Jesús Martínez Espinosa es sindicado por el juez federal de Zárate Campana, Federico Faggionato Márquez como uno de los líderes del cártel de León, una organización mexicana inexistente. Oportunamente, con información referida a un homónimo de este que poseía profusos antecedentes delictivos en México, el magistrado —y algunos medios— estigmatizaron a Martínez Espinosa al ubicarlo al frente de una asociación ilícita dedicada al tráfico de estupefacientes.
Actualmente, Jesús se encuentra preso en Paraguay esperando ser extraditado a la Argentina para declarar ante Faggionato Márquez, quien intenta desesperadamente ponerlo al frente de las culpabilidades. Sabe el magistrado que se trata sólo de un "perejil", pero debe avanzar contra él por cuestiones políticas que lo condicionan.
El jueves 16 de octubre, Tribuna de Periodistas entrevistó a Martínez Espinosa en su celda de la Secretaría Antidrogas (Cenad) de Paraguay. La primera parte a continuación:
-¿Cómo es que usted aparece vinculado a la causa por tráfico de efedrina en la Argentina?
-Mira, de alguna forma Lailson fue el que metió la efedrina en la quinta (de Ingeniero Maschwitz).
-Hablamos de Marco Lailson Rizzo
-Sí, sí… yo a él lo conocí en León, México, y él venía para la Argentina en diciembre o noviembre. Me lo han presentado como que era nieto de una señora que tiene dos o tres fábricas de calzado en tu país y como yo estaba importando cuero, a mí me interesó su amistad y lo vi como muy presto. Creí realmente que era nieto de la señora esa.
-¿Y era mentira?
-No sé, pero cuando vi que era un delincuente ya no me interesó. Puede que la señora sí tenga locales, pero ya se me había pasado el momento de exportar, así que decidí vender directamente en la Argentina y olvidarme de la mujer.
-A Lailson usted lo conoce en México, ¿cómo llega él a la Argentina?
-De hecho, él llega invitado por un muchacho yerno de mi representante de la comercializadora, un muchacho muy decente muy limpio, Rául Terrone. Viene a la Argentina por conveniencia mía, por eso que me dicen de que su abuela tiene fábricas. Yo ya tenía ahí posibles clientes para vender cueros.
Ya cuando me dí cuenta de que andaba muy de hermano con Fernando Ventura (García) e Iván, me abrí por completo de Lailson.
-Se sabe que Ventura es prestanombre de narcotraficantes, pero ¿quién es Iván?
-Iván es el chofer de un remis que aparece en el caso de Pilar, que ahí también lo está tomando Faggionato Márquez siendo que no tiene nada que ver. También le encontraron supuestas situaciones de efedrina. Así que me dijo el otro día un reportero “entonces la efedrina lo persigue a usted”. Yo le dije "mira, para eso están las leyes, dejemos que las leyes vean y resuelvan y que digan porque si vamos a tiempo atrás, vete tú e investiga bien". Sea como sea, dejemos que la Justicia determine.
-Usted dice que algún momento dejó de confiar en Lailson, pero ¿fue antes de que ocurriera el allanamiento en Ingeniero Maschwitz?
-Sí, sí, sí… o sea de hecho cuando ya no hacía él ninguna actividad con nosotros, porque dejé de confiar en él.
-Pero seguía en las propiedades suyas, ¿o no?
-No, nada más en estos asuntos lo volví a ver yo en Buenos Aires, y es cuando me dijo que para no pagar tanto hotel si lo dejaba que él se quedara en compañía de otro muchacho. Fue cuando le presté yo la casa y todo regular, todo normal.
-¿No estaban los nueve mexicanos que después fueron detenidos en julio?
-No, no. Cuando yo le presté me dijo que quería guardar ahí cuestiones de cosmética, que querían hacer ahí con alguien de un laboratorio que le estaba vendiendo todo lo de cosmética, que iban a hacer un gran negocio y todo eso.
-¿Y usted no sospechó ahí?
-No, no porque estaba hablando de cosmetología. Si me conocieras a fondo verías que yo soy muy dado con la gente. Si le presté a alguien un carro y luego va y mata a alguien, pues que responda él.
-No, que responda él hasta por ahí nomás, Jesús, porque usted es el dueño y debe responder también
-No, sí, eso sí
-¿Por qué no aparece Lailson citado por el juez Faggionato Márquez?
-No sé, porque yo lo he nombrado y todos los muchachos (los nueve mexicanos detenidos) también lo mencionan. Yo no puedo adentrarme a condenarlo, porque desconozco. Te voy a responder a tí y no a lo que está escrito ni nada.
-Volviendo a Lailson…
-De hecho, cuando llegué ya había desaparecido este sinvergüenza, yo a los muchachos les ofrecí trabajo porque ya estaban acá y estaban desesperados. Lailson los había invitado a algo que no podían trabajar ya, entonces les dije "quédense, yo les doy trabajo. Ya vamos a empezar un proyecto de un restaurante", y fue cuando pasó la situación esta, de la que yo no estaba enterado.
Si hubiera considerado que era una cosa que me iba a traer este problema yo agarro todo eso (la efedrina) y lo meto en una camioneta, vamos y lo tiramos al río y que encuentren todo ahí. En el río ese que no sé cómo le dicen ustedes.
-...el Riachuelo
-Creéme que no soy nada estúpido. Yo tiro todo eso ahí en un rato. Tenía tiempo para eso, fueron tres días.
Cuando yo vi que había esos tachos, simplemente les “mañana saquen todo eso, tírenlo donde sea, pero tírenlo fuera de aquí… porque no sé que cochinada es eso que se van a intoxicar". El humo ese que se dijo que se vio ese día fue precisamente cuando estábamos sacando esas cosas, yo estaba ahí ese día, sacando esas cosas.
-¿Usted sabía lo que había en los tambores?
-No, ni siquiera me enteré, Christian.
-No le creo ni un poquito...
-Yo si hubiera sabido que era eso, lo hubiera hecho desaparecer directamente. Lo peor es que ya me pusieron el sello de narcotraficante y ahora la gente me pregunta si yo compraba efedrina. Es terrible.
Poco antes de todo eso, es cuando aparece Sebastián (Forza).
-Hábleme de cómo lo conoció
-Yo lo conocí a él en dos ocasiones. La primera conversé con él en Puerto Cristal en Puerto Madero, estaba lleno el local. Fue cuando me mostró los papeles de la droguería que me intentaba vender, que de hecho no se llego a concretar.
-¿A usted no le interesaba?
-Me interesaba como negocio, me dijeron que era un buen negocio. Yo hago de todo, lo que sea que de dinero, pero de manera legal.
-Las drogas dan dinero, Jesús...
-Mira, yo no tengo nada que ver con las drogas, sólo el uso que tuve de ellas en su momento.
-¿Usted fue adicto a las drogas?
-Pues, sí. De alguna forma creí yo que eso me iba a tener más despierto o más activo. Pero no me gustó y me hartó. Hoy la única droga que uso es la “adrenalina”.