Cuando el brigadier retirado Ernesto Crespo fue convocado por el juez mendocino Jorge Burad, en el marco de la causa de la radicación irregular de Monzer Al Kassar en la Argentina, declaró que no conocía al sirio "pero bien pude haberlo tratado. Tratamos con gente que ofrece armamentos, gente que no puede compararse con un enviado del Vaticano, porque son gente poco recomendable".
Sin embargo, en 1986, la Fuerza Aérea había invitado a varios traficantes de armas internacionales a visitar el Area Material Córdoba. Entre ellos estaban Al Kassar, el armenio Dino Aris Seferian Andisco y el francés Bernard Stroiazzo-Mongin. Los tres formaron una especie de joint-venture para vender armas argentinas a diversos países, entre ellos Croacia y Sri Lanka.
Stroaiazzo-Mongin operaba desde Madrid a través de la sociedad Spanco, que además tiene oficinas en Suiza. Seferian Andisco, también tiene sus oficinas en la capital española, que giran bajo el nombre de CIC Ibérica. En 1985, un año antes de pasearse por Córdoba, el tándem Stroaiazzo-Seferian había efectuado una clásica triangulación bélica transportando bombas de fragmentación denominadas cluster, producidas por FAMAE, del conocido traficante chileno Carlos Cardoen. Con falsos certificados de destino final a Nigeria, el cargamento llegó finalmente a Teherán. La operación se respaldó con cartas de crédito de los bancos iraníes Jomhouri Iskami y la Banca Meli. Gracias a los buenos oficios del argentino Dino Zenaty —por entonces director del Banco Arabe—Español, Stroiazzo y Seferian obtuvieron unas ganancias de 7 millones de dólares.
Cuando el entonces presidente Carlos Menem firmó el primer decreto secreto autorizando la venta de armas a Croacia, tanto Al Kassar como sus “compañeros de andadas” tenían más que aceitadas sus relaciones comerciales en la Argentina.
Tal como ya hemos visto, el 27 de agosto de 1991, Menem había firmado el decreto 1697 “S” (secreto), autorizando a Fabricaciones Militares a vender 25 mil FAL "con destino a Panamá". Poco después, el 31 de octubre de aquel año, un segundo documento secreto que lleva el número 2283 completó la operación con 16 cañones Otto Melara de 155 mm y unos 117 containers "con material bélico secreto". Las armas partieron en el carguero maltés Rijeka Express "con destino al puerto de Barcelona". Mientras, los organismos internacionales que controlaban el cumplimiento del embargo de armas decretado por Naciones Unidas contra Croacia, durante el conflicto de los Balcanes, dictaron una orden de busca y captura del carguero maltés. Los mecanismos de localización no dieron resultado, probablemente porque el barco fue repintado y cambió de nombre en alta mar y jamás pasó por Panamá ni por Barcelona, donde lo esperaron agentes de varios servicios de inteligencia occidentales. Finalmente, las armas argentinas fueron desembarcadas en Croacia.
Fabricaciones Militares recibió en su cuenta 5518-01-001 en el Banco Nación de Nueva York casi 8 millones de dólares. El 8 de abril de 1994, uno de los "lobystas" locales que abrieron puertas de importantes despachos a los traficantes, y que aún no ha podido ser identificado, percibió su comisión a través de la cuenta 69-3-03 del MTB Bank, también de Nueva York. La clave de dicha cuenta era "DAFOREL", anagrama de la palabra "ALFREDO".
Pero para entonces Al Kassar había sido encarcelado en España por orden del juez Baltasar Garzón. No obstante eso, el trío siguió actuando. El 14 de enero de 1993, Menem volvio a estampar su firma en otro decreto secreto —el número 47—, autorizando la venta de cuatro aviones Pucará a Sri Lanka por casi 11 millones de dólares.
Los que se encargaron de que los aviones salieran de Argentina fueron Seferian y Stroiazzo. En abril de 1996, en los depósitos fiscales que controla Edcadassa en Ezeiza, fueron descubiertos los containers despachados por la empresa Sistemas Tecnológicos Argentinos, con repuestos para los Pucará, con destino a Sri Lanka.
La muerte del hijo del Presidente
Según fuentes oficiales del menemismo —consultadas en el marco de la investigación del libro Maten al hijo del Presidente—, aparte del tema de la venta ilegal de armas Carlos Menem Jr., muerto el 15 de marzo de 1995 cuando cayó el helicóptero en el que viajaba, intentaba develar desde dentro del seno del poder una supuesta red vinculada al tráfico de drogas, que podía llegar a comprometer a varias personas de las más altas esferas de la Casa de Gobierno.
Es probable que, debido al lugar que ocupaba junto a su padre en Balcarce 50, haya visto de manera casual, muchas cosas raras.
Según personas que fueron allegadas a Carlitos Menem y en estricto “off the record”, esto era un hecho. Esas fuentes aseguran que Junior acumulaba constantemente información en ese sentido. “Tal vez en lo que se equivocó fue en creer que su padre no estaba vinculado a estos temas”, arriesga alguien que tuvo íntima relación con él en sus últimos meses de vida. Nada descabellado teniendo en cuenta que el tema drogas ya había salpicado al Gobierno en diferentes oportunidades.
Para poder entender estas relaciones, hay que retroceder en el tiempo y ubicarnos en 1988: año en el que Carlos Menem compitió en las internas presidenciales contra Antonio Cafiero por la conducción del partido justicialista.
Según afirmaciones “fuera de grabador”, los fondos que financiaron la campaña de Carlos Menem ese año, estuvieron vinculados con el tráfico de droga: cárteles de Colombia, personajes como Alfredo Stroessner, Muamar Khadafi, Manuel Noriega, Hafez el Assad y Alfredo Yabrán, entre otros. Según el libro Narcogate del periodista Román Lejtman, uno de los narcotraficantes implicados, Ramón Puentes le dijo a su abogado en algún momento: “Que Menem no nos moleste, porque sino yo denuncio que pusimos dos millones de dólares para la campaña electoral”.
El 10 de abril del ‘88, Antonio Cafiero convocó a los que eran hombres de su confianza en ese momento: Manuel De La Sota, José Luis Manzano y Carlos Grosso. Una vez reunidos en la residencia de Cafiero, Manzano ofreció como arma para dirimir la pugna interna del partido, una carpeta con información sobre la relación de Menem con el narcotráfico y la venta de armas en los países árabes. Cafiero rechazó la oferta.
En ese mismo año, Jacobo Timerman, conocido periodista de los años ‘60 y ’70, declaró en una entrevista publicada por la revista Somos que “el narcotráfico va a usar al menemismo para entrar a la Argentina”. Esas declaraciones le valieron una querella por parte de Menem.
Había varios motivos que le hacían pensar de esa manera. Por un lado, Menem insistía con la idea de crear un puerto franco en la Isla Martín García. Timerman se preguntaba quien podía utilizar un lugar así. “...Ese puerto franco era el puente para el lavado, la entrada del dinero que el narcotráfico recoge en algunos países, especialmente Estados Unidos y su pasaje hacia el Uruguay donde queda blanco, legalizado”.
“Cuando (a Menem) se le explicó que por el acuerdo con Uruguay que había firmado Perón en su última presidencia no se podían construir obras en la isla, inmediatamente propuso Puerto Iguazú. Esa obsesión e insistencia eran desconcertantes”.
Otro de los motivos que llevaban a Timerman a desconfiar del futuro presidente Menem eran sus relaciones con Siria. Ni bien hubo triunfado contra Cafiero en la interna justicialista, viajó a Damasco y tuvo una reunión con el presidente Hafez El Assad, quien según Timerman es el “más grande narcotraficante del mundo”. Agregó el periodista que “No se sabe de que conversaron. Pero ¿Qué interés puede haber en una entrevista con El Assad, un hombre que sobrevive solamente a través del narcótico?(...) ¿Porqué Siria empezó a meterse en la Argentina, en el mundo de la coca, del narcotráfico de América Latina, en este momento de tantos sirios en el gobierno?”.
En el mismo sentido, Timerman aseguró que la embajada de Estados Unidos le entregó al entonces presidente Alfonsín en 1989 información sobre altos funcionarios que en Salta, Catamarca y La Rioja se dedicaban al narcotráfico.
Según el libro “El jefe”, de la periodista Gabriela Cerrutti, en el año 1968, Marta Ocaño, una mujer sindicada como amante de Carlos Menem, se presentó en la delegación provincial en la Rioja de la Policía Federal y declaró que “(con Carlos Menem) iban juntos al puerto de Buenos Aires a recibir drogas”. En la misma línea son muy sugestivas las vinculaciones del ex mandatario con personas que luego fueron detenidas en el marco del tráfico de drogas. Uno de ellos fue Lata Liste, a quien Menem designó como comisario de la Expo-Sevilla ’92. Otro personaje fue Emilio Jaján, quien fue detenido en Orlando (Florida), bajo cargo de lavar dinero proveniente del narcotráfico. Jaján aseguró a los agentes que lo investigaban que “podía conseguir una audiencia con el presidente de la Argentina y valijas diplomáticas para transportar sus billetes”.
Concluyendo
El cruce de los interminables “negocios” de Carlos Menem no solo fueron disparadores de dos elocuentes atentados en la Argentina, como fueron los de la Embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994, sino también la muerte de su propio hijo.
Ayer, cuando fue sobreseído en la causa armas, merced a un pacto no escrito con el kirchnerismo, el ex presidente debe haber recordado la figura de su vástago.
Su muerte fue la dura condena que la Justicia no pudo lograr.