Si algo pudiera haberse rescatado del discurso de Cristina Kirchner en la localidad de José C. Paz, ello se ha desvirtuado por completo frente a la defensa que ha hecho esta de la figura de Mario Ishii, intendente de ese feudo.
No es casual que la mandataria haya elegido ese lugar para hablar, ya que allí tiene garantizada la concurrencia —rentada— más importante del conurbano.
Por caso, las denuncias contra Ishii por obligar a los empleados municipales a asistir a actos oficiales, se multiplican por docenas. He aquí uno de los documentos que lo muestran a las claras, publicado en 2008 por Tribuna de Periodistas.
Ishii es un ex florista de familia radical con severos problemas económicos y que tuvo el “golpe de suerte” de llegar a Intendente de uno de los distritos más pobres del conurbano bonaerense en 1999.
A partir de allí, sería reelecto en dos oportunidades al frente de José C. Paz y los escándalos no cesarían de rozarlo: negociados, nepotismo y corrupción serán el condimento incesante de sus once años de gestión.
La fortuna de Ishii hoy es descomunal y contrasta fuertemente con la situación ostentada antes de ser alcalde. Si alguien le preguntara al jefe comunal cómo hizo para tener más de 9.000 hectáreas en Santiago del Estero —a través de su testaferro, Walter Abella, vendedor de celulares hoy también millonario—, este no podría responder. Hay que tener en cuenta de que se trata solo de uno de los tantos predios que posee Ishii.
Como ha publicado este periódico en más de una oportunidad, los ambientes que más le interesan a él y sus allegados —familiares, amigos y ediles de su municipio— son los de las casitas construidas con dinero del Estado Nacional que fueron distribuidas a su antojo, obviamente sin dárselas a los vecinos carecientes, tal vez para que no las deterioren.
En un informe especial de Telenoche Investiga salió a luz el reparto de viviendas en ese partido bonaerense, vinculadas al Plan Federal que banca el gobierno nacional, las que fueron distribuidas “a dedo” por el propio Ishii que dispuso un llamativo sistema de “cupos” que recibieron los concejales para también beneficiar a sus parientes y allegados.
Por disposición de Ishii todos los concejales tenían un cupo de 10 viviendas para adjudicar en forma directa.
En ese sentido, es paradójico que Cristina haya hablado de los problemas de vivienda en un municipio corrompido justamente en ese rubro. Ni hablar de sus palabras a favor del jefe comunal, cuando aseguró que nada de lo que la prensa había publicado sobre su persona era real.
En fin, la Presidenta se ha dejado a sí misma al descubierto al defender el estilo de Ishii, presumiblemente porque se siente identificada por su idiosincrasia de vida. ¿Hay alguna diferencia entre la corrupción en José C. Paz y los desaguisados oficiales?
La respuesta, es obvia.
Christian Sanz