Otra vez sopa. Desde que tengo memoria aparecen dibujos en campos de diversos lugares del mundo que suelen ser atribuidos a seres de otros planetas. Como si los eventuales extraterrestres no tuvieran nada mejor que hacer que ponerse a hacer simbolitos en el pasto.
Como si el ser humano no pudiera hacer exactamente lo mismo con su propia mano.
Refiere el comentario a lo ocurrido en las últimas horas en un campo de Alemania, donde apareció un misterioso círculo con símbolos simétricos.
“Ya sea parte de una obra de arte, una broma o algún fenómeno extraño, el enorme círculo impresiona por lo preciso y simétrico de sus formas interiores”, aseguró al respecto la agencia de noticias DPA”.
No obstante, no es la primera vez que aparecen dibujos de tal tenor en algún lugar del globo terráqueo. De hecho, en 2003 publiqué lo ocurrido en un campo de cultivo junto al observatorio de Chilbolton, Inglaterra, donde aparecieron una serie de formas geométricas, de igual tenor a los que aparecieron ahora.
En esos días, también hubo revuelo en los medios y —como no podía ser de otra manera— un aprovechamiento de diversos ufólogos inescrupulosos. Pero duro poco, porque los autores de la broma pronto revelaron cómo habían hecho los gráficos de marras.
No hacía falta, en septiembre de 1991, dos agricultores galeses —Doug Bower, de 67 años, y David Chorley, de 62—, se confesaron autores de muchas de las misteriosas formas geométricas que venían apareciendo en los campos de maíz de esa zona. Lo hicieron durante casi 13 años.
Es oportuno recordarlo ahora mismo, porque los investigadores del tema OVNI han vuelto a las andadas, aprovechando lo ocurrido en Alemania. Asegurando que, los que armaron los dibujos, son seres de otros planetas.
Por eso, vuelvo a recordar aquella frase que solía decir cuando discutía con ufólogos vernáculos, a fines de los años 90, en los días en los que ofrecía 10 mil dólares a quienes pudieran probar la existencia de extraterrestres en la Tierra: "Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias".