El tipo es relativamente joven. Es dueño de uno de los grandes medios de Mendoza y el país, adquirido luego de estafar a su propio padre, a quien jamás le terminó de pagar lo que le había prometido.
Merced a sus vínculos con el ex ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda del macrismo, Rogelio Frigerio, se convirtió en intermediario “ilegal” en el negocio de las viviendas y la “levantó en pala”.
Sus millones se multiplicaron gracias a la obra pública y, sobre todo, porque se convirtió en el principal receptor de la pauta oficial de la provincia. Millones por día. A cambio de operar a través de su medio y ser vocero del Gobierno local.
Hoy ostenta una fortuna que no puede explicar ni justificar, con aviones privados, yates y departamentos en Miami. Millones y millones de dólares, que la AFIP ha comenzado a investigar gracias a una serie de notas periodísticas publicadas por Tribuna de Periodistas.
En tal contexto, el joven —no tan joven, en realidad— entró en modo desesperación. Su preocupación gravita en la calidad de los invitados que supieron viajar en sus aviones. Funcionarios mendocinos de alta gravitación y jueces principalmente. También aduaneros que cobraban para no realizar los controles pertinentes.
Por eso, el hombre avanza en obsesivas gestiones a efectos de eliminar los registros de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Porque sabe que, de revelarse aquellas situaciones, irá preso.
En el pasado zafó de una causa que lo complicaba fuertemente, tramitada por la jueza María Romilda Servini. La condena era inevitable, pero las presiones fueron más fuertes. Y zafó. A pesar de la gran cantidad de pruebas en su contra. Mails, mensajes, aprietes, etc. Todo documentado.
Pero el tipo es un hueso duro de roer, una suerte de Tony Montana. Hecho y derecho. Al cual le teme su propia familia, parte de la cual ni siquiera le habla. Porque los cagó básicamente.
A través de su medio logró extorsionar a personajes impensados del círculo rojo de Mendoza, incluso al ex juez federal Walter Bento. Cometió el peor de los pecados: disfrazó aprietes de notas periodísticas. Muchas de las cuales terminó eliminando, tras lograr su objetivo.
Así obró su fortuna de multimillonario. Departamentos en Miami, en el edificio Porsche. También en el edificio Regalía, donde Lionel Messi tiene su propio piso. Una vivienda allí no baja de los 40 millones de dólares.
También tiene su flota de aviones privados, cuyo solo mantenimiento y uso amerita varios millones de dólares al año. A ello se suma una Ferrari edición limitada. Y mucho más. Bienes que se irán revelando en este mismo portal.
Es lo que investiga hoy la AFIP, con elementos que sorprenderían al menos avispado. El hombre lo sabe, o al menos lo intuye, por eso ha armado su vida en Miami. Para mudarse cuando sea preciso.
Todos conocen su derrotero, pero nadie se anima a contarlo. Le temen, porque lo consideran un verdadero mafioso. Capaz de cualquier cosa. A este cronista le han advertido que no se meta con él, por su “seguridad personal”.
Pero alguien debe hacerlo, porque sino Mendoza seguirá siendo la bosta que es, donde todos roban y nadie dice nada, por temor.
Frente a esa cobardía, el tipo sigue operando a través de su medio, que llegó a ser el más leído e influyente de Mendoza. Pero ahora cayó en picada. Perdió credibilidad tras la salida de su padre y su tío. Y no remonta. Todo lo contrario.
Así y todo, siendo hoy el “boletín oficial” de la provincia, el hombre persiste en “chapear” con el medio. Como si aún fuera lo que supo ser. Y nada que ver. Su desprestigio no puede ser mayor. Las redes sociales no dejan mentir al respecto.