Todo empezó con la difusión de imágenes de las cámaras de seguridad de la Universidad Champagnat de Mendoza, que permitieron “graficar” la presunta existencia un “fantasma universitario” al que le atribuyeron mover las sillas de la facultad cuando los docentes y alumnos no están en clases.
Estos sucesos ocurrieron en la sede que la universidad posee sobre la calle Belgrano, en Godoy Cruz, en donde mediante las filmaciones difundidas en las redes sociales se logró observar lo relatado (ver al pie).
Se trata de un video nada fiable, donde se contempla uno de estos movimientos extraños. Una silla en el exterior que se corre de su posición cuando no había nadie en el lugar. Las imágenes, tal como pueden verse allí, son fácilmente manipulables, con cualquier app gratuita de los celulares.
Para que cobre algo de fiabilididad lo ocurrido, debería hacerse una observación in situ con observadores independientes e incluso un escribano que certifique que ello ocurre sin la intervención de terceras personas.
Incluso debería haber un mago profesional como observador, ya que hay diversos trucos de magia que simulan este tipo de situaciones. Lo dice quien se dedica a esa doctrina, aparte del periodismo de investigación.
Con un agregado no menor: quien escribe estas líneas ofrece 10 mil dólares a quien pueda demostrar cualquier tipo de fenómeno paranormal desde hace 25 años.
Jamás nadie ha logrado hacerse del cheque en cuestión, que persiste en la billetera de este escriba. Eso lo dice todo.
No obstante, los medios de prensa le han dado a la "noticia" una difusión exorbitante. ¿El escepticismo? Bien, gracias.