La noticia se conoció a mediados de diciembre del año pasado y pasó casi desapercibida frente a la catarata informativa que regaló la coyuntura de esos días. “Glaxo dejará de incentivar a los médicos para que receten sus productos”, fue el título que apareció en los principales diarios del mundo.
Allí, se hizo referencia a una incómoda realidad que poco y nada tiene que ver con el juramento hipocrático que hacen los facultativos: los “incentivos” que los laboratorios medicinales refrendan a través de prebendas que rozan los límites de la ética.
Se trata de una situación de la cual los médicos no quieren hablar, pero que es tan real como polémica. “Son muy pocos los médicos que no aceptan los incentivos, por eso no se habla de eso. Hay especialidades en las cuales es imposible no ser tentado por laboratorios de primer nivel como Roemmers, Roche, Glaxosmithkline, Gador y Bagó”, admitió a TDP un conocido especialista en enfermedades respiratorias.
Fue uno de los pocos que se animó a hablar sobre este tema, luego de que este diario recibiera una docena de negativas a opinar. El por qué es presumible: ¿Quién querría desnudar un sistema que le permite recibir beneficios que jamás le dará su profesión?
De esta manera lo referenció el ex director de un hospital mendocino a este diario: “Se organizan importantes congresos nacionales e internacionales, bancados por los laboratorios, donde los oradores — distinguidos profesionales— hablan maravillas de la droga en cuestión”.
Sin embargo, los beneficios van aún más allá: aparte de los congresos, hay vacaciones pagas, adquisición de electrodomésticos, ropa, automóviles y hasta la recepción de dinero contante y sonante que los laboratorios aportan a los galenos a cambio de que estos receten sus especialidades medicinales.
El nexo para llevar adelante la maniobra son los “agentes de propaganda médica” (APM), más conocidos como visitadores médicos. “Los APM van a ver a los médicos que empiezan a rankear y les hacen un reintegro por prescripción”, admitió a TDP Marcelo Peretta, titular del Sindicato Argentino de Farmaceúticos y Bioquímicos (SAFyB).
-¿Qué significa que les dan un “reintegro”?
-Que a fin de mes el médico se cobra una guita en efectivo. Es una práctica bastante reciente, ya que hasta ahora siempre les regalaban computadoras, viajes u otros bienes tangibles. Está claro que a congresos no vas a ir todas las semanas, entonces los médicos empiezan a pedir dinero. Hasta los médicos que recién se gradúan buscan entrar en esa.
-¿Los laboratorios pagan a todos lo mismo?
-No, los laboratorios hacen un ranking de prescripciones y prescriptores. Por supuesto lo van a negar porque es una conducta castigada y repudiada.
-¿Por qué nadie habla de esto?
-Se habla, pero poco. Nuestro sindicato lo denunció muchas veces.
La “Biblia” de los laboratorios
La gran pregunta, a esta altura, es: ¿Cómo conocen los laboratorios qué recetan los médicos? Pocos saben que existe todo un mercado de la información que ofrecen las farmacias y obras sociales.
En tal sentido, hay empresas dedicadas al marketing farmacéutico, como International Marketing Services Health y Close Up. Esta última se dedica a recopilar recetas médicas y volcarlas a un libro que luego se vende a los laboratorios a precios descomunales.
Aún hoy se discute si es ética esa práctica, toda vez que las prescripciones contienen datos privados de pacientes médicos. Es una responsabilidad que comparten las farmacias y las firmas mencionadas, las cuales, dicho sea de paso, han firmado en 2009 un “acuerdo estratégico”.
Según un comunicado dado a conocer por ambas empresas, ello permitirá que Close-Up fortalezca “su posicionamiento como líder del Mercado de Prescripciones en América Latina e IMS se consolidará como experto en Consultoría permitiendo ofrecer nuevas soluciones a sus clientes para una más adecuada toma de decisiones”.
El visitador médico de un importante laboratorio multinacional se animó a hablar con este diario y aseguró que el trabajo de Close-Up es esencial para llevar adelante el sistema de prebendas aquí referenciado.
“Es la Biblia de los laboratorios, con eso nosotros sabemos quiénes son los médicos que mejor rankean; esos son los que más cobran”, admite el APM.
-¿Cómo hacen los médicos para “blanquear” el dinero que reciben?
-Lo facturan de diversa manera: como supuestos “asesoramientos”, “ensayos clínicos” o “investigaciones”.
-¿De cuánto dinero estamos hablando?
-No hay un monto establecido, un médico puede cobrar $5.000 o $50.000; depende de muchos factores.
-¿Depende de quién vende más o menos?
-No, no, el tema es más complejo. Depende también de dónde atiende el médico, la cantidad de pacientes, la especialidad. Hay una nota muy buena que sacó revista Noticias hace unos años que habla muy bien de esto.
Efectivamente, el artículo al que hace referencia el visitador médico se publicó en 2008 y lo firmó María Fernanda Villosio.
En el mismo, se explican algunos de los tópicos a tener en cuenta a la hora de tener más o menos beneficios: “Si es jefe de servicio, mejor; debe tener autoridad y predicamento; y si es mediático, sobre todo en el caso de un medio masivo como la radio o la TV, más puntos tendrá. Otro aspecto al que se le presta atención es que el profesional cuente con una buena cartera de pacientes, y más cotizado será si, además, atiende Barrio Norte, Belgrano o Recoleta (por la capacidad adquisitiva de sus pacientes). En este sentido, que figure entre las prepagas y obras sociales más importantes es fundamental: un médico que sólo atienda PAMI será menos visitado por los representantes comerciales de los laboratorios”.
Negocio rentable
Uno de los principales elementos que explica este fenómeno de incentivos a médicos, se basa en la millonaria ganancia que los laboratorios medicinales obtienen cada año.
“Hay que analizar realmente el costo de las empresas farmacéuticas, que ponen porcentajes de ganancias muy elevados, que superan el 1.000%”, advierte Peretta.
Por su parte, José Charreau, secretario de Acción Social de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica, coincide en que esas firmas “tuvieron ganancias extraordinarias, por eso disponen de dinero para los médicos en función de lograr mayores prescripciones”.
Algunos datos que publicó revista Noticias en 2008, hablan por sí mismos:
Concluyendo
La decisión del laboratorio Glaxo de no otorgar más incentivos a médicos, no es casual: coincide con una investigación en China, donde la Policía de ese país sospecha que la compañía británica destinó unos 360.000 euros a un sinfín de agencias de viajes. Ello a efectos de facilitar sobornos, con el objetivo de favorecer la venta de sus productos mediante la asistencia a numerosos eventos.
La investigación llegó a tal punto que, a fines del año pasado, habían sido detenidos cuatro directivos de Glaxo. Aún hoy esa indagación sigue su curso y promete aportar más sorpresas.
Sin embargo, lo más importante es saber si esto servirá para que otras empresas farmacéuticas abandonen la práctica de los sobornos. ¿Actuará como aliciente para que otros laboratorios hagan lo propio?
Difícilmente ello ocurra: hay millones de motivos para entender por qué.
Mal que le pese a la sociedad, este perverso sistema seguirá gozando de buena salud, enmascarado en eufemismos como “incentivo” o “beneficio”. No es una cosa ni la otra: es simplemente “corrupción.
El extinto René Favaloro, en una de las cartas que escribió el mismo día en que se pegó un tiro en el corazón, lo dijo más claro que nadie: “La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. No puedo cambiar, prefiero desaparecer”.