El narcotráfico hace estragos en nuestro país. Y no es una frase efectista, sino la más pura realidad actual. Argentina, que se consideraba "lugar de tránsito" de estupefacientes hace no muchos años, ahora es parte involucrada en la producción y comercio de los mismos. Eso que tanto se temía hace sólo un par de décadas, finalmente ha sucedido.
La droga ha copado los lugares de poder más insospechados y se ha enquistado en muchas de las provincias del país, corrompiendo a la clase política vernácula.
Es evidente -duele decirlo- que no será sencillo erradicar este flagelo. Muchos políticos, en lugar de combatir el comercio de drogas, viven de él. No pocos jueces protegen el negocio y los legisladores no avanzan en una normativa que permita actuar de manera contundente. Nuestros hijos serán los que padecerán las consecuencias de esta enorme irresponsabilidad, no hay dudas de ello.
Muchos creen las drogas son un problemas de otros, que sólo debe preocuparse aquel que vende y, eventualmente, el que consume. Pero no es tan sencillo. La droga corrompe, genera violencia y deja muerte a su paso.
Los coletazos de lo antedicho es lo que hoy sucede en países como Colombia, modelo al que nos dirigimos indefectiblemente. Comienzan a aparecer en nuestro país los síntomas de lo antedicho: guerra de cárteles, enfrentamiento entre bandas y muerte a manos de sicarios.
Y en el marco de lo descripto, el hilo se vuelve a cortar por lo más delgado: el del periodista. Es que hace unos días la Justicia salteña, de la mano del "oficialista" juez Correccional y de Garantías de Salta, Héctor Martínez condenó a un año de prisión en suspenso y otro de inhabilitación profesional a nuestro colega Sergio Poma, acusado de haber injuriado al gobernador de la provincia, Juan Carlos Romero. ¿Qué dijo Poma? Atribuyó a Romero presuntos hechos de corrupción cometidos con la operatoria de títulos provinciales e imputó irregularidades en las contribuciones hechas a la campaña electoral de la fórmula Menem-Romero del año 2003 por la Fundación Argentina Solidaria, en la cual figuran como integrantes el secretario privado de Romero, Ángel Torres, y su esposa Carmen Marcuchi de Romero. Todo lo asegurado por el periodista no sólo es real sino que se está investigando en una causa judicial independiente.
Más allá de esto, hay algo que llama poderosamente la atención: en la historia del periodismo no existe condena similar a la que ha recaído sobre Poma respecto a la "inhabilitación" profesional, una medida que resulta obviamente inconstitucional al vulnerar la libertad de expresión más elemental.
Frente a semejante atropello es dable destacar que Poma es un valiente investigador del tema narcotráfico no sólo en su provincia sino en todo el país y es uno de los pocos periodistas que se ha animado a enfrentar al poder político de Salta (1).
También es importante mencionar que las mismas denuncias que viene haciendo Poma han sido confirmadas posterior y simultáneamente por aquellos que históricamente hemos investigado los desaguisados de Romero. Las fuentes que han dado información a Poma, muchas de ellas ex funcionarios del gobernador, son las mismas que han dado testimonio a otros periodistas que se animaron a denunciar públicamente estos temas ¿Por qué entonces Romero sólo querella a Poma? Difícil saberlo, aunque probablemente tenga que ver con el enojo que causa al gobernador que Poma lo vincule indefectiblemente con el narcotráfico, un estigma del que no puede escapar.
Hay un detalle no menor: aquellos que nos interesamos por el tema "drogas" conocemos fehacientemente los vínculos de Romero con el comercio de narcóticos y cómo ha "operado" oportunamente siendo legislador nacional para llevar adelante iniciativas que favorecieran este flagelo (2).
Y he aquí una gran paradoja. Es insólito que, mientras las drogas siguen ingresando a nuestro país gracias a personajes como Romero, Poma sea condenado por señalarlo (con mucha evidencia, dicho sea de paso).
Es la mejor manera de "matar al mensajero" una vez más. Es el remedio más efectivo para "curar" a aquellos hombres de prensa que quieran denunciar temas similares a futuro.
Blanca provincia
"La Argentina es Estados Unidos o la Argentina es Colombia. Si es Colombia, yo me voy". Esas explosivas declaraciones fueron efectuadas por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo el día miércoles 23 de noviembre de 1994 refiriéndose a la ley de correos que había obtenido media sanción en la Cámara de Senadores a mediados del mismo mes y que facilitaba el transporte de elementos "prohibidos", como las drogas.
El proyecto, a medida de los narcotraficantes, había sido impulsado insistentemente por los senadores Eduardo Vaca y Juan Carlos Romero, lo cual generaba grandes sospechas a los organismos de lucha contra las drogas. A partir de ese momento, Romero comenzó a ser investigado por la DEA, quien presumía que el gobernador de Salta tenía estrecho vínculo con la comercialización de estupefacientes.
Su nombre aparecía en muchos de los escándalos de drogas vernáculos y eso irritaba los nervios de los agentes norteamericanos. Por caso, en el marco del Yomagate del año 1991, Romero fue sindicado de ser una de las personas que entregaba paquetes con supuesto contenido de drogas al secretario personal de Eduardo Duhalde, Alberto Bujía que luego se comercializaban en la provincia de Buenos Aires.
Bujía afirmaba que esos paquetes eran “cajas de cigarrillos importados y perfumes franceses” para importantes caciques del peronismo, aunque en privado admitía que eran estupefacientes. Su extraña muerte en marzo de 1991 jamás permitirá saber la verdad.
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La idea de que Salta es una de las provincias donde el poder político está vinculado por excelencia a la venta de drogas no es antojadiza. Hay un largo historial de hechos acaecidos en los últimos años que dan cuenta de ello. Primeramente, hay que tener en cuenta que es una provincia ubicada estratégicamente para ingresar narcóticos al país, lo cual fue aprovechado históricamente por grandes barones de la droga utilizando como reaseguro el financiamiento a ciertos gobernantes y políticos salteños de turno.
El primer indicio fuerte se dio a mediados de los años 80, cuando se estrelló un avión perteneciente al entonces gobernador de Salta, Roberto Romero -padre del actual mandatario provincial-, en la zona de San Antonio de los cobres con 200 Kg. de cocaína. Todas las miradas se dirigieron al mandatario, quien jamás pudo quitarse el mote de "narco", ni siquiera después de fallecer en un sospechoso accidente.
Los días de gloria de Romero coincidieron con el período en que nuestro país pasaba a ser "productor" de narcóticos y dejaba de ser lugar de "tránsito". Fueron los días en los que se hicieron fuertes los grandes "capos" del tráfico de estupefacientes, quienes comenzaron a "bancar" algunas campañas políticas a cambio de poder moverse con tranquilidad en su negocio.
Pocos saben que los Romero (padre e hijo) aparecen desde hace años en los archivos de la DEA norteamericana por sus vínculos con el mundo de las drogas (ver documento al pie). En el mismo sentido, a fines de los años 70, apareció el nombre de Roberto Romero vinculado al mundo de los narcóticos en la página 103 del libro Mamá Coca del periodista Anthony Henman: "(...) Es, no obstante, de la vecina Argentina de donde han provenido las más asombrosas revelaciones de implicaciones a alto nivel en el negocio de la cocaína, indudablemente, no con respecto a los actuales gobernantes militares, altamente paranoicos y ultra reservados, sino con relación a personajes que predominaron en el último periodo de la presidencia de Isabel Perón. La historia fue revelada por el servicio de informaciones del ejército en las vísperas del golpe de 1976 e incluía a una serie de prominentes figuras del ala derechista del movimiento peronista, entre los que figuraban el ignominioso Ministro de Bienestar Social, López Rega; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Vignes, y una corte de figuras secundarias como el Ministro Raúl Lastiri, el senador Cornejo Linares, el director del diario 'El Tribuno', Roberto Romero (...) Operando una serie de bien equipados laboratorios de cocaína cerca de Salta, en la frontera con Bolivia, estas figuras controlaban una red de gran alcance que utilizaba la Policía Federal para la distribución interna en el país y la cobertura del servicio diplomático para la consolidación de una ruta segura para las exportaciones."
Concluyendo
Cuando escribí el libro La larga sombra de Yabrán en el año 1998 (3), desnudé algunos de estas verdades sobre Juan Carlos Romero y sus vínculos con las drogas. Le di la posibilidad de negarlo o darme su versión acerca de algunos de los hechos que estaba por publicar, pero el silencio fue toda la respuesta que obtuve por su parte. Años más tarde, seguramente interesado por escalar posiciones políticas de poder, ha presionado a la justicia para condenar a quien posee prueba concluyente sobre sus negociados y su relación con los estupefacientes, Sergio Poma. Héctor Martínez, el magistrado que ha condenado al mencionado periodista, no ha valorado de manera independiente la prueba presentada por Poma y ha actuado bajo la influencia del Gobernador del Salta. Una real vergüenza.
No es la primera vez que esto sucede. El año pasado yo mismo fui condenado por el juez Norberto Oyarbide por "injurias" (luego sobreseído por calumnias) al haber relacionado al ministro del Interior, Aníbal Fernández con el comercio de drogas. Es una sentencia que ha sido apelada y seguramente tendrá resultado positivo para mí, pero no deja de molestar la impunidad con la que ciertos funcionarios se manejan. Y es que, insisto, los narcóticos siguen ingresando al país de manera creciente y sólo hay condenas contra los periodistas que lo denunciamos.
Mientras tanto, docenas de chicos mueren todos los meses a causa de los efectos de las drogas. A nadie le importa, algún día serán sólo parte de alguna estadística, nada más.
He escrito artículos, publicado libros, he dado charlas en colegios secundarios, he aportado pruebas a veintenas de causas judiciales y hasta he dado evidencia a la DEA norteamericana (Ver al pie) sobre el tema narcotráfico, pero nada sucede. Las pruebas existen y muchas de ellas están a la vista, pero no es de interés para nadie.
La condena contra Sergio Poma la siento como propia, no sólo porque es un querido amigo y respetado colega, sino porque entiendo lo que se siente ante la injusticia e incoherencia de un sistema perverso que sostienen los mismos que aseguran combatirlo.
Christian Sanz
(1) Sergio Poma publicó hace poco en Tribuna de periodistas un anticipo de su valiente libro Salta, el narcopoder que muestra a las claras cómo se maneja el tráfico de drogas en Salta.
Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3104
(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=797
(3) La larga sombra de Yabrán, Editorial Sudamericana (1998), puede bajarse gratuitamente desde aquí:
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2920
Documento de la DEA que sindica a Roberto Romero como poderoso narcotraficante
Una de las cartas presentadas ante la Embajada de EEUU junto con evidencia contra ministros de Néstor Kirchner