Ayer, un funcionario de primer nivel de la Dirección de Aduanas declaró ante la Justicia y juró que en realidad no existió “delito penal” en torno al episodio con el avión de la fuerza aérea norteamericana que aterrizó en Ezeiza el jueves pasado (con material no declarado en su equipaje).
El que habló ante la Justicia ha sido Pedro Gustavo Roveda, Subdirector General de Legal y Técnica aduanera; y en su declaración ante el juez en lo Penal Económico Ezequiel Berón de Astrada, admitió que, a lo sumo podría haber habido una “infracción aduanera”, nada más.
Esto habría generado gran incomodidad en Casa de Gobierno, por lo cual los días de Roveda al frente de Legal y Técnica de la Aduana estarían contados. Dos fuentes oficiales consultadas por Tribuna de Periodistas dan fe de ello y auguran que será en las próximas horas. “Molestó más que nada que (el funcionario) dijera que el incidente no constituyó ilícito penal, es decir, por contradecir a Timerman y a Cristina”, admitió una de las fuentes, de las filas de la Aduana.
Roveda es un “viejo conocido” de Tribuna de Periodistas: hay que recordar este medio fue el primero en publicar su participación detrás del allanamiento a diario Clarín en septiembre de 2009. Asimismo, se anticipó que este sería promocionado al cargo que hoy ostenta al frente de la Subdirección de Legal y Técnica (hasta ese momento era Jefe de División Sumarios de Prevención) como premio por llevar adelante esa maniobra.
Sin embargo, a pesar de haber sido un fiel soldado del todoterreno Ricardo Echegaray, Roveda será condenado al ostracismo, luego de eyectarlo de su relevante cargo.
Lo que viene
Los coletazos de lo ocurrido con el avión norteamericano, han generado y siguen generando enorme preocupación oficial. Pocos saben, por caso, que la noche del 14 de febrero hubo una reunión reservada en la sede de la Cancillería entre Héctor Timerman, Echegaray y Siomara Ayerán —Directora de Aduanas— para destrabar ese conflicto.
Mientras esto ocurría, Silvina Tirabassi —ex Directora de Aduanas y actual asesora de Timerman— comenzó tratativas por su cuenta con la embajadora de EE.UU., Vilma Martínez para intentar echar paños fríos al enfrentamiento. Lo hizo con la venia de Cristina Kirchner.
“Timerman y Echegaray (en este conflicto) están dibujados”, admitió a este periódico una importante fuente oficial que camina los pasillos de Casa de Gobierno. Antes de colgar el teléfono, el mismo informante hizo un último augurio: “Por esta gestión, Tirabassi recibiría un alto cargo”.
Christian Sanz