En el marco del expediente que investiga el tráfico de armas a Ecuador y Croacia, fallecieron varios testigos que, de una u otra manera, podrían haber ayudado a echar luz para llegar a la verdad.
El primer caso se dio en 1996, cuando murió el general Juan Carlos Andreoli, interventor de Fabricaciones Militares, curiosamente de una manera muy similar a la del hijo del ex presidente Carlos Menem: al caer el helicóptero en el que viajaba sobre el Campo Argentino de Polo.
Fallecieron en ese mismo acto otras 10 personas, incluido el coronel Rodolfo Antonio Aguilar, ex agregado militar en Perú, citado como testigo en la causa por venta de armas a Ecuador y una cuñada del general Balza.
En noviembre de 1995 murieron nueve personas en la explosión de la fábrica militar de armas de Río Tercero, en Córdoba. No se sabe aún si hubo sabotaje para ocultar pruebas y faltantes de armas.
Vicente Bruzza, técnico de la planta de Río Tercero, murió en 1998 de un ataque cardíaco. Había denunciado irregularidades en la explosión y en la exportación de armas.
Francisco Callejas, otro técnico de Río Tercero, murió de un paro cardíaco tres meses después de declarar ante el ex juez Jorge Urso. En el año 93, había viajado a Croacia para calibrar tres cañones de 135 milímetros.
¿Casualidades o causalidades?
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1