Este sábado, Alberto Fernández tomó una de las medidas más cuestionadas de su gobierno: a través de un decreto publicado en el Boletín Oficial, aumentó las retenciones al campo. Las voces discordantes no tardaron en llegar, especialmente aquellas relacionadas a ese sector -el campo-, el empresariado y la oposición.
Es curioso, porque el pasado miércoles 7 de agosto -es decir, hace poco más de 4 meses-, el hoy presidente manifestó "no estar de acuerdo" con la suba de retenciones y calificó a ese mismo impuesto como "un castigo a la generación de valor del sector primario".
Más aún: se mostró optimista respecto de una eventual "reducción gradual" de ese gravamen y, para no dejar dudas respecto de su postura, dijo textual: "Se cometieron errores en el pasado que jamás volveremos a cometer".
Lo hizo en el marco de una reunión con los integrantes de la Mesa Ejecutiva de la Bolsa de Comercio de Rosario, sus mercados adheridos y la Cámara Arbitral de Cereales.
Allí mismo, en modo "precandidato" del Frente de Todos, sostuvo que el campo "tendrá un espacio significativo y preponderante".
¿Recordará haber hecho estas promesas Alberto? Pareciera que no, ya que, no solo subió las retenciones, sino que además nunca lo charló o consultó con ese sector.