos eran temibles represores de la ESMA o del Servicio Penitencial) y a Rubén Beraja en la quiebra del Banco Mayo, entre otros.
Si bien nadie puede negarle a un profesional la posibilidad de defender en juicio a quien quiera, todo tiene límite. Más aún, cuando ese o esos defendidos, son cuestionados por estar relacionados con personajes que pudieron haber sido partícipes del atentado.
(...) La abogada de la DAIA, Marta Nercellas, quiso desmentir a través de un testigo que una empresa vinculada al polémico empresario (Yabrán) se haya encargado de la limpieza de la sede de la comunidad política judía al momento del atentado. Sin embargo, el juez Guillermo Gordo, presidente del tribunal, frustró rápidamente la intención de la letrada.
Y la pregunta del millón es: ¿Por qué Nercellas habría de mostrarse tan interesada en desmentir que una empresa de Yabrán se ocupaba de la limpieza de la mutual judía?".
Concluyendo
Aunque parezca increíble no es muy complicado avanzar en la investigación por el atentado a la AMIA. Casi toda la evidencia concluyente se encuentra en los primeros cuerpos de la causa judicial y apunta hacia la llamada "pista Siria", la cual tiene que ver con acuerdos que Menem "refrendó" con ese país y que jamás fueron cumplidos. Todo lo demás es una verdadera cortina de humo, tal cual se ha demostrado en el tiempo.
Es dable destacar que este atentado, el peor de la historia argentina, jamás fue investigado de manera independiente por la gran prensa. Sólo hubo un pequeño grupo de periodistas que han trabajado de manera honesta y han logrado aislarse del cerco de la desinformación. Son periodistas que han enfrentado al poder de turno y jamás han aceptado venderse como sí lo hicieron los hombres de prensa de los grandes medios.
En octubre de 2004, el prestigioso sitio "Diario sobre diarios", en la sección "Zona dura" (6) publicó los nombres de esos periodistas que trabajaron de manera independiente. Son sólo diez, uno de ellos se llama Fernando Paolella y es nuestro jefe de Redacción.
El otro, ni más ni menos, es quien firma este artículo...
Christian Sanz
(1) El brasileño se llama Alvaro y trabajaba en una armería en ciudad del Este.
(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=273
(3) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=240
(4) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=346
(5) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1287
(6) http://www.diariosobrediarios.com.ar/dsd/diarios/zona_dura/19-10-2004.htm