Giovanni Caroglio cagó a propios y ajenos. Sobre todo ajenos. Los embaucó en millones y más millones de pesos a través de una estafa piramidal llamada We Are Capital.
A los incautos les prometió ganancias extraordinarias sin mencionar jamás cómo llegaría a obrar tal milagro.
Lo cierto es que en principio pagó como corresponde, tal cual suele suceder con los esquema Ponzi. Básicamente porque ingresan nuevos asociados y ello permite “poner la tarasca”.
Sin embargo, cuando no hubo más incautos, se acabó el curro. Lo anticipó TDP meses antes de que ocurriera, dicho sea de paso.
El malogrado Giovanni invirtió en autos, propiedades y gastos personales, pero no le garpó a nadie más. Amagó con hacerlo, mil veces, pero nunca concretó. Jamás un gesto de buena voluntad, todo lo contrario.
Por si no fuera suficiente burla, a través de su entonces abogado Carlos Aguinaga, llegó a culpar a las propias víctimas. Dijo que eran “bobos” por haber creído en su timo. Una verdadera hijaputez.
Hoy en día, los embaucados persisten en buscar justicia. Son cada vez más y están a la espera de un milagro. No solo pretenden que Giovanni y sus socios sean condenados, sino también recuperar su dinero. Al menos parte del mismo.
Están solos, solísimos, sin que los medios los acompañen. A pesar de lo millonario de la estafa y lo gravitante del escándalo.
Por eso esta nota, para que esa pelea no quede en el olvido. Tribuna de Periodistas banca aquel aguante.