Florencio Randazzo es un sobreviviente de la política. Un “maestro”, según sus propios amigos e incluso sus detractores.
Los primeros, en el sentido literal de la palabra; los segundos, en tono de burla, como una suerte de elogio solapado. “Ha hecho de las suyas, pero siempre zafa”, aseguran.
Y es cierto: ¿Quién recuerda algún escándalo que involucrara al otrora ministro de Transporte del kirchnerismo?
Por el contrario, Randazzo ha logrado caer siempre muy bien parado, como si su gestión hubiera sido exitosa y carente de todo escándalo. Aun cuando los trenes han regalado tragedias como la de Once y las empresas de transporte recibieron discrecionales y millonarios subsidios jamás transparentados. El principal beneficiario, los siempre oscuros hermanos Cirigliano.
Ahora, a pesar de todo ello, de sus acciones y omisiones, Florencio está a punto de volver de la mano de Alberto Fernández. Presumiblemente en el mismo cargo de antes: en la cartera de Transporte de la Nación.
Para que ello se haga carne, quedarán tapados sus escándalos de antaño. Por caso, la denuncia que le hicieron en 2014 por enriquecimiento ilícito en el marco de la compra de una estancia.
Se trata de un expediente que intentó archivar el juez federal Julián Ercolini y que reabrió la Sala II de la Cámara a cargo de Luis María Márquez y José Luis López Castiñeira.
No es la única mácula contra Randazzo: las entonces diputadas nacionales por la Coalición Cívica-ARI Elisa Carrió y Leonor Martínez Villada lo denunciaron junto a Cristina Kirchner por la presunta falta de control por parte del Estado Nacional en una trama delictiva ocurrida entre 2011 y 2015, en el Puerto de Buenos Aires.
"Pedimos a la Justicia que cite a indagatoria a la ex presidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner y al ex ministro del Interior y Transporte Aníbal Florencio Randazzo, ya que ellos eran los responsables de controlar el normal funcionamiento del único puerto que es propiedad del Estado Nacional", dice la presentación que recayó en el Juzgado Federal número 12, a cargo del juez Sergio Torres.
Según consta en la denuncia, la ex presidenta y el ex funcionario "eran los responsables de controlar el normal funcionamiento del único puerto -el de Buenos Aires- que es propiedad del Estado Nacional", durante 2011 y 2015, años en los que se registraron "maniobras de extorsión".
Hay un tercer expediente, pero allí el exministro zafó de manera sospechosa. Se trata de la apropiación de 50 millones de pesos donados por Naciones Unidas para programas de desarrollo.
En 2016, el juez Claudio Bonadio procesó a 25 personas que trabajaron durante la gestión de Randazzo en el ministerio a su cargo, pero extrañamente dejó de lado a este último.
La denuncia surgió a partir de una investigación de diario Perfil que en 2013 identificó al empresario Eduardo Wassi, de la firma de informática Dinatech, como favorecida en los contrataciones del Ministerio del Interior. La firma pasó a tener un patrimonio neto de 77 mil pesos en 2004 a superar los 400 millones de pesos en el 2011.
“La digitación de contratos se expandía más allá del Ministerio de Interior y conectaba con el programa de las Naciones Unidas”, según Perfil.
Y hay un cuarto escándalo, que nunca llegó a ver la luz, y que también involucró a Randazzo. No trascendió públicamente, pero en 2014 el juez federal Luis Rodríguez estuvo a punto de allanarlo en el marco de puntuales “irregularidades” en concesiones de la terminal de ómnibus de Retiro, otorgamientos de subsidios a concesiones y operadores ferroviarios.
En ese expediente voluminoso, del que logró zafar el entonces ministro, aparecen posibles inconsistencias en contrataciones públicas y el otorgamiento de subsidios ferroviarios en general, como de gasoil para transporte, todo realizado desde el Ministerio de Interior y Transporte.
La denuncia fue impulsada entonces por el abogado Ricardo Monner Sans, que tomó como sustento un informe elaborado por la Auditoría General de la Nación donde se observaron “deficiencias y debilidades ” en el sistema de control efectuado por la Secretaría de Transporte y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, como en el otorgamiento de subsidios a través del sistema Integrado de Transporte Automotor (SISTAU) y en el suministro de gasoil a precio diferencial a favor de operadores de transporte automotor de pasajeros.
El fiscal Federico Delgado intentó avanzar, pero nunca lo logró por las eficaces gestiones de operadores judiciales del kirchnerismo y, luego, del macrismo. Sus sospechas no solo alcanzaban a Randazzo, sino también a los exsecretarios de Transporte, Juan Pablo Schiavi y Alejandro Ramos.
En fin… como se dijo, Randazzo es un “maestro”. Incluso logró reinventarse frente a sus propias contradicciones: “Somos una alternativa para ponerle un límite al actual gobierno. Sin volver a la soberbia del pasado y sin el oportunismo de Massa”, dijo en 2017.
Dos años más tarde, Florencio se abrazó al mismo “oportunista”… un verdadero maestro.