Todo arrancó este lunes, temprano, con un tuit del periodista ultra K Gustavo Sylvestre, quien sostuvo: "Es increíble la campaña que el periodismo oficialista le está haciendo (en contra) a Vilma Ibarra porque marcó diferencias con la expresidenta en algún momento. ¿Y? Es una mujer inteligente, eficiente y laburadora. Ah, eso no importa. Son tan obvios".
En ese contexto, Alberto Fernández decidió retuitear el mensaje desde su propia cuenta en esa red social, avalando de alguna manera sus palabras.
La anécdota refiere al libro escrito por Ibarra en 2015 llamado "Cristina vs. Cristina, el ocaso del relato", con un tono muy crítico hacia la futura vicepresidenta, de lo cual dio cuenta este portal hace unos días.
Luego, llegó el turno de Hugo Moyano, quien dejó en el aire una frase brutal: “Hay que revisar lo que hicieron algunos periodistas y medios en estos años".
No fue un desliz, algo que se dice sin querer, porque luego el camionero aclaró respecto del trabajo de la prensa: “Han hecho mucho daño. Han acusado a gente. Como no han vivido, no se dan cuenta, pero hacen mucho daño. Eso no puede ser gratis, que les manden a decir y no pase nada". ¿Qué significa que no puede “ser gratis”? ¿Qué es lo que no termina de decir Moyano?
Preocupan sus palabras, no solo por la connotación que ostentan sino además porque vienen a tono de lo que vienen sosteniendo otros referentes K.
Por caso, anoche mismo Jorge Rial sostuvo: "Hay que hacer una revisión del periodismo en estos cuatro años". Para colmo, se lo dijo a Dady Brieva: el mismo que propuso hacer una “Conadep” para periodistas.
Y para coronar la situación, Alberto Fernández increpó a un periodista de diario Clarín en plena conferencia de prensa desde México: “Me parece que no quisiste entender”, increpó a Santiago Fioriti, molesto porque le preguntó por el cepo al dólar.
La situación se viralizó por todas las redes sociales, con la consiguiente preocupación de quienes vienen observando la sucesión de “encontronazos” del presidente electo para con los periodistas críticos.
¿No era que volvían “mejores”? ¿O volverán aquellos idus del gobierno de Néstor Kirchner, cuando Alberto llamaba a los periodistas para apretarlos por el contenido editorial de sus notas?
La Argentina no tolera más este tipo de actitudes, porque trae los peores recuerdos de los peores años de la historia argenta. Aquellos años de plomo, en los que la dictadura llegó a desaparecer a un centenar de periodistas, solo por hacer lo que mejor saben hacer: preguntar.
¿Eso busca el “neo kirchnerismo”? ¿Que los cronistas ya no pregunten? ¿Que se queden paralizados en sus escritorios en lugar de hurgar en los vericuetos del poder?
Es bien cierto que no todos los referentes K han hecho declaraciones de censura, pero también es real que nadie ha salido a condenar las palabras de los Moyano y compañía.
Preocupa ese silencio, porque permite especular que vendrá lo peor. Como en el pasado. No cualquier pasado, sino el más triste de todos.