Es insólito. Ni siquiera en la cumbre del G20 el Frente de Todos logra ponerse de acuerdo en mostrar coherencia. Mientras Alberto Fernández intentaba este sábado convencer a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, de flexibilizar las condiciones de la deuda adquirida por Mauricio Macri, Máximo Kirchner aseguraba que la Argentina necesita "un cambio de mirada del Fondo". En el mismo momento.
"Es importante que el organismo internacional cambie su mirada y le brinde a los argentinos y argentinas el mayor tiempo posible" para pagar el "enorme" endeudamiento que "contrajo Macri", sostuvo el hoy diputado Nacional.
Nunca más inoportuno, sobre todo porque Máximo no es cualquier persona, sino el hijo de Cristina Kirchner, la vicepresidenta de la Nación. Ahora mismo ocupando la primera magistratura del país, en ausencia de Alberto, quien fue coronado por ella a través de un tuit.
El vástago de la expresidenta debería tener en cuenta que, si bien el presidente tuvo diversas reuniones —con Angela Merkel, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y puntuales autoridades de Europa—, aún no consiguió “changüí” alguno.
Y le será complicado hacerlo: en las últimas horas, el ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, expresó lo que el “inconsciente” del organismo no se anima, al asegurar que la Argentina "no va a pagar".
Respecto de la campaña, no hay mucho para comentar: las encuestas aseguran un resultado similar a las PASO, con una victoria contundente de Juntos por el Cambio. Nada que sorprenda.
Sí habrá que prestar atención al día después. Allí se sabrá cómo sigue este experimento llamado kirchnerismo. Por lo pronto se pueden anticipar dos cosas: primero, los K se van a radicalizar al extremo. Segundo, el peronismo se va a empezar a despegar del Frente de Todos.
Será entonces el cierre de aquel ciclo que comenzó en 2001 con la caída de Fernando De la Rúa y que coronó a Néstor Kirchner como presidente de la Nación en 2003. Habrá que ver en qué se reconvertirá el peronismo, movimiento versátil como pocos. Que supo ser neoliberal con el menemismo, y luego irse al otro extremo con el kirchnerismo.
En otro orden de cosas, ha generado enorme repercusión la revelación de Tribuna de Periodistas respecto del ingreso de casi mil “pasantes” de La Cámpora a la Anses, con el aval de Juan Modarelli, candidato a legislador por la CABA por el Frente de Todos... y camporista, detalle no menor.
“Un escándalo de proporciones se configura en estas horas en la Anses, ya que Fernanda Raverta viene repartiendo ‘categorías’ en el sector de Prestaciones, área manejada con discrecionalidad por Juan Manuel Tignanelli, hermano del diputado provincial Facundo ídem y ‘espada’ de Máximo Kirchner”, se publicó en esta misma columna hace una semana.
A partir de tal primicia, los gremios en Anses llamaron a una reunión paritaria y de Comisión Permanente de Carrera (COPECA) para “disimular” la cantidad de categorías que están regalando.
Debe mencionarse a tal respecto que el gremio que reparte cargos “a troche y moche” es SECASFPI (Sindicato de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Nacional de la Seguridad Social), cuyo secretario general, Carlos Ortega, responde a Máximo Kirchner.
Dicho sea de paso, Ortega —quien oficia de “suplente” como diputado nacional en la provincia de Buenos Aires— es quien, junto a su mujer, Soledad Alonso, hizo reingresar a todos los ñoquis que habían sido despedidos durante la anterior gestión en la Anses.
Hablando de escándalos en ciernes, hay uno que roza a Cristina y que promete tomar vuelo: tiene que ver con el avión de YPF, que la vicepresidenta usa como si fuera propio, provocando incluso la incomodidad de los propios.
Nada nuevo bajo el sol: pocos sabe que, cuando Aníbal Fernández era ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos del gobierno de Cristina, se apropió de un helicóptero de Gendarmería, con el que los fines de semana se iba a Pinamar.
Macri es otro de los que tiene de qué preocuparse, no tanto por la denuncia de espionaje a los familiares del ARA San Juan —que ocurrió efectivamente y está demostrado, aunque no se puede precisar cuál fue su responsabilidad—, sino más bien por otra causa de intrusión que también involucra a la AFI durante su gobierno.
Es aquella en la cual se comprobó que periodistas, políticos y empresarios eran monitoreados de manera ilegal. El caso más escandaloso fue el del colega Hugo Alconada Mon, quien no solo fue espiado por la exSIDE, sino también sus padres.
Ese expediente está a punto de recobrar impulso, merced a una serie de pruebas que produjo la Justicia Federal.
Es una trama inquietante para Macri, porque la propia Elisa Carrió le advirtió en 2017 que ello ocurría y el entonces presidente no hizo nada de nada.
Incluso Carlos Pagni describió lo que sucedía durante el mismo año, en las páginas de diario La Nación, y no movió el amperímetro del exmandatario.
Como suele decirse, la responsabilidad es muchas veces por acción... pero también por omisión.
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