Este martes, volvió a estallar todo por los aires: el dólar volvió a empujar su tendencia alcista y el riesgo país superó los 2 mil puntos básicos, el mayor nivel desde 2001. Ello sin mencionar que las acciones en la Bolsa bajaron más de 3%.
Lo ocurrido no sorprendió a los expertos, ni siquiera después de tantos días de relativa calma financiera. Es lo que preveían -al menos es lo que dicen ahora- luego de la incendiaria misiva que Alberto Fernández rubricó culpando a Mauricio Macri y al Fondo Monetario Internacional por la "catástrofe social" argentina.
Hubo una parte del documento en particular que inquietó a los mercados: "Como fuera advertido en la primera reunión del Frente de Todos con el staff del FMI realizada en junio de este año, el último desembolso ha sido íntegramente destinado a financiar la fuga. Este fenómeno constituye un incumplimiento flagrante a lo dispuesto por Artículo VI del Acta Constitutiva del organismo cuyo primer párrafo dispone que 'ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital'."
Para los expertos, se trató de un llamado liso y llano para que el FMI desista de desembolsar los 5.400 millones de dólares que estaban previstos a partir de mediados de septiembre. Sin ese dinero, la Argentina estaría en serias dificultades financieras, incluso a la hora de hacer frente a los compromisos que vencen este mismo año.
Ello explica las palabras de los funcionarios del gobierno, que culparon, uno tras otro, al candidato a presidente por el Frente de Todos por haber echado más nafta al fuego. "La actitud de Fernández fue claramente incendiaria", dijo Patricia Bullrich, por caso.
Por su parte, Fernández solo atinó a responder a través de su cuenta de Twitter: "No busque culpables fuera de su propio gobierno". El mensaje fue para Macri.
En el ala dura de Cambiemos sospechan que el exjefe de Gabinete intenta una suerte de "revival" de lo ocurrido en 1989. La propia Bullrich lo admitió al asegurar que las palabras de Fernández se inscriben en "la misma escuela de cuanto peor, mejor" que debió tolerar Raúl Alfonsín en su gobierno.
La ministra de Seguridad refería al pronóstico de un dólar "recontra-alto" del que habló Guido Di Tella en 1989, en la previa de la elección presidencial: se trató de uno de los ingredientes que colaboró en la debacle económica del entonces jefe de Estado radical, quien debió adelantar la entrega del poder. Por su parte, Di Tella sería "premiado" con el cargo de canciller por el peronista Carlos Menem.
Volviendo a la cuestión de fondo, el Gobierno está confiado en que el FMI sí hará el desembolso previsto, en el marco de que jamás se dejó de cumplir con los requisitos planteados por el organismo en materia fiscal, monetaria y cambiaria.
No obstante, ello no alcanza: los mercados necesitan certezas que no pueden esperar hasta el 15 de septiembre, más lejano de lo que parece.