Muchas veces, cuando escuchamos hablar de fuga de capitales no podemos evitar asociarlo a la acción de lavado de dinero, lo cual no siempre es así y vamos a verlo a través del presente artículo, donde contaremos la historia de la “apropiación” ilegítima de una empresa y simultánea fuga de capitales.
Quien escribe estas líneas ha trabajado durante muchos años detrás del mostrador de una farmacia y puede recordar al laboratorio “Roux Ocefa” como uno de los laboratorios más prestigiosos y conocidos de entonces.
Lo que desconocí todo este tiempo es la oscura historia que se esconde detrás de tan afamada empresa. Esta historia nada tiene que envidiar a las novelescas tiras norteamericanas al estilo Dallas o Dinastía.
Sobran en esta trama acuerdos incumplidos, promesas desechadas, traiciones familiares y negocios ilícitos.
Es una historia que comienza en 1935, cuando Julián Augusto Roux, que conocía el negocio farmacéutico por experiencia laboral, crea una sociedad llamada OCEFA S.A., orientada hacia la producción de medicamentos y material de sutura. Esta empresa fue la base de la posterior empresa Roux Ocefa S.A., controlada por la familia homónima.
La prominente firma adquirió, a partir de los años ’60, un delineado perfil abastecedor del sistema de salud - público y privado- con el desarrollo de célebres soluciones parenterales y mostró, a partir de ese momento, un marcado prestigio que la llevó a ser uno de los laboratorios argentinos más importantes.
Al morir Julián Roux, dejó a sus hijos la conducción de la prestigiosa empresa y, sin saberlo, dio comienzo a un gran e inesperado dolor de cabeza para la familia Roux y allegados a ella a través de Roux Ocefa.
Los herederos naturales de Julián Augusto eran sus hijos, Marta y Julián Andrés, pero este último –quien manejaba los datos concretos acerca de los bienes de su padre- aprovechó la situación y fue generando una lenta transferencia del patrimonio familiar en provecho propio. Obviamente aprovechando la lógica confianza dispensada por ellos.
A través de estas líneas veremos cómo el citado Julián Roux (h) generó una oscura maniobra de inteligencia financiera para quedarse con el laboratorio Roux Ocefa y otras propiedades de la familia.
El ardid en algunos casos ha sido tan vergonzoso, que el propio Julián “hijo” hacía firmar a su madre y hermana documentos en medio de reuniones familiares, esquivando toda pregunta o cuestionamiento posible a dicha situación y a sabiendas de que tanto su madre, Brigida, como su hermana, Martha, no iban a desconfiar de un familiar tan directo como él.
Y fue justamente esa confianza –reitero- la que ayudó a que Julián “hijo” pudiera llevar adelante semejante estafa.
Génesis de un despojo
Todo empieza un día martes. En un oscuro bar de San Telmo me encuentro con mi ocasional entrevistado, quien me da su mano con un escueto saludo, mientras me asegura llamarse G.S.
Mientras yo pido un café, este enigmático hombre me cuenta la trama de una asombrosa historia, que acompaña con abundante documentación.
Me cuenta la historia de Julián Roux y cómo uno de sus hijos –homónimo de él- se apoderó de la fortuna familiar engañando a su propia madre y hermana.
Es una historia que empieza hace muchos años, cuando Julián Roux (h) tomó control del laboratorio Roux Ocefa, creado por su padre, y empezó a desviar dinero en concepto de royalties a una supuesta firma farmacéutica uruguaya, que posteriormente demostraría ser fantasma, llamada Inversora Lusitana S.A.
La maniobra, que se encuentra perfectamente documentada tanto en el acta de las reuniones de directorio de Roux Ocefa, en el Boletín Oficial argentino y en el Diario Oficial de Uruguay, ha consistido en hacer giros de dinero desde Roux Ocefa hacia Lusitana SA en concepto de royalties, con la finalidad de insolventar al conocido laboratorio.
Para demostrar lo antedicho basta decir que Lusitana no tiene nada que ver con la industria farmacéutica. Sólo es una oficina establecida en la ciudad de Montevideo, más exactamente en la calle Buenos Aires 484 2º piso.
Si bien el objeto de Lusitana es amplio, ninguna de las actividades que debería realizar se han concretado. Lo único que consta –en elocuentes documentos- es el pago de royalties por parte de Roux Ocefa sin contraprestación de formula alguna u objeto pertinente.
Lo cierto es que, en determinado momento, el laboratorio Roux Ocefa no pudo afrontar más pagos de royalties a Lusitana y “alguien” decidió que se debía comenzar a pagar los servicios prestados (?) con acciones del laboratorio Roux Ocefa de Argentina. Ese alguien es ni más ni menos que el amigo Julián Roux “hijo”.
El final ha sido evidente: Lusitana terminó controlando el paquete accionario de Roux Ocefa y el patrimonio de Julián Roux creció ostensiblemente.
Coincidencias peligrosas
Como puede verse, Julián Roux (h) durante años desvió fondos de Roux Ocefa a Lusitana en provecho propio, siendo integrante de esta última firma como director y al mismo tiempo presidente de Roux Ocefa. Asimismo, aparece la sospechosa participación -como directora en Inversora Lusitana- de su propia esposa, Liliana Santarelli de Roux.
Como si esto fuera poco, entra en juego una nueva firma, llamada Herix SA, creada por Julián “hijo” y donde, casualidades mediante, aparece trabajando el mismo escribano que en Inversora Lusitana, Eduardo Simón.
Para levantar nuevas sospechas, Héctor Benedicto Blanco, entonces gerente general de Roux Ocefa –hoy fallecido-, aparece integrando las nuevas sociedades de Julián “hijo” -Herix y Lusitana- como presidente de ambas firmas.
La maniobra en este punto es tan burda, que hasta los apoderados de ambas firmas son los mismos: los Dres. Pablo y José Luis Fossati.
No está de más agregar que ha habido una grave irregularidad, al fundar Julián “hijo” la fima Herix, ya que su creación no consta en acta alguna de Roux Ocefa y se sospecha que los fondos habrían salido de las propias arcas del laboratorio argentino. Asimismo, Julián nunca le dio aviso ni participación a Martha Roux -su propia hermana-, acerca de la creación de esta firma.
Heredarás el viento
Eran conocidas las constantes promesas de Julián Augusto Roux a sus herederos de que Roux Ocefa iba a quedar como una empresa familiar en la que trabajaran todos. No había dudas de ello.
Solo bastó que entrara en acción su propio “hijo” para que nada fuera ya lo que debía ser.
Ya no importaba nada. Lamentablemente Julián “padre” había fallecido y no estaría para ver el desastre que se había originado.
No sólo Julián “hijo” expropió literalmente el laboratorio Roux Ocefa a la familia, sino que Martha –su otra hija- fue desheredada por él de hecho. Más allá de la decisión de sus propios padres.
¿Qué estaba en juego en la suculenta herencia? Aquí van algunos bienes:
-Laboratorio Roux Ocefa :
-Casa central Montevideo 79/81 - 4 pisos
-Medina 138 - 1 edificio
-Piedrabuena 3253 - otro edificio
-Ramon L. Falcon 4580.
(Se aclara que el laboratorio estaba funcionando, tenía maquinarias, mas de mil empleados, automotores, etc).
-Marylian: campo en Mercedes de 1.380 hectáreas (teóricamente perteneciente a Roux Ocefa)
-Una casa en Punta del Este
-Depto en calle O´Higgins 1414 piso 12º.
-Terreno en Cantegril.
De más está decir que Julián “hijo” le cedió a su hermana –Martha- mucho menos que lo que se desprende de lo descripto.
Eso sin contar los bienes aparecidos posteriormente a nombre de Julián, como un coto de caza privado en La Pampa, llamado “El galo”, propiedades en Uruguay y potenciales cuentas en el exterior que podrían ser millonarias.
Mi informante, G.S., me comenta que la compra de “El Galo” fue algo demasiado misterioso, agregando que había un trasfondo no muy claro donde Martha no debía enterarse de nada.
En el momento de dividir los bienes, Julián “hijo” ya había sido terminante con Martha. Debía aceptar lo que se le ofrecía y no reclamar nada más, apelando a la más pura extorsión.
Con esta maniobra, Julián logró pagar la herencia a su propia hermana con algo que era de ella de antemano.
Lo que no tuvo en cuenta es que dejaba demasiadas evidencias a la vista: no se había tomado en cuenta el valor llave del laboratorio y los edificios, se habían ocultado bienes, etc.
Personajes que se cruzan
Como si lo antedicho fuera poco, algunos de los nombres que se cruzan en medio de estas maniobras, son de dudosa probidad.
Fava y Asociados, firma a la que pertenecieron contadores de Herix SA, es la misma que asesoró a Gaith Pharaon –involucrado en casos de lavado de dinero- para la creación de su hotel en Carmelo, Uruguay. Asimismo, FAVA figura en un sinnúmero de empresas sospechadas.
En el mismo sentido, el nombre de una de las co-fundadoras de Inversora Lusitana coincide con el de la actual presidente de la financiera Exterbanca de Uruguay (vinculada a los Rohm y al lavado de dinero), la Sra. Isabel Laurenzano (co-fundadora de Inversora Lusitana junto con José Luis Fossati, José P. Damiani y Francisco Delpoggio).
José Pedro Damiani (de la firma Damiani y Asoc.) es otro que figura, junto a José Luis Fossatti, en infinidad de empresas fantasmas y aparece como fundador de Inversora LUSITANA.
Finalmente
No podemos dejar de nombrar a quienes ayudaron por acción y/u omisión a la concreción de semejante despojo. El lugar destacado lo merece Liliana Santarelli de Roux, esposa de Julián Roux (h), quien al acceder al manejo total del Roux Ocefa lo ha puesto en uno de los últimos puestos del ranking de laboratorios argentinos.
El destacado lugar ocupado por la nombrada se nutre de anécdotas y relatos de sufridos visitadores médicos. Para botón de muestra se pueden tomar los testimonios de quienes concurrían a las tardías reuniones de trabajo convocadas por Santarelli de Roux.
Quien escribe estas líneas tiene en su poder vasta documentación que demuestra todo lo contado en estas líneas sobradamente. Si bien estos hechos –por el tiempo transcurrido- pueden estar prescriptos legalmente, no dejan de ser condenables a nivel periodístico.
En la próxima entrega se verá cómo algunos nombres y firmas que aparecen en la confección de las sociedades detalladas, aparecen en oscuras operaciones de lavado de dinero y otras maniobras.
También veremos más detalles de la vida de este personaje a quien llamaremos Julián “hijo” en honor a quienes lo recuerdan como tal: “un hijo de...”.