Es imposible predecir con exactitud cómo será un eventual gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
La única manera de saberlo es viajar al futuro y volver al presente, pero solo Nicolás Maduro parece ser capaz de ello. Al menos, así lo dijo hace unos meses.
No obstante, puede esbozarse ahora mismo cuáles serán algunos de los lineamientos del eventual mandato de la fórmula kirchnerista. No tanto por lo que han dicho públicamente Alberto y Cristina sino más bien lo que han mostrado en los hechos.
Uno de los tópicos a prestar atención tiene que ver con el trato que tendrán para con la prensa, una materia en la cual ambos ya fueron aplazados allá lejos y hace tiempo.
Como contó este periodista hace unos días, en incorrecta primera persona, Alberto era el encargado de presionar a los periodistas en los idus de 2003, apenas aterrizado Néstor Kirchner en el sillón de Rivadavia.
"Yo te puedo hacer mierda" sabía decir el entonces jefe de Gabinete de la Nación a los periodistas críticos al kirchnerismo. No solo le ocurrió a quien escribe estas líneas, sino también a los pocos colegas que se animaron a relatar los desaguisados de Néstor.
Las presiones llegaron a tal punto, que Alberto llegó a censurar, en 2004, una nota del irreprochable -hoy fallecido- Julio Nudler en Página/12 que contaba sus trapisondas como superintendente de Servicios de Salud durante los oscuros días del menemismo.
Luego, vendrían las conocidas "censuras" a periodistas de la talla de Pepe Eliaschev y Marcelo Longobardi. Siempre, como se dijo, por sus críticas a los desaciertos del kirchnerato.
Ahora, a años luz de aquellos días, Alberto jura y perjura que cuando ello ocurría él se encontraba del lado de los hombres de prensa. A la luz de lo aquí relatado, esa pretensión cae por propio peso.
Más aún: los últimos episodios de furia contra el periodismo que vivió el candidato del Frente de Todos, demuestran que está lejos de ser un tipo "conciliador" para con los medios.
Primero fue su ataque a la movilera Mercedes Ninci; luego a un periodista cordobés y, finalmente, a Jonatan Viale. Todo en un mismo día.
Ergo, si así se pone frente a preguntas sencillas y básicas, ¿qué hará el día de mañana como presidente ante la consulta de los medios por hechos de mayor gravitación, como posibles hechos de corrupción?
Para aquellos que hemos vivido las fuertes presiones del kirchnerismo, no es nada auspicioso saber que Alberto puede llegar a ser presidente de la Nación.
La memoria colectiva trae todos esos recuerdos, no solo de presiones sino también de carpetazos, venganzas y aprietes. Tópicos que uno no quisiera que vuelvan nunca más.