La intempestiva decisión de Julio Cobos de desistir en participar de las elecciones de octubre próximo al cargo de presidente de la Nación, deja varias lecturas a la vista. En primer lugar, la más obvia, que tiene que ver con su enojo por el respaldo que el radicalismo le dio a Ricardo Alfonsín esta misma tarde.
Ya en su momento, el Vicepresidente se había mostrado molesto con la proclama oficial que el radicalismo había hecho sobre la figura de Alfonsín. En ese marco, era evidente que este nuevo respaldo echaría más fuego al enojo del vicepresidente.
En segundo lugar, ha quedado totalmente a la vista la crisis que vive hoy el radicalismo en su seno y que se intentó ocultar vanamente. Lo ocurrido se suma a la larga lista de “gestos” que ostentaron falta de consenso entre los referentes radicales, quienes parecen priorizar a los medios de prensa antes que a las reuniones privadas a la hora de hacer anuncios oficiales.
En tercer lugar, el desistimiento de Cobos es una carta de triunfo para el kirchnerismo a pleno. Luego de la discusión que generó la derogación de la Resolución 125 —con el célebre voto “no positivo” por parte del Vicepresidente—, Néstor Kirchner juró a sus colaboradores que no cejaría en sus intentos para destruir al mendocino, tarea que continuó su esposa luego de su desaparición física a través, no solo de la política, sino también de la prensa oficial.
En ese marco, la decisión de Cobos ha sido el golpe final que siempre había soñado el oficialismo, lo cual se potencia si se tiene en cuenta que se da en pleno año electoral.
En otro orden de cosas, la venal locuacidad mostrada por Cobos —hombre poco afecto a hablar— a la hora de mencionar los motivos que lo obligaron a tirar la toalla, dejó al descubierto el enojo que le provocó el respaldo de la UCR a Alfonsín y su propia incomodidad al tener que desistir de ser candidato en octubre.
En argumento casi calcado al esgrimido por Ernesto Sanz, el Vicepresidente habló de que “no están dadas las condiciones” para participar en las elecciones primarias y aprovechó para criticar al radicalismo. "Debe dejar de hacer tantos actos" y "ponerse a trabajar en serio de una propuesta", advirtió, en aparente mensaje al titular del partido Ángel Rozas.
¿Qué hará Cobos de su vida política? Ese es el gran interrogante que el periodismo deberá desovillar a partir de ahora. En medio de rumores que intentan posicionarlo tanto como candidato a gobernador de Mendoza, como a primer diputado nacional por la UCR, sumado a los intermitentes acercamientos con Eduardo Duhalde —“Puede haber simbiosis”, admitió hace unos días frente a la posibilidad de un acuerdo entre ambos—, se espera que el Vicepresidente no dé demasiados indicios de sus próximos pasos, sino hasta que esté totalmente seguro de cuál será la mejor estrategia a seguir.
Aunque suene disparatado, esa conducta es parte de su intrínseca naturaleza: la misma que lo llevó intempestivamente a bajarse de una candidatura que hasta hace menos de 24 horas estaba asegurada.