Los saqueos en Mendoza empiezan a preocupar a propios y ajenos. No solo porque rememoraron aquellos idus de 2001 que culminaron en la eyección de Fernando De la Rúa, sino porque además arrancaron en el mismo lugar que ahora, en Independencia y San Martín, de Las Heras.
Luego, hace 22 años, los desmanes siguieron en Moreno, provincia de Buenos Aires, donde ahora mismo hay inquietantes rumores.
Ciertamente, lo sucedido en Mendoza motivó el típico “efecto contagio”, no solo a otras partes de esta misma provincia, sino también a otros terruños, como Neuquén y Córdoba.
En lo que refiere a lo local, los investigadores han activado una estrategia conjunta que involucra a la política, la policía y la Justicia. Todo en pos de tratar de dilucidar por qué sucedió lo que sucedió y evitar que haya nuevos hechos.
Se ha reforzado la seguridad en supermercados de la provincia cercanos a lugares complicados socialmente, a la vez que se ponteció lo que se denomina “inteligencia criminal” y se empezó a monitorear las redes sociales a efectos de detectar quién o quiénes podrían estar insuflando nuevos saqueos.
Se puso el foco en puntuales tuiteros, cuyas cuentas fueron creadas durante los últimos días y que carecen de gran cantidad de seguidores. Son agoreros de nuevos saqueos… y son de Mendoza.
A su vez, se busca conocer si alguno de los detenidos por los desmanes en los últimos días ostenta algún tipo de vinculación política. Por ahora, nada de nada.
En ese contexto, en el seno del gobierno crece el temor latente de que la policía de Mendoza avance en algún tipo de rebelión en protesta por sus bajos salarios. Hay negociaciones permanentes para evitarlo.
En conclusión: es imposible saber cómo podría escalar el conflicto. Lo único certero es que hay un creciente malestar social por la situación económica del país.
No es el mejor de los cócteles… Todo lo contrario.