Hace unos días, el Gobierno de Cristina Kirchner —y su inseparable marido, Néstor— ha roto lanzas con el Grupo Clarín, uno de los medios más poderosos del país, con el cual —al igual que todos los mandatarios de los últimos 30 años— había negociado un pacto de no agresión mutua, que no estuvo exento de la entrega y prórroga de negocios a la medida del pulpo mediático. Este hecho, que pasó casi desapercibido para la sociedad, tiene una carga simbólica enorme. Veamos.
A poco de asumir la primera magistratura del país, en mayo del año 2003, Néstor Kirchner tuvo una reunión secreta con el CEO de Clarín, el todopoderoso Héctor Magnetto. Allí se delineó la "benigna" política a aplicar por el multimedios respecto del desempeño K y la consecuente contraprestación gubernamental a este "favor". Se negociaron prórrogas de ciertas licencias, fusiones de empresas de televisión por cable y hasta la pauta "extrapublicitaria" oficial que el kirchnerismo pagaría por algunas tapas obsecuentes hacia la gestión del novísimo mandatario. La gestión fue posteriormente monitoreada por el director corporativo de Relaciones Externas del grupo, Jorge "Tenaza" Rendo.
Durante los cuatro años de gobierno de Néstor, la situación se mantuvo dentro de los carriles previstos, sin grandes denuncias ni titulares que irritaran al kirchnerismo.
Lo mismo sucedió durante los primeros meses del mandato de su esposa Cristina, donde no hubo grandes elogios, pero tampoco críticas. Todo siguió su curso, hasta que se hicieron públicos los anuncios de aumentar —una vez más— las retenciones al campo, lo cual produjo elocuentes movilizaciones que durante días mostraron los principales medios de información. Uno de los que cubrió con más énfasis la "incomodidad" social fue el canal de cable TN —Todo Noticias—, perteneciente al grupo, lo cual hirió fuertemente los sentimientos K.
A partir de allí, el oficialismo dio por finalizado el pacto implícito con Clarín de manera unilateral —y "televisada"— y comenzó a pergeñar un plan de "venganza" contra el multimedios. El grupo, a su vez, acusó recibo y mostró sus dientes.
Todo vale
La pelea entre el Gobierno y el grupo Clarín no debe subestimarse, es la batalla de dos colosos que, en caso de avanzar en su escalada, dejará graves secuelas. Eso sí, ganará quien ataque primero y certeramente.
Sabe el kirchnerismo que no podrá tolerar diez o más portadas en contra de su gestión, debido a la influencia en la sociedad que posee Clarín. A su vez, el grupo sabe que el Gobierno, por el mero hecho de estar al frente de la administración del Estado, tiene poderosas armas económicas, periodísticas y legales.
Como sea, gane quien gane esta batalla, ambos bandos saldrán gravemente heridos. Por ello, en las últimas horas, funcionarios de segunda línea del kirchnerismo y abogados del grupo, intentan una nueva tregua, la cual se daría a través de gestos "progresivos" de buena voluntad.
Si esto fracasara, el kirchnerismo ya tiene pensado por dónde atacará al grupo: la embestida más fuerte estará vinculada a reactivar la investigación sobre los hijos de la dueña de Clarín, Ernestina Herrera de Noble (1) y a frenar el ingreso del grupo a la firma Telecom. Según revista Noticias, habrá también "hostigamiento y 'escraches' a cargo de (Luis) D´Elía, (Hugo) Moyano y Máximo Kirchner" y aprietes a través de "denuncias de contaminación para quedarse con un 51% de Papel Prensa."
Independientemente de estas medidas, habrá ataques a través de medios periodísticos afines al Gobierno, especialmente el grupo "Hadad" —Radio10, C5N e Infobae— y el diario del sicario K, Rudy Ullo Igor, El Periódico Austral. Por lo pronto, a pocas horas del ataque del kirchnerismo contra Clarín —especialmente contra TN—, apareció en portada del (¿albertista?) diario Crítica de la Argentina de Jorge Lanata, un interesante y oportuno artículo de denuncia por contaminación contra la empresa Papel Prensa, estrechamente vinculada a Clarín.
El artículo fue publicado el domingo (día de más impacto en la venta de diarios) 13 de abril y fue fogoneado en las ediciones posteriores del diario, incluyendo casi todas las tapas de los últimos días. ¿Casualidad? poco probable, sobre todo teniendo en cuenta cómo actuó Crítica en el marco del conflicto del campo, operando a favor del kirchnerismo desde antes de que se anunciaran las polémicas retenciones (2).
Más interesante aún ha sido la respuesta del grupo, a través de un artículo aparecido en diario Clarín el 15 de abril y firmado por el ex oficialista Ricardo Kirschbaum, titulado "De antinomias y oportunistas" (3).
Allí, el editor general del periódico criticó al gobierno por su avance sobre los medios y aprovechó para responder elípticamente a Lanata: "Hay otros actores en esta campaña, actores menores y, si se quiere, miserables. Una jauría que se ha lanzado a tratar de morder algo del mercado que tiene Clarín. Son plagiarios de otros que, al menos, demostraron alguna originalidad. Y que, envueltos en supuestos grandes principios, sólo reproducen argumentos oficiales aunque digan que defienden el libre mercado. Mendigan un poco de difusión y venta porque los lectores no los eligen. Y se proclaman opositores, independientes, originales, cuando son apenas travestidos."
Que Clarín acuse a otro medio de ser "oficialista" es realmente insólito y sólo se entiende en el marco de la gran confusión que reina en estas horas debido al indiscriminado ataque del gobierno a la prensa. No existe grupo más oficialista y oportunista que Clarín. Durante los años de la dictadura militar, ocultaba las torturas y desapariciones de personas, durante el menemismo hizo quedar a Carlos Menem como un gran estadista y, actualmente —hasta hace pocas semanas— ha demostrado ser cabalmente kirchnerista.
No se sabe qué sucederá a futuro entre el grupo y el kirchnerismo —depende de cómo avancen las negociaciones de los próximos días—, aunque es presumible que en este preciso momento se esté reencauzando el vínculo. Pocos saben que en las últimas horas, a pedido del Gobierno, Clarín cambió el contenido de su "tapa". En lugar de advertir sobre las "trabadas" negociaciones con el campo, optó por hablar del "humo que provoca la contaminación más grave de la historia".
Grandes bolas de fuego
Desde hace varios días, la ciudad ha comenzado a cubrirse del humo supuestamente proveniente de la quema de pastizales. Extrañamente, a pesar de que el día 2 de abril próximo pasado ya había 3 focos de fuego, recién se lo comenzó a combatir diez días más tarde.
En ese marco, funcionarios de la talla de la impresentable Romina Picolotti dijeron docenas de inexactitudes que los medios de información publicaron al pie de la letra y sin cuestionar. No fueron más que excusas oficiales para denunciar penalmente a propietarios y arrendatarios de las tierras incendiadas a efectos de que se los investigue como posibles "autores" de la catástrofe ambiental.
Intuyendo esto, y luego de consultar las pertinentes fuentes oficiales, Tribuna de periodistas aseguró el 18 de abril: "El propio kirchnerismo estaría detrás del incendio, persiguiendo un doble efecto: por un lado, mandarse la parte sobre el tema de la 'seguridad vial' y usarlo como excusa para ir cerrando rutas (Por ahora ¿casualmente? las 8-9 y 12-14).
Por el otro, movilizar a las fuerzas de seguridad a las rutas e instalarlas, pero dejándolas allí, con la excusa de prevenir acciones 'piromaníacas'. El plan oficial sería embarrar las negociaciones con agricultores y ganaderos, que vuelvan las acciones directas de la gente del campo —las cuales volverían a causar desabastecimiento— y entonces aplicar la ley de desabastecimiento (...) Por otro lado, también se habla de comenzar a expropiar algunos campos." (4)
Vale mencionar que esto fue publicado horas antes de que el kirchnerismo decidiera embestir penalmente contra los propietarios y arrendatarios del campo. Algunos de estos, dicho sea de paso, salieron a desmentir en las últimas horas cualquier tipo de vínculo con el incendio de tierras.
A esto debe sumarse el valiente testimonio de Juan Benito Matteauda, un ingeniero agrónomo y forestal que se animó a denunciar lo siguiente: "Por mi trabajo, entre otras cosas trabajo en la Isla Talavera, conozco muy bien el manejo de los pastizales de islas y, por supuesto, las constantes ambientales de las mismas.
(...) Siempre que hemos hecho este trabajo, que por lo demás debe hacerse ayudado por gente de isla que conoce bien como llevarlo a cabo, hemos sido conscientes de que durante dos o tres días las poblaciones aledañas al Paraná sufren las consecuencias —humo, hollín, olores— de este mejoramiento del pastizal. Pero nunca han sido de tal persistencia ni magnitud. Por eso es menester aclarar ciertas cosas antes de seguir con este tema.
Sé que a mediados de marzo, las municipalidades de los partidos bonaerenses ribereños y la ciudades entrerrianas de Victoria y Gualeguay pusieron especial énfasis en informar y pedir a los isleños y propietarios y arrendatarios de islas que, dada la persistente sequía que afecta al sur de Entre Ríos y norte de Bs As., que se abstuvieran de quemar pastizales, e inclusive mantuvieron reuniones con los principales propietarios y/o arrendatarios donde estos se comprometieron a no quemar pastizales.
(...) Por informaciones de isleños, y personal de explotaciones de la zona, a partir de la primera semana de abril se empezó a ver movimiento de personas extrañas al paraje. Hasta el día 8 de abril que un peón me informó que cerca de la costa había una lancha civil con gente desconocida.
Cuando me apersoné al lugar uno de ellos se me presentó diciendo que era Gómez o algo así, (el nombre no lo recuerdo exactamente) y que traía unos amigos para pescar y si era posible que allí lo hicieran. Todo esto me resultó muy sorpresivo ya que yo ubicaba al individuo ese como un Subprefecto de la zona de San Pedro de apellido Guglielmo o Guglielmone y a otro, civil, —ignoro su nombre— que en agosto del año pasado se me había acercado para preguntar por la dirección del propietario o arrendatario del predio ya que quería pedirle una colaboración para la campaña electoral del Frente para la Victoria, pero al no tener nada que sospechar los autoricé a que, en la medida que no se adentraran en la isla podían pescar donde quisieran.
Esa misma noche empezaron los incendios, y supuse que (por estúpidos) algún grupo de irresponsables que después de un asado no tomaron las medidas pertinentes para evitar semejante problema, pero empleados nuestros que llegaron al lugar me trajeron restos de cubiertas y dos bidones retorcidos por el calor, lo que daba indicios de intencionalidad.
Para finalizar, al día siguiente me presenté a Prefectura de Zárate para informar del incendio y que teníamos problemas para apagarlo con nuestros medios. Pero no quisieron tomarme la denuncia de lo que había pasado. Así las cosas, durante tres días no tuvimos ningún tipo de apoyo para extinguir el fuego que se extendió a las forestaciones y al resto de la isla. También concurrí a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, también en Zárate, para presentar mi denuncia pero tampoco la misma no fue tomada con el pretexto, igual al de Prefectura, que 'un incendio en esta época es cosa común'.
De aquí en más, lo que sigue es una historia conocida. Pero descarto, por lo antedicho, de cualquier responsabilidad de este desastre a isleños, propietarios y personal de las explotaciones de las islas."
Más claro, echar aviones hidrantes.
Concluyendo
Hace varias semanas que no se publican encuestas que midan el nivel de aceptación de Cristina Kirchner. No significa que no se hagan mediciones, sino que no se dan a conocer ya que, día a día, la imagen de la Presidente disminuye drásticamente. En estricto off the record, los propios funcionarios kirchneristas admiten —no sin preocupación— que la primera mandataria no supera el 20% de aceptación popular.
Ante semejante panorama, el oficialismo hace lo único que sabe: buscar "chivos expiatorios" a quienes echar la culpa de todos los males. A la mencionada estigmatización de los ruralistas, se avecina en el corto/mediano plazo una oportuna denuncia de "conspiración contra el gobierno" por parte del kirchnerismo. La idea es embestir contra ciertos periodistas independientes.
Según publica el sitio Seprin.com (5), algunos de los perseguidos por el kirchnerismo serán: Christian Sanz (director de este periódico), Darío Gallo (editor de Perfil.com), Eduardo Duhalde, Elisa Carrió, Hector Magnetto, Jorge Fontevecchia (CEO de editorial Perfil), Juan Bautista Yofre, Héctor Alderete (titular de Seprin), Joaquín Morales Solá y Nelson Castro.
No estará exento de la movida el tristemente célebre "Observatorio de Medios", otro de los inventos del kirchnerismo para "docilizar" a la prensa.
Llama la atención que el oficialismo se tome semejante trabajo para acallar al periodismo independiente. Aunque sería mucho más sencillo que hiciera las cosas como corresponde.
Christian Sanz
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=245
(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3648
(3) Ver http://www.clarin.com/diario/2008/04/15/opinion/o-01651371.htm
(4) Ver https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=3739
Nota: La foto que ilustra el presente artículo pertenece a Revista Noticias.