La discusión es muy menor y tuvo más impacto en las redes sociales que en la vida real. Refiere al comentario de Carlos Pagni el lunes pasado en su programa Odisea Argentina, donde aseguró que la detención del ex secretario de Transporte de la Nación Ricardo Jaime fue "ordenada" por puntuales magistrados para impedir la publicación de una noticia que los responsabilizaba “de la impunidad del kirchnerismo“.
“¿Por qué los jueces de Comodoro Py empezaron a hacer un uso compulsivo, indiscriminado y, probablemente, violatorio de determinadas garantías de la prisión preventiva?”, se preguntó retóricamente el periodista.
Y se respondió: “Porque el diario La Nación un domingo estuvo por publicar una foto de todos los jueces federales de Comodoro Py diciendo ‘estos también son responsables de la impunidad del kirchnerismo'. Preocupados porque esta noticia saliera a la luz, varios jueces dijeron: ‘Tenemos que desplazar esa tapa con otra noticia; metámoslo preso a Ricardo Jaime'”.
Pagni, Jaime, foto, preventivas, "probablemente", jueces, kirchnerismo, domingo, presión de la opinión púbica, sobreactuación: todo en 50". pic.twitter.com/Q25hZZiQkQ
— Pablo Petovel (@pablopetovel) March 3, 2020
Ello provocó que miles y miles de militantes K y periodistas ad hoc salieran a tomar las palabras de Pagni como si fueran la gran revelación. Como si alcanzara con su comentario para demostrar que ha existido en la Argentina esa figura tan absurda llamada lawfare.
Cabe preguntarse pues: si todo lo que dice Pagni es cierto y comprobado, ¿los señalamientos por la corrupción kirchnerista deben tomarse como reales también? Porque, ¿cuándo hay que creerle al periodista y cuándo no?
Veamos dos de sus columnas en diario La Nación, tomadas al azar. La primera es del 9 de julio de 2019 y se titula “La grieta kirchnerista”:
“Muchas de las conductas más repudiables del kirchnerismo ocurrieron durante el período de Néstor Kirchner, con Alberto Fernández como jefe de gabinete. La valija de Antonini ocurrió en 2007; el financiamiento de la efedrina a través de droguerías, uno de cuyos presidentes terminó muerto en el triple crimen, ocurrió en 2007; también el conflicto con el campo, que reveló los primeros rasgos autoritarios muy marcados del kirchnerismo; y el regalo del 25% de YPF a la familia Esquenazi, entre 2007 y comienzos de 2008, entre otras políticas”.
En la misma nota aparece un párrafo más inquietante aún: “Para creer que Alberto Fernánez se puso del lado del periodismo cuando el kirchnerismo fue contra la prensa hay que olvidar que fue él quien pidió la censura de Julio Nudler cuando levantaron a última hora la nota de Página 12. También hay que olvidar el levantamiento del programa de Pepe Eliaschev en Radio Nacional. La persecución de figuras opositoras por parte del kirchnerismo y, casi siempre, en el 99% de los casos, sirviéndose de los servicios de inteligencia, ocurrió eminentemente con Néstor Kirchner”.
¿Qué dirán los kirchneristas de "paladar negro" al respecto? Veamos la segunda columna, esta vez del 1º de marzo de 2019 titulada “La justificación kirchnerista para un futuro indulto”:
“Ramos Padilla, que supo ser abogado defensor de Héctor Timerman, sostiene que D'Alessio es un engranaje de una temible maquinaria de coacción destinada a manipular las acusaciones penales. El juez parece estar retratando el régimen montado por Néstor Kirchner con el auxilio de Francisco Larcher, Antonio Stiuso y el gestor judicial Javier Fernández. El kirchnerismo encontró en Dolores una bandera con la que ingresar a la campaña electoral. A la luz de las innumerables pruebas de corrupción que pesan en su contra, muchas aportadas por los propios corruptos, el argumento de un complot suena ridículo”.
Se insiste, ¿por qué hay que creerle al Pagni de esta semana y no al que escribió esas notas periodísticas? Los kirchneristas jamás responderán esa pregunta porque no les importa.
El fanatismo puede mucho más que el sentido común en sus cabezas. Ni siquiera entienden que el robo que han llevado a cabo los K también los perjudica.
Respecto de Jaime, el motivo por el cual terminó preso no solo gravita en la enorme cantidad de prueba que colectó la Justicia en su contra —llegó a tener un avión privado de 4 millones de dólares—, sino también en su propia confesión: él mismo reconoció haber sido coimero en el año 2015 ante el fiscal Guillermo Marijuán en dos hechos de corrupción.
Ergo, el comentario de Pagni es absurdo e infundado. Solo resta preguntarse, ¿qué lo llevó a decir lo que dijo? ¿Es verdad que lo “carpetearon”, como se dice en ciertos ámbitos del poder político?
Por lo pronto, según revelaron este miércoles Jorge Lanata y Jésica Bossi en radio Mitre, desde el diario La Nación habrían desmentido los dichos del conductor de Odisea Argentina y habrían manifestado “mucho enojo”.
Todo indica que, como dice el dicho periodístico, “habrá más novedades para este boletín”.