"Acá hubo una cadena de errores", dijo oportunamente Irene Hurtig, media hermana de María Marta García Belsuce. Si bien hablaba del accionar de la Justicia en torno a este expediente, la frase bien podría aplicarse a la errática conducta de la propia familia a lo largo de los años.
El 27 de octubre de 2002, día en que murió María Marta, fue el comienzo de una cadena de desaciertos que hoy han llevado a que se lleve adelante un proceso para determinar el eventual encubrimiento del crimen por parte de ese mismo clan.
En realidad, lo que estos denominan "errores", son permanentes contradicciones y mentiras familiares —usadas como coartadas para zafar de una segura condena— que han sido rebatidas a lo largo del tiempo. No es casual que la mayoría de los que estuvieron de una manera u otra involucrados en esa investigación coincidan en sentirse traicionados por este mismo clan. ¿No es revelador, por caso, que el fiscal Diego Molina Pico coincida con la masajista Beatríz Michelini en tal sentido?
Hoy se sabe que la familia mintió, eliminó pruebas, limpió el lugar del hecho, detuvo a la policía que se dirigía al sitio del crimen y hasta quiso cremar el cuerpo de María Marta. Es lógico que, si se analizan esos hechos por separado, pueden parecer "simples torpezas"; pero cuando se mira todo el panorama en conjunto, esto dista de ser un mero error.
La estrategia de la familia es justamente esa: forzar a los medios a analizar cada cosa en particular, apelando a supuestos testimonios y pruebas que no existen en el expediente o que, si existen, son "reinterpretados" en beneficio del clan. De esa manera, intentan echar confusión para que la sociedad dude. No importa si la gente les cree finalmente o no: en el mar de las dudas, la afirmaciones de la Justicia también perderán credibilidad.
Sin embargo, ¿pueden equivocarse tantos fiscales y jueces a la hora de sospechar de la familia? ¿No es demasiado estúpido creer, como dice el clan, que las acusaciones solo se sostienen en los supuestos deseos de venganza del fiscal Molina Pico?
Como sea, en la tarde de ayer la masajista Michelini terminó de echar por tierra la última pretensión de la familia, que insistió en sostener que fue ella la primera en llegar detrás de Carlos Carrascosa el día que mataron a María Marta. Según estos, sería la voz de Michelini la que se escucha detrás del llamado del viudo a la obra social pidiendo auxilio.
Mal que le pese a estos, el testimonio de la mujer ha sido refrendado por los vigiladores del lugar, que dieron fe respecto a que era imposible que Michelini se encontrara en el sitio del hecho a las 19:07, ya que aún aguardaba para ingresar al Carmel.
En fin, ¿cuántas mentiras más deben develarse antes de que se descorra el velo de la verdad? ¿Cómo se puede subestimar de tal manera al periodismo, la Justicia y la sociedad toda?
A la hora de hablar de situaciones embarazosas, no estaría de más preguntarse por qué la familia omite hablar del paso de Carlos Carrascosa por el Banco General de Negocios, entidad dedicada a lavar dinero para diversos grupos mafiosos vernáculos y foráneos. ¿Es casual en ese sentido que la mayoría de los integrantes de este clan se dediquen a ser operadores bursátiles? ¿Por qué ese revelador dato es sistemáticamente ocultado por la familia?
Ese silencio está debidamente estudiado: de lo contrario, se revelaría el móvil de la muerte de María Marta, vinculado a millonarias operaciones de blanqueo de dinero en beneficio de sospechosos financistas mexicanos. No se trata de una versión periodística, sino de un dato que surge de dos importantísimas fuentes de información:
1-Las computadoras de María Marta secuestradas por la Justicia, donde hay docenas de transferencias sospechosas. Por caso, hay rastros de un archivo llamado "Bicho" en donde aparece una carta dirigida a Vicente Fernández Ocampo, de la firma Exprinter en la que Carrascosa y su mujer solicitan transferir el saldo de su cuenta al Northern Trust Intl. Bank, de Nueva York. Se trataba de los meses del corralito financiero y ningún dinero podía salir del país sin autorización expresa del Banco Central.
Como publicó Tribuna oportunamente, las conexiones del grupo llegaban hasta el mismísimo Banco General de Negocios donde trabajó el hermano del "Bicho" Fernández Ocampo. El BGN, de los hermanos Rohm, fue investigado por lavado de dinero en una causa donde se registró el blanqueo en la Argentina de, al menos, 2,5 millones de dólares del Cartel de Juárez, liderado durante la década del noventa por Amado Carrillo Fuentes, conocido como "El Señor de los Cielos".
2-El testimonio de un ex jefe de Interpol apellidado Ponce Edmonson, quien admitió ante este y otros colegas que había operaciones cruzadas entre narcos mexicanos y los Belsunce.
Ante semejante panorama, no es menor el dato de que Carlos Carrascosa hubiera sido señalado como "lavador de dinero" mucho antes de que María Marta fuera asesinada ni que su nombre apareciera mencionado tangencialmente en el informe de lavado confeccionado oportunamente por Elisa Carrió.
En los días venideros, los testimonios de vigiladores, vecinos y otros testigos, terminarán de echar por tierra los argumentos esgrimidos hasta ahora por la familia. Cuando ello ocurra, muchas verdades incómodas volverán a florecer y ciertos periodistas a sueldo del clan deberán dar explicaciones de las falacias que han sostenido a lo largo de los años.
También será momento de enfocarse en esta nueva línea de investigación, donde todos los rastros se pierden en las arenas del narcotráfico mexicano.