El pasado sábado 13 de marzo, Alberto Fernández puso en peligro su vida al viajar a Chubut, en el contexto de una protesta en la cual arrojaron piedras al vehículo en el que se desplazaba.
Allí mismo quedó de manifiesto la frágil situación a la que está expuesto el presidente de la Nación en lo que a su seguridad personal respecta.
Porque, de una manera u otra, fallaron casi todas las instancias de la protección de su investidura física. Por no decir todas.
Una de ellas es la que refiere a la sección “Avanzada presidencial” de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), creada justamente para anticiparse a los posibles incidentes que podría enfrentar el mandatario. Ello fue mencionado “al pasar” por Tribuna de Periodistas el 16 de marzo pasado.
“¿Se hará cargo Cristina Caamaño de no haber activado al grupo de Avanzadas presidenciales, que se encarga de monitorear con antelación los viajes de los mandatarios nacionales?”, dijo este periodista entonces, casi como una pregunta retórica.
Entonces, este cronista no tenía consigo un dato fundamental: dicho equipo fue desactivado oportunamente por la hoy interventora de la AFI. Dejando a todo su personal de patitas en la calle.
“Avanzada” supo tener una actividad destacada en tiempos del macrismo, con Edgardo Aoun comandando a tal equipo.
Otrora jefe del área de Crimen Organizado, fue quien supo traer a la Argentina a Ibar Esteban Pérez Corradi, prófugo del triple crimen de General Rodríguez y nexo con Aníbal Fernández en lo que refiere al expediente que investiga la escandalosa ruta de la efedrina.
Antes, durante el menemismo, el grupo de “Avanzada” apareció en medio de una confusa intervención en el contexto de la muerte de Carlitos Menem, ocurrida el 15 de marzo de 1995.
Fue revelado por quien escribe estas líneas en su libro “Maten al hijo del Presidente” (Editorial Galerna, 1999). Pero esa es otra historia.
Ahora mismo, el dato es el que se acaba de revelar: en medio de momentos de creciente incertidumbre, donde más se necesita que el jefe de Estado se encuentre protegido en su integridad física, se decidió desarmar el equipo más importante que se ocupaba de ello. Un verdadero escándalo, que complica la figura de Caamaño.
Dicho sea de paso, la interventora de la AFI está por sufrir otro revés: en las últimas horas, una medida cautelar de la Justicia dictaminó que deje sin efecto el despido de un agente al que echó en su momento, y le ordenó la reincorporación inmediata del mismo.
En dicho marco, luego de tantos desaciertos —que se suman a los que ya viene acumulando— ¿podrá Horacio Verbitsky seguir sosteniendo a Caamaño en su cargo?
Una digresión al respecto: el interés del periodista gravita en que la mandamás de la AFI es quien le provee de puntuales carpetas originadas del trabajo del espionaje vernáculo. De allí se nutre para sus notas de “investigación”.
Como sea, Caamaño pasa por su momento más complicado dentro del gabinete de Alberto y Cristina. Los que saben del tema juran que será eyectada de la AFI en el mediano plazo. Habrá que ver...
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PARA EL ENEMIGO OBSECUENTE, TODO LO PEOR.