Los desaguisados de Susana Trimarco no son nuevos ni novedosos. A lo largo de los últimos años, este periodista los ha dejado expuestos con lujo de detalles, no solo a través de las virtuales páginas de Tribuna de Periodistas, sino también en su libro de investigación Trimarco SA (editorial Wu Wei, 2017).
La mujer, a quien debe reconocerse que impuso en la agenda mediática vernácula la lucha contra la trata de personas, se ha vuelto multimillonaria gracias a las prebendas que supo regalarle el kirchnerismo, alineamiento partidario mediante.
Los años del macrismo la vieron militar “en el desierto” con errático éxito y ahora ha vuelto a las andadas gracias al regreso de los K al poder. Su presencia en la asunción de Alberto y Cristina no sorprendió a nadie: es parte del lobby que pergeña a efectos de conseguir nuevos fondos para sostener su lujosa vida, que no carece de sirvientes, guardaespaldas y choferes.
No obstante, esta nota no trata sobre ella... o sí, pero de manera periférica. En esta ocasión el foco está puesto en Gastón Alberto Francisco Robles, su secretario privado, quien también supo amasar su propia fortuna merced a su cercanía con Trimarco.
Su “buen pasar” no es ningún secreto para los tucumanos, quienes suelen verlo llevar una vida de millonario saudí, aún cuando figura como deudor 5 en el Banco Central de la República Argentina.
En ese contexto, no es casual que la Justicia lo investigue por “defraudación al Estado nacional” en su condición de secretario de la Fundación María de los Ángeles Verón.
Es parte de una trama que se inició por la evaporación de mas de 5 millones de pesos que el Ministerio de Planificación Federal, entonces a cargo de Julio De Vido, entregó a la propio Trimarco en 2015.
Según reveló Tribuna de Periodistas oportunamente, ese dinero era solo un anticipo de un monto que superaría los 22 millones para que la madre de Marita Verón avanzara en obras en la propiedad del ex Hospital Militar de San Miguel de Tucumán y remodelara un jardín de infantes en la misma provincia.
Sin embargo, en 2017 el Ministerio del Interior detectó que las mismas no solo no habían empezado sino que además el inmueble estaba abandonado.
Acto seguido, el gobierno nacional le exigió a Trimarco el reintegro del dinero, lo cual jamás sucedió. La mujer no solo no devolvió nada, sino que encima aseguró ser inocente de lo que se la acusaba.
Al momento de declarar, Robles también se hizo el “sota”: dijo que nunca había firmado ningún análisis de activos y pasivos de la ONG, y que no manejaba los balances de la fundación de marras.
Un hombre bajo sospecha
Pocos saben que Robles es titular de "Hacemos Tucumán", el frente electoral que inscribió José Alperovich en las elecciones de junio, en las que terminó siendo derrotado ante su “pupilo” Juan Manzur.
Antes de ello, el hoy secretario de Trimarco había sido jefe de la Anses de la misma provincia, gracias a puntuales gestiones de los capitostes de La Cámpora, agrupación a la que reporta al igual que su hermana María del Tránsito Urueña Russo.
Esta última supo acomodarse en el Sindicato de Trabajadores Judiciales de la CABA (SITRAJU), que maneja en las sombras Eduardo “Wado” De Pedro, hoy ministro del Interior del gobierno de Alberto Fernández.
Ambos, Robles y su hermana, son primos de Gustavo Fernández Russo, quien supo comandar la estratégica Subsecretaría de Comunicación y Contenidos de Difusión en los tiempos en los que Cristina era presidenta. Desde allí, manejó millonarios fondos muchos de los cuales terminaron siendo cuestionados en la Justicia.
Por caso, Russo fue citado por el juez federal Claudio Bonadío por la supuesta comisión del delito de “malversación de fondos públicos” al haber difundido un spot publicitario en el programa “Fútbol Para Todos” en plena disputa con el gobierno de Mauricio Macri, en donde se lo criticaba.
Una digresión al respecto: “Wado” de Pedro logró “colocar” a su propio hermano, Gerónimo Ustarroz, en un lugar clave del poder real: será representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura.
El caso Robles revela mucho más que una sucesión de hechos de corrupción. Es la postal de cómo se mezclan la política, los negociados y el manejo discrecional de fondos públicos. Es decir, dinero de todos los argentinos.
Trimarco supo ser parte de ese engranaje, a través del cual le “bajaron” millones y millones de pesos —solo en 2015 le dieron más de 23 millones de pesos— a cambio de su apoyo al kirchnerismo. A cambio, la mujer inventó supuestos rescates de mujeres del mundo de la trata. No lo dice este periodista, sino los propios trabajadores de la fundación María de los Ángeles Verón.
Verónica Silvera y Paula Bianco, respectivas abogada y psicóloga que supieron trabajar con Trimarco, admitieron que la mayoría de las actuaciones que ella menciona son falsas.
Solo resta mencionar que parte de esos fondos salieron de las millonarias “cajas” comandadas por La Cámpora. Todo supervisado por Alperovich y su troupe.
A su vez, algunos de los abogados que asesoran a Trimarco y forman parte de su "cuerpo de letrados" abrevan en esa misma agrupación K. Uno de ellos es el "camporista" Augusto Barrionuevo, célebre por asesorar a usurpadores de propiedades privadas en Tucumán.
Todo cierra.
Alperovich con Trimarco y Alperovich con Robles... todo cierra