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Siete años de periodismo honesto

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TRABAJAR DESDE LA ÉTICA
TRABAJAR DESDE LA ÉTICA

"Yo quería cambiar el mundo, pero el mundo es como es".
Yo quería
, Toto Cutugno

 

    Hace más de diez años comencé a trabajar como periodista, oficio que me atrapó desde muy joven por la versatilidad y el conocimiento que se desprende de su cotidiana práctica. Me interesó especialmente la parte gráfica y a esos efectos escribí, a lo largo de los años, cinco libros de investigación sobre cuestiones sensibles a la actualidad y la política nacional.

    A lo largo de los años me convertí en colaborador de media docena de programas de televisión, especialmente de Canal 9 y Canal 2. Hice profundas investigaciones para ellos, siempre comprometido con la honestidad y la obligación de informar, manejándome con total independencia a pesar de las presiones de algunos de los personajes investigados por mí.

    Fue en ese contexto que descubrí los primeros gestos de miserabilidad y prepotencia de ciertos grupos de poder mediático. Todas mis investigaciones que salpicaban a puntuales grupos políticos o económicos, eran completamente editadas o directamente censuradas, siempre bajo excusas pueriles. Esto provocaba mi inevitable enojo y enfrentamiento con los productores de turno de cada programa televisivo y terminó por agotar mi paciencia: luego de un hecho de censura vivido merced a un conocido productor televisivo decidí alejarme por completo de la televisión (1).

    Era yo en esos días sumamente idealista —lo sigo siendo— y creía que realmente se podía "cambiar la realidad" desde el periodismo. Confiaba en los grandilocuentes discursos pronunciados por algunos "adalides" de la información y pensaba que los "grandes medios" representaban "grandes posibilidades" de contar la realidad. Supe entonces que estos son manejados por empresarios, no por periodistas. Y a los empresarios en general no les interesa la verdad, sino el dinero.

    A partir de entonces decidí que tendría mi propio medio de difusión a través del cual daría a conocer toda la información que yo mismo produjera, sin limitaciones de ningún tipo. Fue el nacimiento de Tribuna de periodistas, junto al brillante colega Fernando Paolella y —la aún más brillante— Catalina Sosa.

    La idea de hacer nuestro periódico era introducir un producto sumamente innovador en un mercado donde todo parecía estar inventado e ir creciendo periodísticamente de manera paulatina, sin grandes pretensiones ni ambiciones.

    Tribuna sería justamente eso: un foro periodístico que invitaría a todos los periodistas independientes a trabajar con nosotros y que no tendría censura alguna, siquiera a la hora de criticar a los propios titulares del periódico. A esos efectos, diseñamos un manual de estilo propio que delineó la conducta de todos aquellos que escriben en sus virtuales páginas, no sólo a nivel estilístico, sino también a nivel ético (2). En tal sentido, fuimos el primer medio digital en tener un manual de esas características.

    Asimismo, para que nuestros lectores pudieran dar a conocer sus coincidencias y disidencias, habilitamos la pertinente sección "Cartas de lectores" y prometimos no dejar de responder ninguno de los mails que llegaran a nuestra casilla: info@periodicotribuna.com.ar. (3)

    De a poco fuimos armando el proyecto de lo que a nosotros nos parecía relevante —y nos gustaba— a nivel periodístico y le fuimos agregando más y más detalles, enfocándonos en trabajar con un estilo sumamente personal y directo de denuncia.

    A esto agregamos la posibilidad de que los lectores se suscribieran y reciban nuestras noticias en sus propios correos electrónicos, innovando totalmente en lo que newsletters se refiere. A través de nuestros cotidianos envíos introdujimos la posibilidad de que el lector se informe de la realidad cotidiana en pocos minutos y con gran rigurosidad e ironía.

    Por tal motivo, los lectores y suscriptos crecen semana a semana —téngase en cuenta que Tribuna no hace spam por considerarlo una práctica reñida con la ética—, llevando a este medio a ser uno de los veinte más leídos del país. No es casual, ya que aquellos que nos leen saben que trabajamos con completa honestidad e independencia.

    A este respecto, es dable mencionar que a los largo de estos años, hemos denunciado y anticipado algunos de los escándalos más elocuentes de la política vernácula. También hemos desnudado el trabajo deshonesto de algunos de nuestros colegas y los medios en los que estos se desempeñan.

    No fue gratuito: somos receptores constantes de cartas documento y alguna que otra querella penal. También hemos sido víctimas de aprietes y amenazas de diversa índole, algunas de las cuales fueron denunciadas —infructuosamente, como era de esperar— en la Justicia. En dos oportunidades, incluso, nos ofrecieron dinero para que no investigáramos ciertos temas sensibles al poder (4).

    A pesar de estos "palos en la rueda", nosotros doblamos la apuesta y no sólo seguimos denunciando ilícitos, sino que que colaboramos en gran cantidad de causas judiciales, aportando nutrida evidencia en cada una de esas convocatorias.

    La rigurosidad de nuestro trabajo nos permitió anticipar escándalos tales como: la falsa desaparición de Luis Geréz, la falta de título de Cristina Kirchner —tema que llevamos incluso a la Justicia—, la postura "despenalizadora" respecto a las drogas por parte de Aníbal Fernández, la eyección de Ricardo Echegaray de su cargo en la Aduana Nacional, los verdaderos integrantes del avión que trajo 800 mil dólares desde Venezuela —incluyendo la revelación de la foto de la kirchnerista Carolina Bereziuk—, el lavado de dinero llevado adelante por diario La Nación —que desembocó en una causa judicial—, los testaferros detrás de la tragedia de República Cromagnon, la salud de Néstor Kirchner, la muerte de María Marta García Belsunce (5), el papel del kirchnerismo detrás de la cocaína enviada a España a través de la empresa Southern Winds, la trama del Triple crimen de General Rodríguez, medicamentos adulterados, etc.

    A pesar del "ninguneo" que muchas veces sufrimos por parte de otros medios —no casual—, logramos que esas noticias tuvieran la trascendencia que merecían y tuvimos el mérito de que algunos medios "copiaran" nuestras investigaciones —lamentablemente sin citarnos—, haciéndose eco de nuestras denuncias.

    Hace ya siete años que Tribuna de Periodistas vio la luz, creciendo con gran esfuerzo diario y voluntad de trabajar honestamente. No hemos perdido aún esa cuota de idealismo ni las ganas de cambiar las cosas.

    Sabemos que tenemos aún mucho camino por recorrer y crecer.

    Lo bueno es que estamos dispuestos a hacerlo.

 

Christian Sanz

(1) Había sido convocado para el programa Indomables —actual Duro de domar— y fui eyectado por Diego Gvirtz al segundo día de emisión, luego de enfrentarme con Adrián Menem —sobrino del ex presidente Carlos Menem— y dejarlo sin palabras frente a evidencia concreta que demostraba que su tío estaba vinculado al tráfico de armas y drogas.

(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3358

(3) Hasta el día de hoy podemos jactarnos de haber respondido a cada uno de los correos que nos ha llegado.

(4) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1508 y

https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=3063

(5) Hasta el día de hoy, algunos periodistas me atribuyen —erróneamente— haber sido autor del "anónimo" que llegó a manos del fiscal Diego Molina Pico y que condujo toda su investigación como fiscal en esa causa judicial.

 

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