Soy uno de los mayores detractores del kirchnerismo, no hace falta que lo aclare. He sido asimismo uno de los periodistas más perseguidos por esa fuerza.
Desde llamados intimidantes de funcionarios K hasta demandas judiciales por calumnias e injurias. No me he privado de nada.
Lo aclaro, porque la maldita grieta argenta obliga a tener que sacar todo el tiempo el carnet de “periodista independiente”.
Viene a cuento de lo que dijo Fernández este miércoles en el marco de un acto con científicos, donde mencionó a una investigadora del Conicet que firmó la solicitada en apoyo a Mauricio Macri y que dijo haber sido injuriada por haber hecho pública su adhesión a la fórmula de Cambiemos.
Textualmente, el precandidato presidencial sostuvo: "A ningún investigador nunca le voy a preguntar cómo piensa ni a quién vota. Así que, Sandra Pitta, no tengas miedo, te prometo que te voy a cuidar como a todos ellos, porque vos valés mucho igual que todos ellos".
Ello provocó una desmesurada reacción en las redes sociales, acusando a Fernández de haber “apretado” a la científica. Lo mismo ocurrió con los grandes medios, que acusaron al otrora jefe de Gabinete de lo mismo.
¿Se puede ser más imbécil? ¿Realmente alguien puede interpretar los dichos del candidato K como una amenaza?
Fernández recibió el apoyo de unos mil científicos, ¿le puede dar relevancia a los dichos —siempre válidos— de una sola científica?
Siempre se puede encontrar una segunda lectura a las palabras de cualquiera, solo hay que tener algo de imaginación y una pizca de mal pensado. Es suficiente.
Alberto Fernández tiene mucho para criticársele, pero no es este el caso. Hay que admitir cuando alguien hace las cosas bien, aunque sea alguien que no nos caiga en gracia.
Por eso, no solo no me parece mal lo que dijo, sino que además aplaudo que “banque” a una persona que decidió optar por su rival político a la hora de elegir candidato a presidente.
No es poco.