El día 12 de julio de 1988 a las 15:45 hs se largaron las competencias intercolegiales de natación en la pileta cubierta del colegio Santa Unión. Jimena Hernández, alumna del colegio, debía participar en una carrera. Una hora más tarde la empezaron a buscar porque no aparecía por ningún lado. Uno de los chicos que se metió en la pileta luego de finalizar el torneo, a las seis de la tarde, se dio cuenta de que en el fondo de la pileta había un cuerpo. Era el de Jimena.
Unos dijeron que fue un accidente. Otros sostuvieron que había sido violada y asesinada. Lo cierto es que hubo un expediente de más de diez tomos que pasó por media docena de jueces y que tiene más de cien testimonios, dos autopsias, peritajes químicos y hasta una reconstrucción.
El juez Mauricio Zamudio habló al principio de un pacto de silencio en el colegio. Después decidió cerrar la causa por falta de pruebas, pero fue reabierta por orden de la Cámara. Comenzaban a tomar fuerza algunos rumores de que Jimena había visto algo que no debía y que por eso la habían matado.
Los indicios que fueron apareciendo en el expediente judicial, jamás fueron profundizados por la Justicia y ello podría haber ayudado a resolver toda la trama. Por caso, se debería haber investigado a Oscar Bianchi, el profesor de educación física del colegio Santa Unión, de quien todas las evidencias señalan que podría ser el autor del crimen.
Lamentablemente, hubo en esos días un fuerte encubrimiento por parte del rector de esa misma institución, Jorge Sobrino, quien supo dominar a la justicia gracias a su amistad con el entonces vocero presidencial, José Ignacio López. El hijo de este último es el otro gran responsable de la muerte de Jimena.
¿Qué ocurrió con la pequeña? Todo apunta a creer que Jimena vio algo que no debía ver, presumiblemente estupefacientes, ya que innumerables denuncias en esos días apuntaban a que en el colegio circulaban drogas prohibidas de diversa índole.
Han reforzado esta sospecha los múltiples informes de inteligencia en los que se asegura que en el Colegio Santa Unión se preparaban autos “truchos” (con documentación adulterada) para ser intercambiados por cocaína en la provincia de Catamarca. Esta hipótesis fue reforzada por la DEA (Administración de lucha contra las drogas), que estaba muy interesada en investigar la conocida conexión del colegio con el tráfico de drogas. El padre de Jimena, Jorge Hernández, asegura que en la embajada de Estados Unidos le dijeron que habían abierto una investigación a este respecto.
Paradójicamente, el mismo día que apareció muerta Jimena, caía la banda de narcotraficantes de la “Operación Langostino”, en un procedimiento en el que se secuestró uno de los cargamentos de cocaína más grandes de la historia argentina.
Christian Sanz