Alberto Fernández sabe que es un apenas sobreviviente dentro del Frente de Todos. Alguien del cual el kirchnerismo duro desconfía, no solo por su pasado “anti K”, sino también porque observa que carece del carácter que se precisa para ser miembro de tan selecto club.
En tal contexto, al presidente de la Nación solo le queda una carta en la manga: disfrazarse de aquellos que lo repudian. Casi como aquella proclama que dice que, “si no puedes contra ellos, úneteles”.
Por eso, con algo de sobreactuación, el jefe de Estado pergeñó un plan que considera brillante: ha dado instrucciones precisas a sus hombres para que militen los (pocos) logros que lleva acopiados el Gobierno. Ello de cara a las Legislativas de este año.
La vacunación contra el coronavirus será el principal estandarte del oficialismo. Acaso el único. Con sus aciertos y errores.
Los nombres para llevar adelante la “patriada” ya están decididos, y sus funciones también. Santiago Cafiero, por caso, será el “coordinador” del grupo. Una especie de “jefe de campaña”.
A su vez, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro será el encargado de “marcar presencia en el territorio”. Lo hará junto a Gabriel Katopodis, titular de la cartera de Obras Públicas.
Parte de los lineamientos los dio a conocer Alberto en un vuelo de regreso a Salta, la semana pasada. Aparte de los mencionados, lo escucharon: Carla Vizzotti, ministra de Salud; Matías Kulfas, titular de Desarrollo Productivo; Julio Vitobello, secretario de la Presidencia, y Juan Pablo Biondi, el vocero presidencial “mudo”.
Allí, palabras más, palabras menos, el mandatario hizo una particular catarsis: dijo que estaba cansado de ser el único que siempre sale a dar la cara y explicar los actos de gobierno. Ello se verá traducido en mayores apariciones públicas de los funcionarios mencionados. Y otros.
No fue casual que la impronta de Alberto se diera justo después de que Cristina Kirchner reapareciera en público pidiendo a la oposición que deje “la vacuna y la pandemia afuera de la disputa política”. Como se dijo, es el tópico en el cual se va a enfocar la campaña del Frente de Todos.
Por ello, bien puede interpretarse que, detrás de la estrategia del jefe de Estado se encuentra la orden de la propia vicepresidenta, siempre afecta a manejar hilos ocultos de poder.
Dicho sea de paso, Cristina no dejó pasar el momento para apuntar nuevamente contra el Grupo comandado por Héctor Magneto: “Como Clarín no hay nada. El grado de concentración y repetición al unísono que tiene el gran diario argentino no existe en ninguna parte del mundo. Sobre todo porque la legislación impide esa gran concentración”.
¿Por qué hizo ese comentario? ¿Vendrá acaso una nueva embestida contra aquel holding? Más aún: ¿Se aproxima una avanzada contra los medios críticos en general? Preguntas cuyas respuestas se irán conociendo al paso de estos meses de incansable campaña.
Entretanto, inquieta al Gobierno lo que viene manifestándose en las calles, con protestas cada vez más numerosas. Algunas de ellas protagonizadas por referentes cercanos al propio kirchnerismo.
Si a ello se suman los escraches que viene sufriendo el propio Alberto en sus viajes por el interior del país, los augurios no son nada buenos. Axel Kicillof asegura estar preocupado por la misma cuestión, que promete recrudecer de cara a fin de año.
La clave para entender lo que viene reposa en dos personajes centrales de los movimientos sociales: Fernando “Chino” Navarro y Juan Grabois. Atenti con ambos. Lo que dicen y lo que hacen.
Macri y un pifie a la mendocina
Mauricio Macri vivió una de las peores jornadas de su vida en Mendoza, luego de asegurar que el coronavirus era poco más que una gripe. Las críticas le llovieron por doquier y persisten hasta estas horas.
Ciertamente, la visita del expresidente a esa provincia fue un verdadero fracaso: no logró tejer ninguna alianza concreta dentro de la oposición, apenas sí consiguió algunas fotos de ocasión con referentes del radicalismo que solo le regalaron esa postal. Nada más.
Aparte de eso, tuvo un encuentro con jóvenes del PRO y el radicalismo, ante los cuales presentó su libro “Primer tiempo”, sin lograr vender un solo ejemplar. Terminó regalando varios.
Lo bueno es que no debió tolerar ninguna pregunta inoportuna por parte de los concurrentes. Solo “chupadas de media” y puros elogios.
Hablando de Mendoza: avanza sin prisa —pero sin pausa— el escándalo del juez Walter Bento, con revelaciones que empiezan a incomodar al mundillo de la política y puntuales referentes del mundo empresario. También a ciertos colegas mendocinos.
La trama se denota más densa de lo que parece y los hallazgos vienen del lugar menos esperado: del entorno del fallecido Diego Aliaga, cuya gravitación parece más importante de lo que se creía.
Armados de sociedades, dinero que no puede justificarse, lazos con el mundo del delito. Todo ello tapado por ciertos jueces y fiscales, que ahora mismo deben estar tragando saliva.
Respecto de las sociedades, hay una en particular, Donna SA, con una sospechosa modificación accionaria, que apareció luego de que Aliaga apareció asesinado. Su firma, de hecho, no coincide con la que solía rubricar. Ergo, ¿quién se la “truchó” y por qué?
A esta altura, todos juegan a que pase el tiempo y nadie se acuerde de nada. Porque son muchos los que le debían favores. Por ejemplo, el dueño de uno de los diarios digitales más importantes de Mendoza se hacía traer televisores de Miami para “zafar” de los altísimos impuestos que estipula tal importación. No fue el único.
A tal respecto, debe mencionarse que MDZ avanza en una intrincada ingeniería comercial-periodística que busca posicionarlo como uno de los 5 medios más importanes del país. No le será sencillo, ya que desde hace unos años ha decidido abandonar los conceptos básicos del periodismo. Ocultando ciertos desaguisados de la política local e insuflando solo aquellos que le convienen.
Como sea, MDZ está a punto de coronar a un CEO, que sería oficializado a principios de julio. Con un contrato bastante jugoso.
Ya mismo se dejan escuchar las quejas dentro de la redacción de ese medio, motorizadas a través de un selecto grupo de Whatsapp, por los onerosos gastos dispendiados a columnistas foráneos, en detrimento de los periodistas propios.
Sus quejas no podrán ser atendidas por el principal dueño de MDZ, Orly Terranova, ya que su preocupación se encuentra enfocada en la causa judicial que inició oportunamente Cristóbal López y que se llevó puesto a Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, otrora asesor legal de Macri.
Orly sabe que el próximo al que irá a buscar el dueño de C5N es él. Por varios motivos, pero principalmente su interés en quedarse con sus medios cuando estaba tras las rejas.
Ello explicaría que Orly se esté blindando tanto a nivel mediático. Nada es casual.