¿Fue una victoria del kirchnerismo la de Salta? Sí y no. En principio, habría que decir que no, porque el victorioso Juan Manuel Urtubey se encargó de despegarse del oficialismo, antes y después de su victoria. “Salta eligió gobernador, no un delegado del Gobierno nacional”, aseguró para que no quedaran dudas de su postura.
En el mismo sentido, el kirchnerismo impulsó —aparato mediante— al candidato menemista Walter Wayar, quien terminó tercero en las preferencias electorales, bien lejos de Urtubey y el controvertido Alfredo Olmedo, del PRO.
Sin embargo, hay una realidad que no puede taparse con un dedo: Urtubey ha sido la creación de Cristina Kirchner, a quien el Gobernador conoció a principios de 2003 cuando ambos integraban la poderosa Comisión de Asuntos Constitucionales, uno en el Senado y otro en Diputados.
En esos días, Urtubey era un funcionario con poca gravitación política a pesar de provenir de una familia de gran relevancia en la partidocracia salteña. Lo que permitió que llegara a disputar la gobernación de esa provincia fue la obnubilación que provocó su estampa a los ojos de Cristina Kirchner quien, a partir de allí, le aportó todo el aparato necesario para que ganara las elecciones en 2007.
La historia de los encuentros secretos entre la hoy Presidenta y el Gobernador, son un secreto a voces en los corrillos del Congreso de la Nación. Muchos coinciden en asegurar que, si no hubiera sido por Cristina —y Néstor, eventualmente— Urtubey jamás hubiera alcanzado su sueño de ocupar el Ejecutivo provincial.
En conclusión: Urtubey le debe su victoria al Frente para la Victoria de manera implícita, por más que hoy quiera despegarse del otrora vínculo con los Kirchner.
Él lo sabe y Cristina lo sabe… no casualmente fue la actual mandataria la primera en llamarlo para saludarlo por la victoria de ayer.
Christian Sanz